No tenía muchas esperanzas en este libro pero el resultado es positivo, las primeras páginas se me hicieron lentas, pero después no podía parar de leer.

Al principio, como os decía, se me hizo un poco lenta la historia, pero me gustó mucho cómo se fueron desarrollando las cosas, cómo se intercala presente y pasado y cómo va surgiendo su relación.

Kelsey es una chica a la que su padre ha anulado emocionalmente desde pequeña, la ha convencido de que todo lo que hace está mal, insultándola y haciéndola sentir inferior o mala persona por cada cosa que hace. Puedo entender que ella se sienta culpable de lo que le pasó a su hermano, pero tampoco es justo que se siga castigando doce años después.

Wyatt, en cambio, es un niño de Hollywood, su familia trabaja en ese mundo y él simplemente quiere destacar por sus propios méritos, algo que respeto totalmente. Es sexy, cabezota y con los objetivos muy claros.

Tengo que reconocer que no me acaba de convencer cómo perdió ella la virginidad puesto que siento que él la presiona un poco, por mucho que después las cosas vayan bien, no me gustó la insistencia, cada uno tiene que follar cuando de verdad está preparado, sin presiones ni juicios externos. Aún así, adoro a Wyatt y sé que sólo era un adolescente hormonado, pero tampoco eso perdona todo.

Su historia se centra en una exposición de fotografía que está haciendo Wyatt y en cómo ella es la modelo central perfecta de la misma. Al principio es reticente porqué podría perjudicar a su trabajo como profesora ya que las fotos son provocativas. Al final consigue convencerla y poco a poco vuelven a retomar su relación.

Al final hay un pequeño giro un poco innecesario pero en realidad se ajusta bien para superar por fin los miedos que tienen ambos y que el final sea redondo.

Por lo tanto, os recomiendo este libro si os apetece leer algo fresco, entretenido y que se lea rápido.