El principio de la historia me resultó bastante caótico. Al ser una novela coreana, lógicamente utilizan nombres coreanos para los personajes y, al ser tan complejos de pronunciar (yo ni siquiera sé cómo será) y a veces tan similares por la terminación, conseguía distraerme sin dejarme centrar mi atención en lo verdaderamente importante, la trama.
Esto se termina pronto, o al menos en mi caso, porque acabas acostumbrándote y lo que hacía era leerlos por encima. Los identificaba pero no me paraba a leerlos al completo ni mucho menos. Así podía agilizar un poco más la lectura.
De cualquier forma, la forma de narrar de la autora es buena. Se lee fácil y rápido y consigue engancharte a base de bien.
No es un thriller de misterio al uso, se trata de una especie de estudio sobre la psique humana. Hay dos personajes bien diferenciados que se llevan todo el protagonismo y que no es para menos.
Por un lado está el asesino en serie y sus motivos para llevar a cabo semejantes bestialidades y por otro lado está la hijastra de la psicóloga que guarda un secreto oscuro pero bastante obvio casi al final de la historia. Eso no hizo que dejase de interesarme, al revés. Consiguió generar una tensión bestial en mi. Será que peco de inocente, pero hubo momentos de auténtico «cague». Me suele pasar bastante cuando los personajes son niños son oscuros 😂.
Tengo que reconocer que hubo personajes que no terminaron de gustarme. El padre de la criatura, más insulso imposible y los encargados de resolver el crimen principal… brillaron por su ausencia.
Pero, en líneas generales os digo que me gustó mucho la lectura. Me entretuvo y me mantuvo alerta todo el tiempo. Es más un rollo psicológico que a mi consiguió atraparme.
La recomiendo.