No es el primer libro que leo de la autora, más conocida por la saga » La villa de las telas». Puede que mi opinión sea bastante impopular, pero no he conectado nada con esta historia.
Se trata de la segunda parte de su otra Saga «La mansión», a mi parecer, mucho mejor que este.
La trama me ha parecido plana y lineal, sin ningún tipo de giros, ni sorpresas. Únicamente desarrolla las relaciones que se establecen entre varias generaciones familiares, para mi gusto son demasiados personajes y el hecho de que cada capítulo se centre en uno de ellos me hicieron perder el interés en la historia.
Es cierto que el trabajo descriptivo que realiza la autora está realmente muy cuidado y es muy exhaustivo, pero provocó que la lectura me resultase lenta y monótona, ya que en ciertos momentos detalla hasta el más nimio detalle en las situaciones de la vida cotidiana, que no aportan nada.
Si tengo que quedarme con algo del libro… El ambiente navideño que describe en los últimos capítulos y la imagen de su cubierta que evoca ese espíritu de navidad, el resto, todo olvidable.

Antes que nada, me parece que debo ser de las pocas personas que han leído este libro sin gustarme los Gemeliers. Así es. No me gustan y no sabia quién eran hasta que encontré el libro. Para que luego digan que esta novela va dirigida a sus fans o que los prejuicios harán que la gente decida por obviar este libro ya que «no lo disfrutarán». Pues, ERROR. Aunque la historia esté basada en estos dos gemelos no tenéis porque dejarla pasar. Y ahora, dicho y aclarado esto, ¡Empezamos!
 

La novela de Cristina Boscá narra la vida de Jesús y Daniel Oviedo, dos hermanos adolescentes que participaron en un programa televisivo (La voz Kids). Ahí empezaron a ser conocidos y el libro muestra que se esconde detrás de las cámaras, los conciertos, las firmas…
 

La historia está narrada desde cuatro perspectivas distintas (tendremos a Jesús, a Daniel, a Robin y finalmente a Baby). Los cuatro personajes son fundamentales para que se desarrolle la trama y llegaran a ser muy importantes a lo largo de la lectura.
 

Me gusta que se trate de una novela juvenil y además sea ágil; la autora nos presenta el libro de manera fácil de leer y, sobretodo, de comprender. Quiero puntualizar que la autora ha hecho un gran trabajo. A mi parecer se ha documentado perfectamente y ha plasmado la figura de los Gemeliers con pelos y señales.
 

A mi gusto, la portada deja mucho que desear, algo sosilla, ¿no creéis? En papel se nota un fondo muy oscuro, algo monótono. Me hubiera gustado que llamase un poco más la atención, pero sin llegar al punto de ser excesivamente ostentosa. No sé, simplemente con un toque más de color.
 

Como he dicho al principio, esta historia pretende mostrar a los fans una visión interior del mundo de estos dos hermanos. Y aquellos que no saben quién son (like me) los podrán conocer mejor. Y por último, deciros que aunque no estoy ansiosa por leerme el segundo libro si que le voy a dar una oportunidad, al igual que hice con esta primera parte.

En conclusión, se trata de una novela fresca. Una historia que será completamente inolvidable para el lector. Y, aunque no seas fan de los Gemeliers, olvídate de los prejuicios y dale una oportunidad.

Hace un par de días recibí este libro autobiográfico desde Penguin Random House. Por una parte, me hizo muchísima ilusión acoger una novela de esta editorial pero, por otro lado, entraba en un terreno desconocido ya que nunca había tenido en mis manos una obra de este género.

Antes que nada, quise buscar más información de la autora, Gabriela Ybarra, para saber qué tipo de lectura podría encontrarme. Así que, después de una tarde haciendo de detective, solo llegué a saber que El comensal era su primera obra. ¡Vaya sabuesa estoy hecha…! Justamente en la primera página del libro ya lo decía…

Ybarra nos deja esta lectura llena de madurez, sobriedad y, aunque me cueste admitirlo, deja un toque enigmático en cada capítulo. Además, no dejó de sorprenderme ya que era una novela que ascendía, es decir, cada vez iba mejorando y la historia se iba reforzando más y más. Sin embargo, tengo que reconocer que al principio me costaba leer el libro, tenía que ser yo la que me obligaba a leerlo ya que la historia no acababa de cuajar. Pero ya os digo, eso fue al comienzo, después la trama ya cogió velocidad.

El comensal, como he dicho anteriormente, es una novela autobiográfica en la que la muerte pasa a ser la figura principal de la obra. Está narrado de forma en que se puede percibir perfectamente el dolor y la rabia, e incluso la soledad. Una novela que habla de aceptación y trata de comprender y alcanzar la estrecha relación que existe entre la familia y la muerte. Por esa razón, se analiza detalladamente dos grandes y trágicos sucesos de la vida de Gabriela Ybarra: el asesinato de su abuelo a manos de ETA en el 77 y el fallecimiento de su madre debido a un cáncer en 2011.

El libro se divide en dos partes. En la primera, la autora reconstruye el secuestro y el homicidio de Javier de Ybarra, su abuelo. Nos cuenta su historia laboral y, sobretodo, personal. En la segunda parte, vemos un análisis profundo de la enfermedad de su madre y la investigación de su fallecimiento. La protagonista nos deja entrar y ponernos en su piel; podemos vivir el cáncer a primera línea.

Esta lectura fue un gran desafío, me lo tomé como si fuera un reto. Nunca antes había leído un libro autobiográfico, así que, gracias a este libro le daré una oportunidad a este género ya que este en concreto me gustó bastante.

Algo que me gusta de esta historia es que Gabriela Ybarra nos dejé entrar en su vida y nos enseñe un pedazo de esta de una manera muy sutil y neutral. También, me llamó la atención de cómo ve la realidad, Ybarra quiere entender el motivo de la muerte de sus dos seres queridos. Quiere mostrarnos esa situación de la forma más objetiva posible. Además, retrocede al lugar donde su madre y su abuelo fallecieron, el hospital y el bosque, respectivamente.