La verdad es que mi opinión con este libro no será objetiva al cien por cien, puesto que soy una enamorada absoluta de la época navideña. Ya solo con la portada me tenía ganada en un buen 70% y el interior ha hecho el resto.
No es el mejor libro que he leído, es cierto, pero tiene todos los ingredientes para mantenerte pegado a sus páginas. El inicio es adictivo, de inmediato quieres saber más. Que la historia transcurra a lo largo de varios años es algo que no he visto en tantos libros y la verdad es que lo he disfrutado. He sido testigo de cómo la protagonista iba adquiriendo madurez y experiencia de vida, sin perder ese toque que la hace tan adictiva.
Laurie es impulsiva, simpática, alocada e irresponsable al inicio. Ese encuentro en el autobus es genial, se siente la tensión y eso es muy complicado. Sin hacer spoiler, solo diré que es uno de los inicios que más me han gustado.
A lo largo de la novela he podido sentirme identificada con ella en una parte, totalmente opuesta a su forma de actuar en otra y, al final, he conseguido empatizar lo suficiente como para alegrarme por su historia de amor por fin resuelta.
Jack, por su lado, es un protagonista de esos que no ofrecen demasiado y, sin embargo, enamoran. Por no ofrecer me refiero a que en ocasiones me hubiese gustado matarlo. Por fortuna, al final la autora salva al personaje de una manera bastante decente.
El libro en definitiva es adictivo, fresco y perfecto para la época navideña. Se lee superrápido y deja con un gran sabor de boca.
Por ponerle una pega, me ha faltado leer un epílogo, porque soy muy fan de ellos, pero bueno, entiendo que tampoco es algo absolutamente necesario.

Una cena con París como fondo ya evoca una imagen distinguida, bella y un tanto exclusiva. Una noche que da inicio a un viaje en el que las emociones llegarán a desbordarse.

No he leído todos los libros de Danielle Steel, pero no lo he necesitado para darme cuenta de que la autora es muy fiel a un estilo un tanto lacrimógeno. No me molesta, al contrario, agradezco que tenga un sello propio porque así sé de antemano lo que puedo encontrar en un libro suyo.
Con este tenía dudas, la verdad, la sinopsis me convenció pero no sabía si llegaría a enamorarme. El libro empieza con una cena muy original de la que no quiero hacer spoilers, pero diré que tiene como telón de fondo París y los invitados no son pobres, precisamente. Eso ya intriga lo suficiente como para adentrarse en la lectura y querer saber de ellos. Si bien es cierto que temía que fuese la típica novela de protagonistas ricos y aburridos, me he encontrado con una sorpresa, pues si bien es cierto que describe c on todo lujo de detalles cómo pueden llegar a vivir las personas adineradas, también me he encontrado detalles como que la autora se recree en hablar de las ciudades que se mencionan. No están solo de paso, sino que tienen cierto peso y eso se agradece, porque aligera un poco la trama.
Los protagonistas me han gustado, las personalidades están bien definidas y creo que Danielle ha hecho un buen trabajo, porque me parecía dificil llegar a empatizar con alguien que vive rodeado de tanto lujo y lo he conseguido.
Distraída, misteriosa, divertida en muchos momentos y escrita en un tono melancólico, creo que es una novela perfecta para desconectar la mente y adentrarte en un mundo de lujos sin fronteras.

Lo que más me gusta del verano es que parece que salen a la venta más novelas divertidas, dejando un poco de lado la intensidad emocional. A mí personalmente me gustan los dos tipos de historias, pero es cierto que, después de muchos dramas, cojo con fuerza y ganas libros más “ligeros” para relajarme y, simplemente, disfrutar.

Eso me ha pasado con Lucía y su historia. Fresca, divertida a más no poder y, además, con una de mis ciudades predilectas como telón de fondo.

Después de recibir una invitación de boda de su ex que la deja a cuadros, Lucía decide dar carpetazo y, junto a su gran amiga Olga, irse a Nueva York. Una medida un tanto drástica que nos hará reír, con un montón de situaciones divertidas y un trasfondo serio que me ha gustado bastante.  

Se lee superrápido, que es otro punto a favor, y tienes una sonrisilla en la cara durante toda la lectura. ¡Y eso es tan bonito, en el fondo! Creo que este tipo de novelas están infravaloradas sin ningún sentido, pues pasarlo bien con un libro es tan importante aprender a sufrir con los personajes. ¡Qué necesaria es la diversión!  

Es lo primero que leo de la autora y la seguiré de cerca.

Tenía muchísimas ganas a este libro. Desde la portada ya sentía que la historia que aguarda en su interior sería especial. Igual que debo decir que la última no me atrajo demasiado, esta me llamó la atención desde el primer momento. La sinopsis solo ayudó a que me enamorara más. Sobre todo por la parte en que habla de que existía una abuela.
Y conocer a Lena, a su abuela, a Daniel y al resto de personajes me ha hecho SENTIR en palabras mayúsculas. He llorado con ellos, de emoción, de tristeza, pero también con una sonrisa en los labios, porque Sara Ballarín ha conseguido crear algo dulce, real y profundo sin llegar a caer en la repetición excesiva o la narración aburrida.
La historia de su abuela me ha cautivado, de verdad. Era como vivirlo en carnes propias, pese a ser una historia del pasado.
Que la escritura esté tan presente en la vida de Lena, además, también me ha gustado. Yo, que soy un ratón de biblioteca, he disfrutado mucho de su avance personal en este tema. La evolución de la protagonista es convincente y real.
En definitiva, un libro que me ha convencido para seguir de cerca de la autora, porque tiene mucho que ofrecer, estoy segura, y yo no pienso perdérmelo!

Partiendo de la base de que adoro Venecia, adoro las máscaras venecianas y adoro incluso más leer acerca de la lucha que las mujeres mantuvieron para que hoy seamos libres (más o menos) esta novela ya tenía muchos puntos para conquistarme. 

Desde que leí la sinopsis tenía curiosidad por saber más y no me he equivocado en mis impresiones. Bien narrada, sin ser enrevesada consigue conquistar al lector. A mí, al menos, me ha convencido. Es hora de que, en las novelas, veamos que el feminismo no se ha creado ahora; que nació hace mucho tiempo gracias a mujeres que se levantaron y lucharon en nombre de todas. 

El misterio está presente en toda la novela, los giros me han parecido sorprendentes y muy bien argumentados. Huelga decir que leeré los otros libros que la autora tiene, porque me he quedado enganchada a su pluma. Tarea complicada la de convencer a los lectores a golpe de suspense y reivindicación y Sandra, desde luego, lo ha logrado. 

Una lectura que debería ser obligatoria para todas las mujeres (y hombres, ya que nos ponemos) para que nos demos cuenta de que los cambios vienen de la lucha constante. 

¡Deseando saber más de esta autora!  

Esta autora nunca defrauda. Ya la había leído antes y la verdad es que me parece genial. Es muy coherente en sus tramas y esta no es la excepción. 

Me encanta que base sus personajes en gente de a pie, que no hayan excesos, ni hacia lo positivo ni hacia lo negativo (estatus social, exageradamente pobre o rico, demasiado atractivos, demasiado buenos o malos, demasiado extravagantes en gustos y personalidades, demasiado… demasiado todo). Conseguir crear suspense o poner la mente a valorar posibles finales hablando de vidas completamente normales es algo que no todo el mundo puede hacer. 

Yo siempre he sido muy partidaria, además, de leer una historia contada por varios narradores, o sea, que contenga varios puntos de vista, y esta cumple con eso, también. Me encanta que me dejen meterme en una u otra cabeza según la historia lo pida.  Además, también se incluyen saltos en el tiempo que ayudan al lector a ir entendiendo mejor la trama. 

Esa es otra: la trama. También me ha gustado, no quiero espoilear mucho a nadie, así que solo diré que es coherente, sencilla pero completa y sin cabos sueltos. Consigue hacer que el lector frunza el ceño en más de una ocasión pero, a medida que las páginas se suceden, todo empieza a encajar. Deja un gran sabor de boca.

En definitiva, es una historia que habla de la gente normal, personas reales que podrian ser vecinos, amigos, familiares o nosotros mismos. Bien contada, con alguna sorpresa y muy coherente. 

Cuando empecé a leer este libro tuve sentimientos contradictorios. Por un lado, parecía que la protagonista apuntaba maneras, pero por otro a veces se me hacía un poco repelente. Aun así le di una oportunidad y esperé, a ver si con el paso de las páginas mi sensación mejoraba. ¡Y vaya si lo hizo!

Nada más conocer a Crisi y su historia sentí empatía por ella, era difícil no hacerlo teniendo en cuenta que sufrió un terrible desamor de juventud y, además, su última pareja la estafó y la dejó prácticamente en la ruina. A pesar de ello, ella narra en primera persona cómo se siente y cómo ve la vida, además de cómo pretende verla, de una forma coloquial que consigue enganchar.

Cuando te adentras un poquito en la historia te das cuenta de que Crisi tiene un plan: volver a ser la persona que de la que antaño se sintió incluso orgullosa y que ahora le parece tan lejana. Para ello, planea unas vacaciones al “punto de partida”. ¡Y nunca mejor dicho! Porque lo que en principio se presenta como el plan perfecto para escapar de su rutina, acabar de sanar su corazón roto y reflotar, acaba convirtiéndose en un caos en el que el amor, la amistad, los recuerdos y las heridas abiertas están presentes de forma constante.

Cabe destacar especialmente el talento que tiene esta autora para describir lugares, porque por muchos momentos me fue fácil, muy fácil sentir que yo estaba allí, en la playa de San Juan, viviendo la historia de Crisi como si fuera una espectadora privilegiada.

También tengo que hacer mención a John, que fue el amor de juventud de Crisi, uno que se portó bastante mal debido a la inmadurez propia de sus años y a unas malas acciones que ella no consigue olvidar. Durante todo el principio y parte del libro la protagonista se centra en recalcar el daño que este le hizo en su juventud y, sobre todo, las huellas que dejó en ella y que la condicionaron para sus siguientes relaciones. Ella está tan dolida que le cuesta ver que John ha dejado de ser un niñato impresentable y se ha convertido en un hombre maduro, divertido y más guapo que nunca (aunque esto último no pasa desapercibido para Crisi).

Quitando la historia de amor, que obviamente es la trama central, a mí me gustaría resaltar al grupo de amigos que Crisi tiene. ¡No falta de nada! Desde el mejor amigo, pasando por la chica zen, la bruja de turno con intenciones no muy claras, el intelectual, el hermano, el protector… Aunque es cierto que al principio me hacía un caos cada vez que tenía que posicionar a alguno de ellos, porque son muchísimos, al final les cogí un cariño irremediable, y es que después de todo esta novela te hace recordar a esas amistades de la infancia que igual todos tenemos un poquito abandonadas, y añorar un viaje en el que poder reunirnos todos y volver a revivir las mejores partes de la juventud.

Al final, si juntas a toda la pandilla con la personalidad de Crisi, la diversión está asegurada, porque ella es tan… tan… tan… ¿Original? ¿Intensa? No sabría decir qué palabra la define, porque es un batiburrillo de cosas que te hacen sonreír casi todo el tiempo. Es despistada, tiene una imaginación que ya quisiéramos más de uno, un sentido del humor envidiable y, además, sabe torear a su familia como nadie, y eso que su madre tiene lo suyo (de los personajes que más me han gustado desde que salió al inicio). Es una mujer que, pese a estar apaleada, consigue sonreír, y eso es algo que no se encuentra todos los días, mucho menos en la literatura actual, donde parece que si la protagonista no es una mojigata sin personalidad, no es una buena protagonista. Esta no es así, es lista, tiene genio, intensidad y posee una cabezonería digna de admirar, o de poner de los nervios, cualquiera de las opciones sirven. De verdad, se agradece muchísimo encontrar por fin a una protagonista con la que te puedes identificar desde el inicio, aunque tuviera cosas que no acabaran de gustarme.

En definitiva, pese a que al inicio tuve mis dudas, y mis miedos (porque el libro es bastante grueso) conseguí engancharme y lo disfruté tanto que llegó a parecerme corto. Destacaría sobre todo el humor que predomina en toda la novela, el valor que se le da a los amigos y la familia, lo que es genial porque te hace ver que la protagonista tiene más vida aparte de su historia romántica y, como no, el amor. La historia de amor es maravillosa, sobre todo porque, pese a que todo parece estar inventado, la autora ha conseguido que esta historia sea original, y eso sí que es algo que no se encuentra a diario.

La recomendaría a todo el mundo, pero sobre todo a gente joven, para que se den cuenta de que la vida no siempre es tan idílica como la pintan muchos libros, ni, desde luego, tienen que soportarlo todo por amor.  Aunque sea una historia de amor y humor, consigue enseñar y grabar a fuego unos sentimientos preciosos que reflejan la vida misma.

Para resumir, encontrarás: una protagonista con la que reír incluso a carcajadas más de una vez, un chico guapo que empieza portándose como un malote y acaba enamorando de mala manera (o buena, según se vea), unos amigos adorables, aunque algunos sean un poco cabroncetes, gente que te encantaría estrangular (como cierta bruja que me hizo soltar espumarajo por la boca), y una familia que, si bien no está muy centrada, te hará reír de buena gana.

¿Se le puede pedir más a una novela? Porque yo desde luego creo que no y tengo clarísimo que repetiré con esta autora en cuanto sepa de alguna otra obra suya.

Cinco estrellas, aunque merece más, porque me ha hecho reír, y eso no hay dinero ni estrellas que lo paguen.