Hace unas semanas me llegó a casa este ejemplar de El verano antes de la guerra. Cuando leí su sinopsis, supuse que la historia versaría sobre dos jóvenes que se conocen un verano más complicado de lo normal y tratarían de encontrar la forma de luchar por su amor a pesar de las circunstancias que podrían encontrarse. Es decir, esperaba el típico libro romántico con mucho drama y bastante predecible, de lectura ligera para pasar un par de tardes en la piscina.

Me equivoqué. Mucho. La historia no tiene nada que ver y me ha sorprendido gratamente.

Nos encontramos en Rye, una pequeña ciudad rural del sur de Inglaterra a comienzos del siglo XX. El clima de verano y las descripciones detalladas de la autora nos sitúan en una Inglaterra idílica donde conoceremos a varias familias y personajes de lo más variado, que verán interrumpida su rutina diaria por la inminente llegada de la guerra.

Beatrice Nash, llega a la ciudad en busca de un trabajo que le llene y le ofrezca la independencia económica y social de la que no dispone por ser mujer, huérfana y soltera. La sociedad de su tiempo limitará todavía más sus proyectos al verse sola en una ciudad nueva repleta de ciudadanos de arraigadas costumbres e indiscriminados prejuicios. A su llegada, conocerá a la familia Kent, compuesta por Agatha, una mujer de liderazgo nato, y John, su esposo y funcionario de alto rango, quienes acogen en su casa de campo a sus sobrinos Daniel, un poeta con grandes sueños, y Hugh, un joven cirujano. La amistad que Beatrice entabla con estos personajes será la más sincera y afectuosa.

Pero, además, tendrá que enfrentarse al arrogante matrimonio de alcaldes Fothergill, su casera la señora Turber, y se relacionará con otros personajes de no tan buena reputación como los gitanos romaníes que viven en las afueras de la ciudad o la creciente oleada de sufragistas que se harán un hueco en los comités de Rye.

Creo que lo más destacable del libro es el mensaje y la crítica que la autora hace de una sociedad conservadora, donde se cuida cada detalle para guardar las apariencias, donde los modales y las normas sociales determinan las relaciones y los honores de cada uno de los personajes. Nos muestra familias de diferentes status sociales y como cada una de ellas actúa en determinadas situaciones: la acogida de refugiados, la cooperación y el deber para con la guerra, las invitaciones sociales a tomar el té, cenar o asistir a bailes, etc. Pero además, como la llegada del horror de la guerra cambia pensamientos y hace evolucionar a los personajes a otro tipo de vida más liberal.

Aunque es un libro que recomiendo al 100%, no es para todo el mundo. Se trata de una historia que se cuece muy a fuego lento, con muchísimas descripciones de las escenas, los personajes, los paisajes, etc., donde parece que nunca ocurre nada, y sin darte cuenta la vida de sus personajes ha dado un giro radical. Para mí, es un libro de 5 estrellas perfecto para leer este verano.

A finales de los años veinte del siglo pasado, Estrella y su hermana Alma, llevan una vida privilegiada como hijas de marqueses, propietarios de una casa solariega y una mina de hierro en un pequeño pueblo del Cantábrico. Crecen rodeadas de fiestas y lujos, pero también marcadas por un poderoso misterio. Porque éstas, no son como las otras niñas: herederas de un extraño don que pasa de generación en generación entre las mujeres de su familia, viven a la sombra de una maldición según la cual una de las dos morirá antes de cumplir los quince años. Será la superviviente la que nos narre en primera persona, y siguiendo un hilo cronológico lineal roto por algunos flashbacks, la historia de esta familia de mujeres tan «peculiares», así como la historia mundial en este periodo, desde la crisis del 29, a la Guerra Civil y a la Segunda Guerra Mundial, incluido el horror nazi.

El realismo y la fantasía conviven armónicamente como dos caras de la misma moneda. La violencia, el egoísmo, la opresión de la mujer, la capacidad para levantarse tras las derrotas y reinventarse, los laberintos del amor, la dificultad para juzgar a las personas, son algunas de las cuestiones que toca este relato protagonizado por una joven extraordinaria, crecida en un entorno de leyenda.

Una novela que utiliza la fuerza de la naturaleza y se divide según los cuatro elementos: el fuego, el agua, el viento y la tierra, los cuatro elementos que puede dominar con su poder nuestra protagonista. La magia y lo sobrenatural se mezclan con algunos de los episodios más horribles de la historia del siglo XX sin desentonar. Creando una trama sólida en la que lo real y lo mágico van paralelos, con personajes complejos y un desenlace perfecto. 

La mala semilla es un thriller muy tenso, con una trama, que en principio, podría parecer de lo más común. Sin embargo, los acontecimientos se suceden sin descanso, hasta desentrañar un asesinato extraño y rodeado de misterio, en un pequeño municipio rural tranquilo y apacible.
Lo que más me ha gustado, sin duda, ha sido la actitud de la teniente Manubens. Una mujer fuerte que no se deja vencer por las circunstancias, luchadora y apasionada en su trabajo, a pesar de encontrase en un mundo de hombres que tratan de desprestigiarla y mantenerla en segundo plano. Ella, sin embargo, se alza sobre todos ellos, gracias a su perspicacia e inteligencia, y una buena dosis de carácter guerrero.
Tengo que admitir, que al comienzo, me costó mucho engancharme, y que lo mejor del libro se encuentra concentrado en sus últimas 200 páginas. Los primeros capítulos, bastante introductorios van creando pequeñas ramas de diversas tramas que confluyen en un único punto final. Mientras avanzas en la lectura, el autor va dejando pequeñas pistas de cada situación y personaje, haciéndo creer al lector, que puede adivinar quién es el asesino y porqué. No obstante, juega estupendamente con esto, pues el asesino es el que menos podrías esperar. Me sorprende como el autor ha sido capaz de crear tantas situaciones diferentes que tuviesen relación entre ellas y así, no dejar ni un sólo cabo suelto, y con un final bastante bueno.
Quizás, lo que menos me ha gustado, han sido las constantes referencias a la ciudad, provincia y pueblos donde se desarrolla la acción, así como de lugares y calles específicos, que a veces, más que un relato, parecía un panfleto turístico del ayuntamiento del municipio.
En rasgos generales, es una lectura sencilla, rápida, muy entretenida y misteriosa, que crea tensión e intriga y que te mantiene pegado al libro para descubrir toda la verdad.

Era la primera vez que leía a Jennifer Probst, me la habían recomendado miles de veces y por fin he tenido la oportunidad de descubrirla. Su pluma me ha sorprendido por su sencillez, frescura y elegancia. Aunque este libro pertenece a una serie, y es el segundo, tenía entendido que puede leerse por separado, aunque aparezcan personajes anteriores, y así ha sido.

Tal y como se cuenta en el libro anterior, la historia se desarrolla en torno a la Agencia de citas Kinnections, la cual cuenta con altos porcentajes de éxito en sus emparejamientos. En este caso, la protagonista del libro es Kennedy Ashe, una de las propietarias, que sin embargo, todavía no ha hallado el amor. Ésta, es experta en transformar a sus clientes para sacar de ellos su mejor versión, y así, encontrar a la persona adecuada para emparejarlos. Al inicio, este personaje se nos presenta como una mujer sexy, guapa, coqueta y algo superficial. Pero, durante la lectura conoceremos a una persona completamente distinta, una chica con un pasado traumático, cuyo recuerdo, todavía sigue condicionando e influenciando su vida.

Por otro lado, encontramos a Nate, un chico muy inteligente que trabaja como ingeniero aeroespacial. Toda su vida gira en torno a su trabajo, y por tanto, su vida social es bastante escasa. Por lo general, su vida amorosa no ha sido muy buena, pero está dispuesto a encontrar una esposa. Todo lo que sabe sobre las mujeres se debe a su hermano Connor, con pocas aspiraciones y bastante machista, lo que hace que el comportamiento de Nate con las mujeres no sea adecuado. Tras un par de citas desastrosas, Kennedy decide ayudarle y convertirlo en su cliente. Así, comenzará a conocer a un chico que romperá sus barreras amorosas.

Los personajes, aunque para mi gusto no son el fuerte de la historia, tienen la suficiente profundidad para empatizar con ellos y parecer reales. Me ha gustado mucho los tintes feministas de la protagonista, con los cuales trata de enseñar a Nate a tratar con mujeres. Sin embargo, en varias ocasiones, se refiere a él como un «friki empollón», y tiene miedo de que él descubra su pasado. Para ello, Kennedy se ha convertido en una mujer diferente y trata de ocultar algunos aspectos de sí misma, como el hecho de haber estudiado ciencia, por lo que se consideraba una «friki empollona». Y me pregunto yo, ¿qué tiene de malo ser guapa, sexy y que te guste la ciencia? Creo que esto, es lo que menos me ha gustado, y afortunadamente, se compensa con un gran final y, como he dicho antes, con la bonita narrativa de la autora.

En definitiva, creo que es un libro muy entretenido, que se lee muy rápido y nos relata una bonita historia de amor. Es perfecto para las tardes de domingo.

Un pequeño favor es una novela rodeada de misterio e incógnitas, donde nada de lo que la protagonista creía saber, es tal y como imaginaba.
Destaco el tema de las «amistades desconocidas». Por muy amiga que fuese de nuestro segundo personaje principal, comprende que no la conocía tanto como pensaba, de hecho, no la conocía realmente. Me parece una reflexión importante en cuento a relaciones sociales.
Me gustó mucho el tema de los niños. Que la protagonista tenga que cuidar del hijo de la que cree su mejor amiga, la une irremediablemente a la búsqueda de su amiga y por lo que se ve metida de lleno en la historia.
Algo que no me gustó demasiado, fueron los secretos que la protagonista introduce sobre sí misma en sus entradas de blog, me dio una imagen de ella, muy diferente a la que tuve en un principio y me hizo que no terminase de empatizar con ella. Por otro lado, el resto de personajes me parecen extraños, aunque finalmente encontramos las razones.
Es un libro con tanta intriga, que enseguida engacha y se lee muy rápido. Es muy entretenido para pasar una buena tarde de lectura. Además, la narrativa de la autora es muy fluida y sencilla, lo que hace aún más ligera la lectura.