Es el tercer libro autobiográfico que leo de Isabel Allende. El primero -y favorito- fue el más emotivo y personal: Paula, donde narra la muerte de su hija y le cuenta todo su pasado. El segundo fue La suma de los días, donde retoma la narración de su vida tras la muerte de Paula.
Ahora por tercera vez habla de ella misma con la excusa de hablar de feminismo, aunque a mi parecer es un libro más sobre la vejez, de cómo ella lo vive y qué opina del trato a nuestros mayores, el amor en la tercera edad y el derecho a una muerte digna.
También habla de la pobreza que es donde se sufre la peor de las discriminaciones y, apunta, que si está unido a ser mujer la situación ya es muy preocupante: “La peor discriminación es contra pobres -siempre lo es-, pero a mí me pesaba más la que soportaban las mujeres, porque me parecía que a veces se puede salir de la pobreza, pero nunca de la condición determinada por el género”.
Me gusta como trata el feminismo, con ejemplos de personas concretas y situaciones vividas. Es muy instructivo que una mujer de setenta y muchos años enseñe la lucha a lo largo de muchas generaciones contra el patriarcado y por la necesidad de reivindicar el papel de la mujer.
En definitiva, es un libro cortito y ameno que se lee rápido y, como siempre en ella, con una escritura que atrapa.
Aunque Isabel, echo de menos una nueva novela tuya.

Es la primera vez que leo a Maria Reig, pero eran tan buenas las críticas de su anterior libro que me animé pese a sus más de 700 páginas.
Y tengo que decir que, aunque el principio era muy interesante e invitaba a seguir leyendo, conforme avanzaba la lectura se me hacía cada vez más pesada.
Promete un gran misterio por resolver, y en parte así te deja, sin respuestas. Mucho contenido que no aportaba nada a la historía y no te hacía intrigarte para seguir leyendo.
La documentación de la época es buena, pero la trama se queda floja.
Hay historías además que me parecen ya conocidas (niño rico con padre represivo y profesor “liberal” que le invita a perseguir sus sueños. Muy El Club de los poetas muertos, igual que esa forma de reunirse las alumnas en un club secreto).
La historía se mueve en dos épocas y creo que la de los años 70 pierde fuelle.
Por último comentar que la portada no me gusta nada, es tan parecida a la anterior y con esos colores pastel parece que vaya a ser una novela romántica.

Creo que lo que más me ha impactado es una de las anotaciones al final del libro donde se dice que un 30% de los europeos saben poco o nada de Auschwitz. Más del 40% de los estadounidenses no saben lo que fue. Y que el 66% de los millenials no han oido hablar de Auschwitz.
Al principio me dio un poco de pereza otro libro del tema y me costó engancharme ya que creo que al principio del libro se abusa de querer añadir datos y más datos que quedan a veces metidos con calzador (detalles como, por ejemplo, el tipo de arma que se usaba, su modelo y en que año se empezó a usar ese y no otro modelo).
Pero después, poco a poco te metes en la historia con esas descripciones tan crudas de lo que allí se hacía. Escenas que aunque ya conocieras nunca deja de sorprender que sucediera eso hace poco más de 80 años en Europa.
Me gusta que se de voz a las mujeres y se conozca cómo sufrieron ellas en el campo de concentración, los abusos, violaciones y sufrimientos en los embarazos. También la realidad de lo que pasaba con los niños y cómo existían mujeres en el lado nazi como Maria Mandel.
Me parece una lectura muy recomendable para esa gente joven que sabe poco de Auschwitz pues “quien olvida su historia está condenado a repetirla”.

Con la segunda novela de Pablo Rivero ocurre como en la primera: un libro fácil de leer, atmósfera oscura, personajes con muchas aristas y giros sorprendentes.
En esta ocasión narra la historia de Jon, un actor que, tras muchos años en una serie de éxito (¿suena de algo?), decide alejarse de la fama y de todo y se va a descansar a una casa aislada. A partir de ahí una serie de acontecimientos nos van sorprendiendo con los múltiples giros que da la historia.
Se nota el amor por el cine y lo audiovisual del autor, pues las descripciones son muy visuales. Con cuatro pinceladas te hace imaginarte totalmente la escena que narra sin tener que recurrir a descripciones tediosas.
Esta novela es fácil de leer por su lenguaje sencillo aunque creo que aún le falta un poco de oficio de escritor en cuanto al uso de la lengua. Está bien escrito, pero falta un poco de profundidad a veces a los textos.
Lo que no se le puede negar es su gran capacidad de sorprender al lector que creo nunca se imagina lo que va a pasar.
Muy recomendable a amantes de la novela negra imprevisible.
 

El enésimo libro fallido de Stephen King en las últimas décadas

La nueva novela de Stephen King se encuentra a medio camino entre el relato largo y la novela corta, más bien lo primero. Por desgracia naufraga de nuevo y se desinfla a medida que avanzamos en su lectura. Nos encontramos con personajes muy planos, muy poco dibujados, dentro de una historia que no tiene más recovecos que la premisa de la que parte, que realmente es interesante, aunque enseguida nos tememos que no hay nada más allá.

Al final se queda una pensando cual era la intención del Sr. King, con un desenlace que diría que nos deja con más preguntas que respuestas, eso si realmente tuviéramos un interés en saber que le está ocurriendo al protagonista, que a medida que transcurre la trama y conforme se acerca el final se diluye como un azucarillo.

Si queréis leer algo que recuerde al antiguo King, quedaros con Joyland. Sin ser una joya, es lo mejor que he leído de él en los últimos 25 años.

No soy lectora habitual de libros románticos, pero en su día leí «Yo antes de ti» y me gustó mucho. Enganchaba la historia, querías saber más y el final no era el esperado. Luego leí «Uno más uno» y pasó a ser mi favorito de Jojo Moyes. Eran unos personajes bien definidos, una historia corriente pero original y no pude más que encariñarme con esos cuatro seres.

Seguí con las dos partes que siguen a «Yo antes de ti» y, aunque no eran tan originales como el primero, sí eran fáciles de leer y me gustaron. La cosa ya empezó un poco a flojear con «La chica que dejaste atrás». Este libro narraba la historía de un cuadro en el presente y en el momento que se pintó. No ha pasado a ser uno de mis lecturas imprescindibles, pero no estaba mal.

Y llegó «La última carta de amor». En esta ocasión otra vez combina pasado y presente, y la protagonista del presente no me ha interesado nada, me han sobrado 100 páginas de su historia. La historia del pasado ha tenido un inicio muy bueno, pero al poco de leer se ha ido desinflando. Una historia de amor previsible, llena de historias ya vistas o leídas (esos encuentros que nunca llegan a producirse, el periodista atormentado y la chica de alta sociedad con una matrimonio infeliz…).

Además, el salto a la historia de la protagonista actual te deja a mitad de la narración de la historia del pasado y luego vuelve costar meterse en la trama y así con todos los saltos de pasado y presente y viceversa, con tramos muy lentos y sobrantes.

Todo me ha parecido muy cogido con pinzas y, pese a un par de giros finales que te hace motivarte un poco más en la lectura, es un libro que no me ha aportado nada.

Hasta que cayó este libro en mis manos no conocía a Tres Voltes Rebel. Estuve mirando su Instagram y descubrí una joven ilustradora que luchaba por el feminismo a través de su arte.

En este libro se desnuda emocionalmente y habla del duro camino que ha pasado hasta llegar al momento que descubrió que «no solo decidí dejar de sufrir, sino que quise luchar contra esto«. Con textos cortos pero acompañados de imágenes muy potentes cuenta cómo lo socialmente correcto puede ir minando a una persona a través de opiniones sobre nuestro cuerpo, nuestra personalidad o incluso nuestro estilo. Ella tuvo que pasar por momentos traumáticos para darse cuenta que no tenía que pedir perdón por cómo era y, mucho menos, suplicar el amor de ninguna persona.

Explica también cómo el feminismo le ha ayudado en ese camino, cómo ha descubierto que las mujeres tenemos el derecho a vivir la vida cómo queramos. Destacar el listado de lecturas sobre este tema que incluye el libro.

Aparte del mensaje (que creo tendría que ser de obligada lectura por los adolescentes en los institutos), la obra gráfica es impresionante. Con dibujos monocromáticos de gran calidad se disfruta de su lectura. Me recuerdan al estilo de otra autora valenciana, Paula Bonet, en cuanto a que son imágenes con mucha fuerza acompañadas de frases que le dan aún más potencia.

Y acabo diciendo que me encanta la contraportada. Sólo pongo el final: «Hemos sido atacadas y perseguidas durante toda la historia; pero cuidado, porque estamos aprendiendo a controlar el fuego de la hoguera».

La ópera prima de Pablo Rivero es una novela con una estructura muy cinematográfica. Las primeras líneas ya nos cuentan el final de la historia: una familia aparece asesinada de una forma truculenta por uno de sus miembros. A partir de ahí repasa los últimos días de vida de la familia desde el momento del abandono del hogar del padre tras una fuerte pelea con la madre.

A partir de ahí, vamos conociendo tanto a la madre, Laura, al hijo adolescente, Raúl, y al pequeño Mario. Cada uno va mostrando sus vidas -las conocidas y las facetas ocultas-. Lo que destacada de esta historia es que a través de esos retratos te vas haciendo una idea de cada personaje y sospechando lo que va a ocurrir. Pero el autor sabe dar un vuelco a la historia para que el final sea totalmente sorprendente y te rompe todos los esquemas que te vas haciendo a lo largo de la novela, y que, al conocer en desenlace, te hace atar cabos de detalles que te ha ido enseñando a lo largo de toda la historia.

Digo que No volveré a tener miedo rompe todos los prejuicios por dos motivos. Uno, el que ya expresado antes con el final: tú te vas haciendo una idea de cada uno de los personajes que luego te desmonta la propia narración. Y el otro, el prejuicio de que una novela escrita por un famoso (en este caso Pablo Rivero, el famosísimo Toni Alcántara de la serie Cuéntame como pasó) no va a ser buena. Rivero ha demostrado que puede alejarse de su faceta de actor y ser un gran escritor de novela negra.

Además, el libro muestra lo mucho que le gusta al autor la serie Twin Peaks (en algún sitio leí que la madre se llamaba Laura por Laura Palmer), y su gran cinefilia con multitud de referencias cinematográficas a películas de los 90, década en la que se desarrolla la trama.

Por poner una pega, decir que a veces me chirría un poco las explicaciones sobre acontecimientos o características de los años en los que ocurren los hechos. Por ejemplo, habla de Tele 5 y añade: «una de las nuevas cadenas privadas que acaban de nacer». Creo que esos apuntes no son necesarios.

Pero, por todo lo demás, No volveré a tener miedo es una novela recomendable que se lee muy fácilmente y con un gran final.

El último libro que he leído es “Tienes hasta las 10” de Francisco Castro, un autor catalogado como “el fenómeno editorial gallego” que además ha conseguido el premio Frei Martín Sarmiento 2016 a la mejor novela de adultos de Galicia.

La novela narra como Antonio, recibe un mail de su padre tras haber fallecido el día anterior.  A partir de este mail, Antonio irá siguiendo las pistas que su padre le va dando para descubrir cuál es el misterio y si es su padre fallecido el que realmente le va mandando las pistas. 

Con esta premisa, “Tienes hasta las 10” entremezcla historias de amor, relaciones familiares, periodismo, literatura y censura. Aunque el libro esté calificado como de novela negra yo lo calificaría mejor de un juego que el padre tiene con su hijo (al que adoraba), y lo comparte con el lector porque no veo grandes intrigas ni giros argumentales típicos del género, sino más bien un seguimiento entretenido de las pistas que nos llevan a un desenlace (nada esperado por mi parte, dicho sea de paso).

El autor, además, acerca una parte de la historia reciente de nuestro país a sus lectores, como fue el franquismo, la censura y ataques que en esos momentos vivieron las imprentas, los medios de comunicación y los profesionales. Como periodistas me ha gustado la narración de esa parte de la historia que hace ver que no hace tantos años en España no se podía escribir sobre todos los temas.

Otra cosa curiosa es el uso de clásicos de la literatura como son los de “La isla del Tesoro” y “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de Robert L. Stevenson. Padre e hijo son unos grandes lectores y juegas con estas lecturas para enhebrar el juego de las pistas.

El “pero“ que yo le pondría a la novela es la historia de amor del protagonista. No te da tiempo a desear que ese flechazo se produzca porque es casi al comienzo de la novela y casi no los conoces aún (sobre todo a ella). Al final del libro puedo entender un poco más por qué nos cuenta ese enamoramiento, pero durante todo el resto del libro se me hace raro.

En definitiva, “Tienes hasta las 10” me parece un libro bien escrito, ameno y por qué no, didáctico. Lo recomiendo sobre todo para los gallegos -en especial a los de Vigo- que quieran disfrutar de ver reflejada su historia reciente y sus ciudades en esta novela.