Livia es una niña dulce, encantadora y soñadora. Nadie puede decir nada malo de ella; tiene todo lo que necesita una niña, salvo el amor de su madre. A pesar de eso, intenta ser feliz con todas sus fuerzas, sin embargo, a veces nuestras fuerzas no son suficientes y necesitamos que alguien nos pase un tarrito lleno de las suyas. ¿Pasará alguien ese tarrito a Livia? Más bien, ¿querrá Livia abrirlo?

Siempre es cuestión de amor es una novela diferente, creo que ese es el término que mejor la define. Se trata de una novela contada en primera persona por una gran diversidad de personajes con un nexo de unión: su relación con Livia. Conocemos a Edoardo, el padre de Livia; a Paolo, su amigo librero; a Caterina, la madre, quien tiene un gran peso en esta historia; y a muchos más personajes, desde amigos hasta profesores. 

A lo largo de las 224 páginas de esta historia, hacemos un recorrido por la vida de Livia. La vemos crecer desde sus ojos y desde los ojos de aquellos que la quieren y viven a su alrededor. Vemos como sueña, y como deja de soñar. Vemos como escribe, y como deja de escribir. Incluso vemos como ama, y como deja de hacerlo.

La depresión es un tema muy importante a lo largo de toda la historia. Es ese monstruo que se va comiendo la felicidad de la madre de Livia poco a poco y, a su vez, se va comiendo la de aquellos que la rodean, entre ellos la de Livia. Por su culpa, nuestra protagonista deja de ser esa niña feliz y soñadora y se convierte en alguien que simplemente existe. 

Los personajes me han gustado, sobre todo Livia. Me parece una protagonista bien construida y con una gran evolución a un ritmo correcto. En general, toda la historia tiene un buen ritmo, pero creo que el evento principal del final del libro ha sido demasiado repentino (aunque bonito, no lo voy a negar). 

Es una historia bonita a la par que cruel. Es bonita porque la forma de contarla, a mi parecer, es preciosa. La autora tiene una pluma muy tierna, hace que quieras seguir leyendo, pero no por la trama en sí, sino por la forma de hablar de esta. Es cruel por el tema tratado: la depresión y la huella que esta deja, todo lo que se lleva. No había leído ningún libro que tratase esta enfermedad y me ha parecido súper interesante, aunque no ahonde de manera muy técnica en ese tema. 

No es un libro que destaque por su trama, es más, es posible que si no estuviera contada de esta forma tan tierna no me habría interesado demasiado. No esperes que te enganche de forma increíble, es una historia para leer, sentir y disfrutar, para pasar un rato entretenido, sin más.

No había leído nada de esta autora, es más, no he leído a muchos autores y autoras italianos en general. No por nada, simplemente porque no he tenido la oportunidad o no he visto ningún libro que llamara mi atención. La forma de escribir de Susanna Casciani me ha gustado y, si saca otro libro y me atrae su trama, seguramente acabaré leyéndolo. 

Siempre es cuestión de amor es la historia de una niña que crece sin la felicidad de su madre y se olvida de la suya. Es la historia de alguien que creía, que soñaba, y que dejó de hacerlo. Es la historia de Livia, pero podría ser la de cualquiera con la presencia de la depresión en casa.