Cuando leí en su sinopsis que “Las brujas de San Petersburgo” trataba el tema del esoterismo en el contexto histórico de la Rusia zarista en sus últimos años pensé que me engancharía su trama, pero el tratamiento narrativo es tan pobre y tan carente de ritmo que debo reconocer que la novela se me ha hecho un poco tediosa. Entre conversaciones repetitivas, personajes poco tratados, bailes y cenas sociales carentes de contenido interesante, y escasa profundidad en el tema de la magia, van desfilando las páginas y la única intriga que he tenido al pasarlas ha sido por saber qué tipos de argucias utilizarían las protagonistas para ayudar a que la zarina tuviese al ansiado heredero. Ya sabía que al final la zarina lograría tener un niño (aunque bastante enfermo) ya que cuando una novela tiene un trasfondo histórico el margen para la sorpresa es mucho menor y por eso precisamente he echado en falta más elementos para enganchar y capturar al lector, o una mayor dosis de acción que dotara al relato de más vida. Pero nada de nada. Entiendo el intento de tratamiento paranormal que ha querido darle Imogen Edwards-Jones como explicación alternativa a diferentes hechos reales, pero en este caso no ha funcionado en absoluto.

¿Qué puedo decir de esta novela?. Creo que es entretenida, la investigación es ágil y los capítulos van desfilando de forma amena, pero poco más. Lo que menos me ha gustado es que el personaje del que sospeché desde su primera aparición fuese el asesino, de modo que no he disfrutado de ningún elemento sorpresa como suele suceder en libros de este tipo. Los personajes aparecen muy levemente esbozados y, aunque sí que me agrada el ritmo rápido de su narrativa, hubiese preferido que su trama fuese algo más compleja o enrevesada. Este libro puede pasar como una lectura ligera para momentos en los que el cerebro esté más saturado o se necesite una novela tranquila, y tampoco es que sea tan malo, sólo que yo tenía las expectativas bastante más altas. Eso sí, no voy a juzgar a la autora sólo por “El último baile” ya que entiendo que su extenso recorrido como escritora y su séquito de fieles lectores debe obedecer a un motivo de peso, por lo que tendré que leer alguna de sus novelas mejor consideradas para comprobar si este último libro es un tropiezo o una simple publicación de relleno que obedezca a algún requerimiento editorial.

Daniel Wolf empezó su andadura literaria sobre la Edad Media con “La sal de la tierra”, libro con el que descubrí a este escritor que ahora sigo de cerca. Hace bastante poco leí la continuación titulada “La luz de la tierra” y me apasionó tanto que no dudé en aceptar la lectura de su última publicación “El oro del mar” cuando se me presentó la oportunidad. En esta nueva novela la historia se centra en los hijos de Rémy Fleury y su esposa: Michel, Balial y Blanche, que intentan seguir adelante con la actividad comercial heredada de sus abuelos y con la iluminación de libros en el caso de la joven Blanche. Sin embargo, Balial es un muchacho muy descentrado y, tras el asesinato de su hermano Michel y su fracaso en importantes negocios, decide embarcarse en una peligrosa empresa que salve el negocio y la economía familiar. Su hermana gemela Blanche desea acompañarle en esta aventura que les llevará hasta las aguas del mar Báltico y, por el camino deberán enfrentarse no sólo a los caprichos del mar y del clima, sino también a comerciantes sin escrúpulos, tiranos caprichosos, guerreros de otras culturas y otras vicisitudes propias del siglo XIII.

Aunque se trata de una novela interesante en lo que a contexto histórico se refiere y de lectura bastante amena, he echado en falta la garra de Wolf en sus anteriores libros. Esta historia es mucho menos turbulenta que las anteriores, define peor a sus personajes, las aventuras son menos apasionantes y carece de personajes antagonistas bien marcados como en “La sal de la tierra” y “La luz de la tierra”. La historia se desvincula casi por completo de la ciudad imaginaria de Varennes por primera vez en toda la saga, algo que no me ha gustado demasiado. En mi opinión, este tercer libro baja bastante el nivel con respecto a los primeros, por lo que me ha desilusionado un poco, a pesar de que creo que su lectura sigue siendo recomendable para los asiduos del género histórico.

No acaba de ser un libro memorable puesto que, aunque la historia me ha parecido bastante bonita y entretenida y entiendo muy bien la idea que quiere transmitir la autora, creo que le falta bastante desarrollo a los personajes, que algunas escenas o diálogos se hacen repetitivas y redundantes y que la narrativa de la historia es demasiado simplista para mi gusto personal. “Soñar bajo el agua” puede ser un libro para leer entre lecturas más densas y que puede aportar algo al lector, pero no va mucho más allá y creo que podría haber sido mejor porque la idea es buena. No he podido evitar acordarme de “Tomates verdes fritos” por el paralelismo de una mujer que entabla amistad con una anciana que le va contando su vida y que se convierte en un pilar fundamental para superar sus problemas, salvando las enormes distancias en lo que a calidad y originalidad se refiere.

En definitiva, un libro para entretenerse, pasar un rato y leer sobre la importancia que algo tan cotidiano como una piscina, por ejemplo, puede tener para algunas personas. Con respecto a su final es algo triste aunque previsible y me hace pensar que la escritora puede tener madera para escribir, pero que todavía le falta mucho desarrollo,

“El monarca de las sombras” es el nuevo libro de Javier Cercas, un escritor que ya había profundizado en el tema de la Guerra Civil española con su exitoso “Soldados de Salamina” tema que retoma en esta última obra orientada a desvelar un pasado que precisamente siempre ha querido ocultar: la existencia de un familiar que luchó en el lado falangista y murió en combate. Ya en su día leí “Soldados de Salamina” y había olvidado el estilo narrativo de este escritor, por lo que ha sido un placer disfrutarlo de nuevo. Esta última publicación no es una novela al uso, ya que Cercas interviene en la historia en primera persona, contando su trabajo de documentación e investigación para unir las piezas del rompecabezas sobre lo que le pasó a su enigmático antepasado, y descubriendo por el camino que no todo es negro o blanco, sino que hay que tener en cuenta muchos factores para comprender el comportamiento de una persona.

 En “El monarca de las sombras” Javier Cercas cuenta el proceso que experimentó hasta decidirse a indagar y posteriormente escribir sobre Manuel Mena, un familiar que luchó en la Guerra Civil española y del que su ya anciana madre siempre había hablado, recordándolo como una gran persona y todo un héroe. Pero el hecho de que este antepasado que murió en una batalla con tan sólo 19 años luchara en el bando franquista siempre avergonzó al autor, quien se empeñó en obviar y ocultar esta lacra de su familia. Sin embargo, mientras Cercas investiga lo sucedido con el joven a través de documentos oficiales y, sobre todo, de la memoria de los habitantes del pueblo extremeño en el que nació Manuel Mena, descubre los motivos y creencias que llevaron al chico a luchar en el lado equivocado, injusto y despiadado de uno de los peores episodios de la historia de España. Así, este original relato va mezclando impresiones y datos subjetivos con otros reales y documentados, dando lugar a una novela de investigación e historia en la que el autor va creciendo también para acabar teniendo una visión más clara y a la vez propia de lo ocurrido, tras una especie de catarsis que le hace empezar a ver las cosas de otro modo.

Cercas parece perseguir en este libro la idea de que la Guerra Civil española fue un duro revés a la República imperfecta, pero mucho más justa y democrática que el periodo de dictadura que se instauró después, sin dejar de recalcar que ambos bandos (republicano y franquista) cometieron atrocidades casi por igual, haciendo que incluso en pueblos pequeños se rompiese la armonía entre los propios vecinos. Del mismo modo, el escritor va descubriendo que esta guerra también supuso un engaño para muchos que, como Manuel Mena, luchaban por unos ideales que se alejaban bastante del objetivo real de unas fuerzas que querían aplastar cualquier resquicio de libertad. Cercas llega a plantearse hasta qué punto una persona puede juzgar la moralidad o inmoralidad de los actos de una persona sin tener en cuenta su situación, contexto y otros muchos factores.

En definitiva, “El monarca de las sombras” es una novela original y diferente que invita a la reflexión y que, además, aporta información histórica. La recomiendo con creces, sobre todo porque el estilo narrativo de Cercas se disfruta muchísimo, con frases de una belleza casi poética y diálogos ágiles y llenos de matices que le dan una sensación de realidad y verosimilitud a la historia.

Pablo Rivero es un actorazo que lleva años dando vida a un personaje de la queridísima serie de Televisión Española “Cuéntame cómo pasó”, además de haber aparecido en varias películas, y nunca hubiese pensado que este actor que ha crecido interpretando al hermano mayor de la ficticia familia de los Alcántara, escondiese el don de la escritura. “No volveré a tener miedo” es la carta de presentación de Pablo, un drama contextualizado en 1994 que no tarda en enganchar al lector para no dejarle marchar hasta llegar a la palabra fin.

Y es que este final es de los que se conoce desde el principio. El lector sabe que la familia protagonista va a ser asesinada y asiste a la última semana de vida de sus miembros con sus miedos, problemas y conflictos diarios. Todo empieza con la marcha del padre una noche tras una discusión con la madre y, poco a poco, se va conociendo a los personajes de esta familia disfuncional en la que los padres se maltratan mutuamente, el hijo pequeño tiene una relación completamente dependiente con su progenitor y el mayor, un adolescente inconformista que se siente ajeno a todo, se refugia en su sexualidad de manera compulsiva para escapar de la realidad. El ir sabiendo cada vez más de la vida de esta familia atrapa al lector, pero lo que hace más interesante la trama es el saber que cada día que pasa es uno menos en la vida de algunas de estas personas y la intriga por saber quién es el asesino hace que sea imposible parar de leer.

Ya decía el grandísimo Alfred Hitchcock que siempre prefirió el suspense a la sorpresa, porque el espectador estaba en vilo todo el rato y prestaba más atención a una escena si, por ejemplo, sabía que había un bomba que explotaría, mientras que si no lo sabía la sorpresa duraría sólo un instante. Pues esta teoría cinéfila parece funcionar perfectamente también en un libro, porque precisamente es ese suspense e intriga  lo que da valor a cada día que pasa en la vida de los protagonistas antes de los hechos finales, haciendo que el lector se implique más en la historia sabiendo lo que va a pasar cuando llegue al último día: cada acción, pensamiento, esperanza y recelo de cualquiera de los personajes se hace más significativo por ser los últimos de sus vidas y esta pauta marca el libro desde el principio hasta el final, con un ritmo bastante ágil y ameno.

Otra cosa que me ha gustado mucho de “No volveré a tener miedo” es la estética noventera que rezuma, porque le tengo mucho cariño a esta década en la que viví parte de mi infancia y adolescencia. Los guiños a los ídolos musicales del momento como Kurt Cobain, a las videoconsolas y juegos de la época, y a programas del día a día de la televisión en España como el “Telecupón” y las tertulias, recrean esta atmósfera de nuestro pasado reciente del que es inevitable no sentir nostalgia.

Recomiendo con creces este drama hipnótico cargado de momentos sobrecogedores que se lee casi de una sentada si se tiene tiempo y que te absorbe de principio a fin. Eso sí, te advierto que es uno de esos libros que exigen que te impliques psicológicamente y tiene pasajes duros que te removerán algo por dentro.

La semana pasada recibí de la editorial Penguin Random House el libro de “La pareja de al lado” de Shari Lapena y, debido a su breve extensión, decidí inmediatamente hacerle un hueco entre mis múltiples lecturas pendientes. Se trata de un libro que se lee rapidamente y que me ha parecido bastante entretenido, sin llegar a ser ninguna obra maestra.

 No conocía ni el título de “La pareja de al lado” ni a su escritora: Shari Lapena, pero decidí animarme a leerlo cuando la editorial me ofreció un ejemplar. Después de leer alguna reseña por Internet, así como la sinopsis oficial del libro, pensé que no estaría mal darle una oportunidad a esta historia que gira en torno a un matrimonio que una noche deja en casa solo a su bebé para cenar con los vecinos de al lado. Las consecuencias de esta imprudencia son las que puedes imaginar: el bebé desaparece y los padres empiezan a vivir una auténtica pesadilla mientras la policía se dedica a investigar la desaparición de la pequeña. Además del horror que asola a los padres por no saber el destino de su hija, deben enfrentarse a lo que supone estar en el punto de mira de la policía como posibles sospechosos, y, poco a poco, se van conociendo una serie de secretos e intimidades que nunca hubieran visto la luz si la desaparición no se hubiese producido.

El ritmo de este libro es bastante bueno, su lectura es muy ágil y engancha al lector desde la primera hora, por el simple hecho de querer conocer la identidad del secuestrador (la cual se desvela hacia la mitad del libro de manera bastante sorpresiva) pero dejando para el final la explicación completa de todo lo ocurrido. La trama va saltando casi todo el tiempo de los padres protagonistas (con sus pensamientos y perspectivas de lo ocurrido) hacia el inspector que lleva el caso y sus sospechas que se van aclarando conforme avanza la historia. Aunque llegó un momento en que adiviné algo relacionado con el final, el libro es bastante envolvente y tiene giros inesperados.

Reitero que no creo que sea una obra maestra, ni mucho menos el libro del año, pero este thriller garantiza unas horas entretenidas (y a ratos bastante angustiosas) en las que el lector empatiza con esta situación tan complicada para luego quedarse a cuadros cuando descubre la verdad. Si te apetece leer un thriller liviano y ameno, lleno de secretos e intrigas, este libro te va a gustar bastante, aunque tampoco es el típico título que te marca o aporta algo a la literatura. He leído mucho por redes sociales que este libro se asemeja al best-seller del año pasado “La chica del tren”, pero como yo no he leído dicho libro, no puedo compararlos ni asegurar nada. A mí personalmente “La pareja de al lado” me ha venido genial entre lecturas de otros libros más complejos y de tramas muy diferentes a la de esta historia, así que te lo recomiendo si te ha picado el gusanillo de la curiosidad.

“Una antorcha en las tinieblas” retoma la acción en el punto en el que se dejó en su predecesor, con sus jóvenes protagonistas, Laia y Elias, intentando escapar de Serra huyendo del ejército de los máscaras al servicio del Imperio (un sistema de gobierno tirano y despiadado) con el objetivo principal de rescatar al hermano de Laia, encerrado en una prisión de alta seguridad por sus conocimientos sobre el acero sérrico, al parecer un arma que ayudaría a los académicos (una clase social reprimida por el Imperio) a recuperar su libertad. Por supuesto, el camino hasta la prisión no será nada fácil, y los chicos deberán enfrentarse a un montón de peligros, enemigos e incluso despistar a la mismísima muerte que reclama al valiente Elias a cada momento mientras un veneno circula por su sangre.

La historia, contada desde el punto de vista de los distintos protagonistas, también incluye la perspectiva de Helene Aquilla, una joven amiga de Elias que recibe la orden del retorcido líder del Imperio de asesinar a los fugitivos a cambio de no asesinar a toda su familia. Helene se debate continuamente entre la agonía de traicionar a su antiguo compañero o perder a sus familiares, pero en la búsqueda descubre por casualidad una conspiración tan sorprendente como peligrosa…

“Una antorcha en las tinieblas” es ante todo un libro juvenil bien cargado con todos los ingredientes que aderezan hoy en día las historias para jóvenes: amores imposibles, chicas que se debaten entre dos pasiones, personajes fuertes y rebeldes que se enfrentan al poder dominante y grandes dosis de acción. Pero también debo admitir que este libro es bastante original en algunos aspectos que lo alejan un poco de otros libros para jóvenes. Por ejemplo, presenta una sociedad como la del Imperio romano, pero con un toque futurista y lleno de seres y elementos mágicos, logrando una atmósfera bastante interesante que, para mí, constituye el punto fuerte de esta historia bastante entretenida y que conjuga escenas sosas con otras muy curiosas.

Desde que leí la noticia de que Ildefonso Falcones (uno de mis escritores españoles de novela histórica preferido) iba a publicar “Los herederos de la tierra”, el libro a modo de continuación de “La catedral del mar”, he vivido expectante por leer esta esperada entrega. Por fin la espera ha terminado y los seguidores de Falcones podemos disfrutar de nuevo de la Barcelona medieval asomándonos a la ventana de la historia que tan magistralmente construye este escritor.

 “Los herederos de la tierra” vuelve a situar su trama en el siglo XIV, pero en esta ocasión la historia arranca en 1387 y se centra en la vida de Hugo Llor, el hijo de un marinero fallecido que muy joven logra entrar a trabajar en las atarazanas de la ciudad de Barcelona gracias al aprecio que le tiene Arnau Estanyol, el protagonista de ·”La catedral del mar” que ahora es un anciano prohombre que goza del respeto y el cariño de casi todos los ciudadanos. Pero la vida de Hugo da un giro inesperado cuando la familia Puig (a la que ya odiábamos de “La catedral del mar”) se cobra una antigua venganza de horribles consecuencias. Al final, Hugo encuentra un hogar y aprende una profesión de la mano de Mahir, un judío que elabora vino y que le enseña todos los secretos de un arte que el muchacho irá mejorando a lo largo de su vida. Una vida, por cierto, nada sencilla para un Hugo que se ve envuelto en un sinfín de tramas, traiciones, venganzas y desventuras a las cuales el lector asistirá con un interés creciente conforme avanza la historia.

Por supuesto, al igual que ocurría con su predecesor, “Los herederos de la tierra” supone un retrato vibrante de la Edad Media y toda la oscuridad que esta etapa conllevó: las injusticias sociales, los abusos de los nobles y reyes hacia los pobres, y las persecuciones religiosas sufridas sobre todo por una numerosa población judía, son el hilo conductor de esta historia que se centra en algunos momentos históricos importantes, vistos desde la perspectiva de Hugo Llor. Se hace difícil no meterse plenamente en el relato y sentir cada vez más curiosidad por saber qué será del protagonista cuya vida da tantas vueltas y que se enfrenta a tantas dificultades que es imposible saber cómo va a resolver más de una situación.

En definitiva, aunque hemos tenido que esperar diez años, “Los herederos de la tierra” es un libro que merece mucho la pena y que puede leerse de manera independiente a “La catedral del mar”, aunque yo siempre aconsejo leer los libros en orden. Falcones recrea a las mil maravillas la dureza de una época de sombras, y dota de vida a personajes ficticios que encarnan los miedos, luchas y esperanzas de las personas que realmente habitaron estos siglos, humanizando y acercando la historia a unos lectores ávidos de conocimientos, pero sensibles a las pasiones humanas. Si eres de este tipo de lectores, este libro no te defraudará lo más mínimo.

“El ruiseñor” narra la historia de Vianne e Isabelle, dos hermanas francesas cuyas vidas cambian radicalmente cuando, durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania ocupa el país galo. Vianne se ve obligada a enfrentarse a la pérdida de su marido, llamado a formar parte del ejército  francés y a sacar adelante a su hija pequeña mientras que el hambre, la miseria y el sufrimiento se van haciendo los protagonistas de su día a día en un pequeño pueblo invadido por oficiales nazis que imponen su voluntad constantemente. Por otro lado Isabelle, la hermana pequeña, rebelde por naturaleza y con un carácter fuerte y decidido, se niega a quedarse de manos cruzadas y se dedica a ayudar a un grupo de la resistencia francesa, arriesgando su vida en muchas ocasiones para evitar la expansión del enemigo y salvar a pilotos de los aliados caídos en suelo francés guiándolos hasta España a través de los Pirineos.

 Ambas hermanas adoptan una postura diferente frente a la guerra y el peligro: Vianne, preocupada por la seguridad de su hija, prefiere pasar desapercibida y no enfrentarse a los invasores, concentrándose en sobrevivir y no buscarse problemas con los alemanes ni con los colaboracionistas franceses. Isabelle, por su parte, se levanta  en todo momento contra todo lo impuesto y es incapaz de disimular su rabia ante los invasores, actuando en muchas ocasiones sin prudencia y de forma temeraria. Sin embargo, ambas mujeres evolucionan conforme los años de guerra se van sucediendo y Vianne acaba adoptando una postura más activa frente a la ocupación, ayudando a sus vecinos y amigos marcados por ser judíos, comunistas o homosexuales y poniéndose en peligro en más de una ocasión por evitar las injusticias de su pueblo. Isabelle también se fortalece, pero acaba aprendiendo que la prudencia y la serenidad que tanto reprochaba a su hermana también son importantes cuando la seguridad de un ser querido está en juego.

Este libro me ha encantado por dos motivos fundamentales: el primero es que nunca había leído nada relacionado con la ocupación en Francia durante la Segunda Guerra Mundial y esta historia, aunque con personajes y situaciones de ficción, está enmarcada en un contexto real con acontecimientos y situaciones reales. El sufrimiento y las penurias narradas en este libro (y cosas mucho peores) existieron y Kristin Hannah consigue que el lector experimente este horror a través de los ojos de los personajes de “El ruiseñor”. El otro motivo por el que el libro me ha cautivado es por la simbiosis que experimentan las dos protagonistas femeninas: a pesar de que estas hermanas siempre han tenido una mala relación y sus formas de ser son muy diferentes, acaban comprendiéndose la una a la otra y adoptando las posturas que aprenden de cada una.

“El ruiseñor” es una historia plagada de tristeza y miseria, pero también cargada de esperanza y con la capacidad de superación nacida del amor por los seres queridos como leitmotiv de la obra, y que mantiene en vilo a un lector que grita en silencio de rabia por unos personajes perfectamente creíbles enfrentados a la cara más amarga del ser humano que ven aflorar en ellos la otra cara de la condición humana. En definitiva, una lectura muy recomendable, sobre todo si te gusta la temática de la Segunda Guerra Mundial o el holocausto judío.

“Sobre Grace” es la última novela publicada de Anthony Doerr, escritor conocidísimo en la actualidad por su best seller y ganadora de un Premio Pulitzer “La luz que no puedes ver”. Aunque sea la última publicación de este escritor, es la primera novela que escribió que ahora ve la luz para regocijo de un ejército cada vez mayor de seguidores de su narrativa. Lo cierto es que, para ser su primera obra, “Sobre Grace” es una auténtica joyita literaria.

Aunque todavía no he leído la exitosa “La luz que no puedes ver” me acerqué con mucha curiosidad a “Sobre Grace” y me ha sorprendido y gustado bastante el estilo de Anthony Doerr. La trama se centra en David Winkler, un hidrólogo prácticamente obsesionado por la nieve y preocupado desde niño por unos sueños y visiones que predicen sucesos como muertes de conocidos y seres queridos. A veces sus sueños también auguran cosas agradables como su primer encuentro con Sandy, la mujer de la que se enamora perdidamente y con la que tiene una hija: Grace. David empieza a experimentar la felicidad de tener una familia a la que adora hasta que un sueño nítido y fatídico comienza a perseguirle: ve cómo su pequeña hija muere ahogada en una inundación mientras intenta salvarla. Aterrado, hace todo lo posible por evitar esta catástrofe, pero Sandy se asusta con el extraño comportamiento de su marido y, al final, David decide alejarse de su hogar para burlar el funesto destino de Grace. Huyendo de sus temores, David acaba en El Caribe, donde conocerá a extraños personajes que se convertirán en parte de su vida y de su familia, aunque siempre añorará volver al lado de su mujer e hija, sin saber si quiera si esta última sigue con vida o murió en la inundación que asoló su barriada.

Narrada con una belleza inusual, “Sobre Grace” profundiza en la naturaleza humana, en sus debilidades y fortalezas y se detiene en las cosas pequeñas a las que no damos importancia, pero que se magnifican a través de los ojos de David, quien otorga sentido a cada fenómeno meteorológico, a cada gesto de una persona, a cada aleteo de un insecto… El lector pronto simpatiza con este peculiar personaje, a pesar de ser una persona extraña e inusual y comparte cada uno de sus miedos y anhelos, experimentando incluso la angustia de no conocer lo que ocurrió con su hija y su impotencia por no poder volver a su hogar.

Este libro mezcla de manera extraordinaria la objetividad más rigurosa con una subjetividad total, extremos a los que es capaz de llegar David y muestra aspectos como el amor y la amistad de una manera pura y práctica, dotando a este relato de un aura especial que el lector disfrutará seguro.

Desde siempre he sido bastante aficionada a las historias (reales o ficticias) sobre la etapa de la ocupación de la Alemania nazi y suelo leer todos los libros de esta temática que caen  en mis manos. Por eso, cuando supe de la publicación de “Anna y el Hombre Golondrina”, la primera novela de Gavriel Savit, esperé con ilusión a poder leer esta historia que me ha parecido tan cruel como emotiva.

“Anna y el Hombre Golondrina” cuenta la historia ficticia de Anna, una niña de siete años que pierde a su padre, profesor de lingüística, el día que los alemanes realizan la conocida purga de intelectuales en Polonia. Sola y aterrada, Anna empieza a comprender que no volverá a verle cuando aparece un extraño y misterioso hombre que decide llevarse a la niña consigo y así sobrevivir juntos a los peligros que ahora les acechan continuamente. El viaje será duro y largo y su destino desconocido para la pequeña Anna, pero aprenderá valiosas lecciones de su protector a la vez que ella, una niña inteligente y precoz  aunque no carente de la candidez y espontaneidad propias de la infancia, abrirá los ojos del hombre a la cara más humana de un mundo condenado a la crueldad, el dolor y las injusticas.

Lo que más me ha gustado de este libro ha sido, sin duda, cómo el Hombre Golondrina intenta explicar la difícil situación y los horrores de la persecución nazi a la niña con cuentos y metáforas que su mente infantil pueda asimilar, algo que me ha recordado inevitablemente a una de las películas más emotivas que he visto en mi vida: “la vida es bella”. Sin embargo, este relato escrito con un lenguaje aparentemente sencillo y con pinceladas infantiles, pero marcado con profundas reflexiones y con una gran carga psicológica que golpea al lector continuamente, es en su mayor parte cruel y realista en lo que a lo sucedido en la época en la que se contextualiza se refiere. El hambre, el frío, la soledad, el miedo y la pérdida, son los protagonistas de esta historia que enseña que, hasta en las horas más bajas del ser humano, afloran también aspectos como la amistad, la generosidad y la lealtad, desafiando al horror  más profundo que se puede experimentar.

Recomiendo encarecidamente la lectura de “Anna y el Hombre Golondrina” y, si disfrutaste con libros como “La ladrona de libros”, te aseguro que esta historia te cautivará de principio a fin tanto por su carga emotiva como por su frescura y, como me pasó a mí, no podrás parar de leer hasta llegar a la última palabra porque su ritmo es muy ágil y su estilo narrativo consigue embelesarte hasta el punto de crear una burbuja en la que únicamente existen la Cracovia de la Segunda Guerra Mundial, la pequeña Anna y el misterioso Hombre Golondrina.