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Calles de Tinta

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Libros y reseñas

Un cadáver en Port du Bélon (Comisario Dupin 4)

Jean-Luc Bannalec

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Valoración:

Comisario Lupin 4

Calles de Tinta | Ciencia ficción, fantasía y terror

«Un cadáver en Port du Bélon», de Jean-Luc Bannalec
septiembre 16, 2016

UN CADÁVER EN PORT DU BÉLON
Jean-Luc Bannalec
(Traduc. de Marta Mabres)

Grijalbo
336 pags
15,90€

Han tenido que pasar unos pocos años para que el fervor por la literatura negra y detectivesca nórdica haya descendido hasta unas cotas más normales y se encuentre dentro de unos parámetros más lógicos. Como siempre, una vez el soufflé desciende, son pocos los que quedan pero normalmente con una calidad razonable y un público fiel que consigue mantener cada una de las entregas que se vayan sucediendo. Ejemplos que me vienen a la cabeza de esto son Camilla Lackberg, Anne Holt o Jo Nesbo, entre otros muchos.

Jean-Luc Bannalec es el seudónimo tras el que podemos encontrar a Jorg Bong, un exitoso editor y traductor alemán que se oculta bajo este nombre francés para llevarnos, como no podía ser de otra manera, a la pequeña localidad bretona de Port du Bélon. Allí tiene lugar esta novela, “Un cadáver en Port du Bélon”, cuarta entrega de la serie del comisario Dupin que viene avalada por unas ventas absolutamente magnificas en Alemania y que ya superan los dos millones de ejemplares sumando todos los territorios donde se han publicado las tres entregas anteriores.

Una de las ventajas de gran parte de estas sagas detectivescas es la no necesidad de conocer el trasfondo del personaje principal ni tampoco las aventuras previas para poder disfrutar de buena parte de los personajes que aquí aparecen, ya sean protagonistas o meros secundarios. La colección protagonizada por el comisario Dupin retoma este modo de trabajo para permitir a cualquiera subirse a esta serie sin ningún requisito previo y sin dejar a nadie atrás. Sirva mi caso como ejemplo dado que no conocía al personaje ni sus novelas pero en ningún momento he tenido problema a la hora de establecer las relaciones que pudiera haber aunque, evidentemente, alguna referencia resulta desconocida pero para nada vital a la hora de seguir el argumento.

Hecha la introducción, entro en materia: “Un cadáver en Port du Bélon” es probablemente el libro más aburrido que he tenido la desgracia de leer en una temporada. Los motivos son variados pero intentaré ser conciso resumiendo de la siguiente manera:

Por un lado, la narración de “Un cadáver en Port du Bélon” es lenta y pesada, parándose continuamente a detallar hasta el más mínimo detalle cualquier paisaje, animal o arte de la zona bretona donde tiene lugar la novela. Cada momento que parece que la historia va a arrancar, que parecen que vayan a sucederse los acontecimientos, Jean-Luc Bannalec echa el freno y te empieza a contar, por ejemplo, cómo es la reproducción de las ostras que reposan en el río que baña el pueblo donde se encuentra el comisario en ese momento. Una manera genial de rellenar páginas y más páginas pero que provocan el hartazgo antes de llegar al ecuador del libro.

Por otro, el protagonista de la novela: el comisario Dupin. Un personaje sin nada especial más allá de un buen gusto por el comer y un olfato para enlazar pistas y resolver misterios que, a día de hoy, resulta poco sorprendente o, directamente, un conejo sacado de la chistera. Buena parte de las novelas del género se sustentan en un personaje principal fuerte que tiene una característica que lo hace diferente, particular, y que nos invita a seguir para ver cómo son sus reacciones o toma de decisiones en ciertos momentos. El comisario Dupin no tiene nada en particular que merezca la pena destacar. Quizá ese era el objetivo del autor: mostrar un detective que, sin ser nada del otro mundo, puede resolver casos de la máxima dificultad. Si es así, logro conseguido a costa de no aportar nada especial.

Podría seguir hablando de que el propio caso de “Un cadáver en Port du Bélon” apenas tiene atractivo y muchas cosas más, pero creo que no merece la pena. Desconozco qué tal son las anteriores entregas de la serie pero esta cuarta ha hecho que no tenga ninguna intención de conocer más sobre ellas. Jean-Luc Bannalec apenas consigue enlazar un puñado de páginas con atractivo antes de caer en un estilo de narración con el que no he conjugado en ningún momento y que provoca el continuo bostezo mientras todos los personajes degustan un delicioso menú. Recomendado únicamente para verdaderos fanáticos de las series detectivescas. Al resto, dedicar vuestro tiempo y dinero a otro libro.

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Relojes de hueso

David Mitchell

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Valoración: ★★★★★

Un puzzle literario que va más allá de una primera impresión.

Recomiendo a todos los que gusten de la buena fantasía acercarse a «Relojes de Hueso» habiendo leído lo menos posible sobre su argumento y las distintas sorpresas que van apareciendo conforme pasan las páginas. Esto quizá sea algo contraproducente para quienes, como es mi caso, pretendemos trasladaros nuestra opinión sobre la novela pero os puedo asegurar que, si os abstraéis de cualquier referencia, vais a disfrutar de una manera inimaginable y que difícilmente puede ser descrito en apenas unos párrafos.

Por ello, intentaré hacerlo de la manera mas superficial posible para aquellos incautos que, aun avisados, decidís seguir con la lectura de esta reseña.

Y es que hace apenas unas horas que, en el momento de escribir estas lineas, he terminado la lectura de la nueva novela que tenemos la oportunidad de disfrutar en castellano del británico David Mitchell. En mi caso supone el segundo acercamiento a su obra tras la para mi notable «El atlas de las nubes», lectura que en lo que a mi respecta se vio alterada por haber visto la película con anterioridad, sugestionándome demasiado sobre su discurrir. «Relojes de Hueso» llega avalada por un Premio Mundial de Fantasía del pasado 2015 y por su nominación al Man Booker del mismo año. En cuanto al primero de ellos, alejado de la visibilidad que suelen tener otros galardones como el Hugo o Locus, siempre me ha dado grandes sorpresas y, por lo visto en este caso, me las va a seguir dando.

David Mitchell se consagra en «Relojes de Hueso» como un maestro en esto de contar diferentes historias entrelazadas de alguna manera, sean en cortos periodos de tiempo o abarcando parte de la historia de la humanidad. En este caso repite la formula ya conocida contando para la ocasión con un nombre común que aparece en las seis historias que se presentan en el volumen: Holly Sykes. Conoceremos a Holly en 1984, cuando apenas es una adolescente que tras un desengaño amoroso con su novio decide irse de casa. En su marcha lejos del hogar sucederá algo a priori intrascendente, algo que no tiene la mayor de las importancias, pero que cientos de páginas después descubriremos como vital para su desarrollo personal a lo largo de su vida.

 

Personalmente he disfrutado mucho de ir descubriendo los distintos géneros con los que David Mitchell se ha ido atreviendo en cada uno de los periodos en los que nos situamos. Desde ese inicial 1984 hasta el final en 2043 veremos como el británico sale no solo airoso sino con absoluto éxito de historias románticas en los Alpes suizos o de llevarnos a un Irak posterior al 11-S donde veremos los entresijos de uno de los personajes protagonistas, de profesión periodista. La primera parte, donde sucede ese hecho que cambiara sin saberlo la vida de Holly Sykes, podría incluso catalogarla de juvenil, mientras que será en la década de los veinte (no del siglo XX, sino del XXI en el que ya nos encontramos) cuando las piezas se sitúen sobre el tablero en un desborde de fantasía que, por momentos, parece abrumar.

Para el tramo final, David Mitchell se atreve nada menos que con una distopía donde el cambio climático ha cambiado la vida de la gente sin remedio y donde las jerarquías y las luchas de poder conviven con un creciente auge de la religión como método para gobernar a las masas que quedan con vida. Esta parte nos traerá recuerdos de los grandes clásicos de la literatura distópica. La mezcla de ambientes, situaciones, personajes, lugares y, en definitiva, géneros literarios quizá pueda suponer algo chocante para quienes sean fervientes seguidores de un solo estilo o forma de narración. Sin embargo, os puedo asegurar que todas ellas tienen un «algo» que consigue hacer de cada una algo especial. Y en todos ellos tenemos un pequeño toque (o no tan pequeño, depende en cada caso) de fantasía que nos frunce el ceño mientras terminamos de descubrir lo que está pasando.

 

Definamos la novela de la manera más extraña pero concisa posible: Anacoretas y Horologistas. Dos palabras tan extrañas como importantes para terminar de entender todo el transcurso de «Relojes de Hueso». Lucha de facciones sobre un tablero en el que las piezas van cayendo con el paso de las páginas para sorpresa del lector y terminan de colocarse y mezclarse en un tercio final apasionante.

Por si cabe alguna duda, he disfrutado como hacía un tiempo no lo hacía con la lectura de este «Relojes de Hueso». Abrumado y sobrepasado por momentos, las más de setecientas páginas de la novela pueden ser leídas de múltiples maneras, pero siempre con la sorpresa por delante, con extrañeza y asombro, con una sensación final que sobrepasa cualquier expectativa previa que tuviera. El día del libro de este 2016 ya ha pasado pero si buscáis una lectura que os atrape unos cuantos días o semanas sin remedio, acercaros a este «Relojes de Hueso». No os dejará indiferente.

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