Se trata de una novela contemporánea muy refrescante con grandes dosis de humor a pesar del tema que trata, haciendo honor a su título.

La historia transcurre en Francia, sobre todo en París, pero también en Saint Malo. Se nos presenta a modo de novela coral con diversos personajes interconectados entre sí, aunque se podría decir que en cierto modo la gran protagonista es Béa, una mujer cincuentona llena de vitalidad que es dueña de una inmobiliaria.

Todo arranca cuando ella y los demás compañeros de ese peculiar club coinciden en el hospital para recibir su primera sesión de quimioterapia. El tratamiento se retrasa por causas ajenas al hospital y ahí comienza la gran aventura de sus vidas. Gracias a la propuesta que Béa hace a sus recién conocidos amigos.

Un viaje en coche lleno de humor y optimismo, que permite conocer más a fondo la vida de cada uno de los personajes: a Samuel (Sam) y su novio Greg; a Alice, la más joven del grupo; a Elisabeth, la más mayor de todos y que vive atrapada en un matrimonio infeliz; y por supuesto a la propia Béatrice Louvain. Por tanto es un viaje físico, pero también alegórico.

Además de ellos aparecen otros personajes secundarios como, por ejemplo: la hija de Béatrice; el padre de la chica; un antiguo amante de la alocada protagonista o su amante más reciente. Pero también nos encontramos con el novio de Alice; el marido de Elisabeth o la madre de Sam entre otros.

Lo cierto es que no puedo desvelar mucho más, porque corro el riesgo de destriparos la novela por completo, así que os dejo la biografía del autor. Y en esta ocasión, precisamente para evitar los spoilers, me temo que no voy a citar ningún pasaje de esta maravillosa novela. Lo suyo es que la leáis para que juzguéis por vosotros mismos.

MI PUNTUACIÓN/VALORACIÓN

Normalmente no suelo leer sobre temas dramáticos, pero cuando vi la cubierta de este libro y el título me lancé de lleno a por la novela. Y desde luego no me arrepiento para nada de haberlo hecho. La imagen de la cubierta desvela más quizá que la propia sinopsis. Lo único que lamento en todo caso es no haberos hablado antes de ella (como os he indicado casi al comienzo de este post ya tenía todo el contenido de mayo programado).

Sea como sea, quiero hacer hincapié en que aunque todos los personajes centrales padecen cáncer en un estadio u otro de la enfermedad, no se trata para nada de una novela dramática. Más bien al contrario.

Es tal el optimismo que irradia Béa que consigue contagiar de lleno no solo al resto de sus amigos, haciendo que algunos de ellos se transformen por completo tomando las riendas de sus vidas, sino que al propio lector también le sucede lo mismo, y logra olvidarse del trasfondo de lo que une a los personajes de la novela y se ríe con ellos en más de una ocasión. Por supuesto, también hay momentos más tristes, pero llevados con maestría por el autor. Me vais a permitir la comparación, pero esta novela tiene, a mi parecer, un poco del estilo Mr. Wonderful,pero también del más gamberro propio de Mr. Puterful, y Gavin consigue esa mezcla con un equilibrio perfecto entre ambas tendencias.

Algo que me ha gustado mucho es la variedad de personajes no solo por su condición social, sino también por su edad, y la diferente actitud ante el amor: los hay conservadores y los hay más liberales. Me parece que con este abanico de personalidades el autor ha acertado al 100%. Estoy convencida de que un modo u otro os sentiréis identificados con alguno. 

Salvando las distancias, a mí en cierto modo esta novela me recordó a la novela, Bajo la misma estrella (responsable de que este blog tenga este nombre y no otro), aunque en realidad aquella no la terminé, tal y como os explicaba en la entrada correspondiente que escribí en su día. Y es que es la única novela que no he terminado en mi vida, no porque no me estuviera gustando, sino al contrario: me estaba gustando demasiado y temía que alguno de los dos protagonistas muriera.

Pero bueno, volviendo a la novela de la que os hablo hoy, solo puedo deciros que la recomiendo sin ninguna duda. Con sus poco más de trescientas páginas y la forma de escribir del autor os vais a ver atrapados de principio a fin y la terminaréis en un suspiro. Y lo que es mejor disfrutaréis muchísimo de los personajes y sus vivencias, pero sobre todo de la manera a la que se enfrentan a la vida y a ellos mismos.

Este título forma ya parte de mis favoritos de este año, y tengo claro que leeré encantada todo lo que publique este autor francés.

Así que resumo mi balance sobre El club de los optimistas de Gavin’s Clemente-Ruiz…

10 / 10

¡Ojalá os animéis a leerlo y lo disfrutéis tanto como yo!

Nos leemos. Un abrazo.

En esta novela que se desarrolla principalmente en la provincia de Málaga, tenemos dos protagonistas. El primero es Luis, un hombre en la treintena con cierto éxito empresarial en el mundo de la publicidad y su co-protagonista femenino que sería Elena. Una chica de dieciocho años con pocos amigos que vive con sus padres y quiere cursar una carrera universitaria. La relación entre madre e hija es bastante tensa, pues la más mayor es una mujer muy conservadora, controladora y devota. Importante este punto de devoción religiosa de la madre, pues en esta novela la religión tiene gran peso en la trama. Pero no hablamos de una de las religiones mayoritarias, sino de una organización religiosa secreta muy arraigada en Antequera.

Un día, por casualidad, Elena acude a las oficinas de Luis a entregar un currículum y los dos coinciden en el ascensor del edificio. Ambos se sienten atraídos el uno hacia el otro desde ese momento, aunque es el personaje de Luis quien hace lo indecible por coincidir con Elena en cualquier punto de la ciudad. Cuando por fin se reencuentran y deciden darse una oportunidad como pareja todo cambia para ellos precisamente por el círculo religioso en que se mueve la familia de la chica y por las peculiaridades de cada uno de los dos personajes que no puedo ni debo revelar para no caer en spoiler.

Además de los personajes que ya he mencionado existen personajes secundarios con los que bien Elena, bien Luis,  interactúan en diversos momentos de la historia, pero al menos para mí, salvo Pedro, el mejor amigo de Luis; Samuel (el chico con que la madre de ella quiere casarla) y quizá el padre Paco que parecen tener algo más de relevancia, los demás son meramente anecdóticos. Eso en los primeros 19 ó 20 capítulos, claro, puesto que a partir de ahí  no dejan de aparecer personajes secundarios con los que se relacionan ambos. Y es que a partir de ahí todo se precipita.

La novela se divide en un total de veintisiete capítulos, organizados en cuatro partes, siendo dos desde el punto de vista de Luis y otras dos desde el punto de vista de Elena. Partimos de un prefacio con toques de novela histórica, a través del cual nos adentramos en la época de la Santa Inquisición, que deja un sabor estupendo, y luego hacemos un salto en el tiempo, ubicándonos en una época que podría ser perfectamente la actual (la presencia de móviles y vehículos a motor accionados con combustible revalidan esa idea), pero a partir del capítulo dicienueve aparece algún elemento discordante y nos indica que en realidad estamos en un mundo distópico.

Algo muy positivo es que uno puede visualizar perfectamente los enclaves de las calles de Antequera y la provincia de Málaga en que se desarrolla cada escena, por la riqueza de matices con que adereza la autora las descripciones de los lugares. Pero también opino que abusa demasiado de ello aleccionando continuamente al lector con notas históricas que se podrían agradecer en una novela de otro tipo, y que realmente en esta no aportan nada en la trama.