\\\»Objeto de deseo\\\» puede ser descrito con dos adjetivos: intenso e inesperado. Cuando empecé a leer, no me imaginaba lo que me encontraría al avanzar, aún menos lo que me depararía el final. Tampoco había esperado que el escritor ahondase con tanta profundidad en la psicología de los personajes.

Me absorbió, desde el primer segundo, la forma que tenía de narrar. Usando una técnica elegante, capaz de transmitir cualquier sentimiento (pérdida, ansiedad, estancamiento, necesidad, deseo…), Mathhias Jambon-Puillet nos adentra en la historia de Nadege, Sabrina y Marc. Lo que al principio pensé que sería una simple novela erótica como cualquier otra, entretenida y sin nada que destacar, se acabó convirtiendo en una búsqueda de identidad.

Lo que más me ha gustado es la forma que ha tenido de tratar las relaciones BDSM sin juzgarlas como otros muchos autores ni añadirlas para atraer a más lectores. El autor se ha documentado y se ha notado. Además, lo ha utilizado para reforzar esa búsqueda constante de los personajes, perdidos e incapaces de encontrar su camino, y con ello ha conseguido aún más profundidad.

Uno de los mayores problemas ha sido Sabrina, no me han gustado algunas cosas de ella y me ha incomodado un poco su punto de vista. Sin embargo, lo demás ha sido suficientemente bueno como para que mi puntuación sea un cuatro y no un tres.

En conclusión, \\\»Objeto de deseo\\\» es la historia intensa, inesperada y muy elegante.

«Te regalaré las estrellas» comienza con un prólogo desconcertante que da paso a la historia de un grupo de bibliotecarias itinerantes de Baileyville. Una vez que empiezas a conocer más sobre ellas eres incapaz de dejar de leer. 

Alice llega al pueblo acompañada de su marido y su suegro. Había estado huyendo de su hogar, buscando una forma de escapar de la presión a la que le sometía su familia. Sin embargo, la estancia con los Van Cleve no es lo que esperaba y comienza a preguntarse si ha cambiado una prisión por otra. Cuando la señora Brady propone la creación de una biblioteca itinerante y ella se ofrece como voluntaria, lo último que espera es conocer a alguien como Margery O’hare que le muestra un mundo entero de posibilidades. 

Siguiendo el ritmo de vida de Alice, el libro comienza con lentitud. La acción está estancada y lo único que ves es como Alice intenta hacer un buen trabajo como la señora Van Cleve. A medida que cambia su situación, el ritmo aumenta y la lectura se vuelve mucho más ágil. Además de este recurso formal, nos encontramos con citas al comienzo del capítulo que nos da una pista de lo que vamos a descubrir al leerlo. Aunque pueda parecer innecesario, es un detalle que se agradece y que ameniza la lectura.

La autora utiliza un estilo sencillo que, apoyándose en el ritmo de la acción, las citas y las comparaciones (además de todas las metáforas que podemos encontrar), consigue atraparte. No necesita florituras o frases enrevesadas para demostrar su maestría. Es un claro ejemplo de que, a veces, menos, es más. 

Dejando atrás su forma, debemos hablar de la trama. No solo es una historia con romance, sino que te añaden algunas situaciones difíciles para mantenerte en vilo y que, en mi opinión, consiguen que tu amor por el libro aumente. Muchas de estos problemas surgen por la fuerte división según la clase social, la etnia o el origen familiar. Además, no tratan de meter las relaciones con calzador, van surgiendo sin más y consigue que estés deseando ver hasta dónde llegarán.

Otro gran punto a favor fueron los personajes. Hay un contraste entre ellos que hacen que choquen, sobre todo entre padres e hijos. Un ejemplo es el de los Van Cleve. El padre, un manipulador desalmado, tiene el poder para que todo se haga como quiere y no le importa a quién hunda con tal de conseguir sus propósitos. A él se opone su hijo, incapaz de tomar sus propias decisiones y cuya única forma de vivir es acatar las órdenes de su padre. A parte de esto, hay una constante evolución que vemos sobre todo en Alice e Izzy. Además de los cambios progresivos, algunos personajes tienen momentos de deterioro y superación como Margery, lo que aporta más verosimilitud a la historia.

Para terminar con la reseña, quiero añadir que quizás fuese la sencillez de su narración o tal vez fuesen sus personajes y la forma que tienen de ver el mundo, pero al acabar la historia, no pude evitar sonreír. Jojo Moyes me ha sorprendido, me ha hecho reír, me ha emocionado y me ha hecho amar la lectura un poco más que antes.

La historia comienza en un parque, Connie recoge a su hija y va al parque. Allí conoce a Ness, el personaje que desencadenará todos los problemas y que da comienzo a todas las incógnitas. ¿Qué ocurrió para que Connie despertase en una habitación de psiquiátrico y sin saber por qué la interrogaban?⁠
Aunque al principio todo parecía sorprendente, las cosas se desvelan muy rápido y es fácil intuir que va a ocurrir. A pesar de eso, introduce situaciones que rompen con la trama y le dan un poco más de emoción a la historia. También es positivo que te mantenga en tensión y a la espera del resultado final desde que empieza. Sin esa emoción, los thrillers carecen de gracia.⁠
Cada personaje tiene una fachada que muestran a los demás, pero en lo más profundo de su ser, se sienten atrapados y quieren ser libres. Hay una profundidad en cada acto, en cada palabra. Todo lo que ocurre repercute en el transcurso de la historia. Lo malo es que me ha dado la impresión que todos estaban estancados, incluso cuando decían que habían alcanzado la libertad.⁠
Quizás, podría haber creado una historia mucho mejor con los personajes y la idea que tenía. Aunque lo compensaba con la trama y la tensión, podía ser muy lenta y previsible en ocasiones, ralentizando la lectura. Este ha sido el mayor fallo que he encontrado y lo que ha impedido que tengo una nota más alta (un cuatro).⁠
En conclusión, un libro ideal para dejar de pensar, pero que podría haber dado mucho más de sí.⁠

Lo comencé sin expectativas, solo quería un libro entretenido y las reseñas que había leído decían que era ideal para el verano. Desgraciadamente, ha acabado siendo la mayor decepción de este año.⁠
El libro, desde mi punto de vista, está repleto de errores. La narración poco elaborada se intenta disimular con frases enrevesadas y cursis (incluidas aleatoriamente). Da la impresión de que se ha colocado una serie de situaciones dramáticas aleatorias y sin sentido. Pasan tantas cosas en tan poco tiempo que no puedes empatizar.⁠
Los personajes son completamente planos, no hay ningún tipo de madurez. Si se produce algún tipo de cambio en la actitud, parece un accidente o un despiste, como si la autora se hubiese olvidado de que el personaje era de otra forma. El mayor ejemplo es el padre de la protagonista, que pasa de no darle amor a preocuparse constantemente por ella (de la nada, por arte de magia).⁠
Hubo un momento, hablando de la falta de madurez, en el que pensaba que la protagonista era una niña pequeña y no me cuadraban los años de sus parejas. No supe que tenía dieciocho hasta que no lo leí.⁠
En conclusión, se trata de una historia mal elaborada, con personajes muy superficiales e infantiles, relaciones forzadas, cambios bruscos y drama innecesario.⁠

Estamos ante un libro lleno de buenas ideas, pensamientos que calan e imágenes estéticamente bonitas. El mensaje es fuerte, con una gran carga reivindicativa. Sin embargo, a pesar de que el contenido me ha gustado y me ha parecido muy bueno, la parte formal ha fallado.
Los versos parecían cortados al azar y la musicalidad propia de este tipo de forma ha quedado en el olvido. No sonaba bien al recitar y los conceptos e imágenes perdían su fuerza por la separación demasiado abrupta, casi sin sentido de los versos. En numerosas ocasiones incluía repeticiones que, en mi opinión, no quedaban estéticamente bien y no eran necesarios.
Quizás sea por mi falta de conocimiento de la poesía moderna o por haber dado métrica, pero, aún así, los fallos formales que he encontrado han hecho que no disfrute la lectura del modo en el que debería haberlo hecho.
A pesar de eso tiene puntos positivos: las ideas cargadas de fuerza y muy reivindicativas, el prólogo bien escrito y las canciones que aparecían en cada página. El potencial está hay, pero, quizás, mi opinión hubiese sido mucho más favorable si lo hubiese dejado en prosa.
En conclusión, podría haber dado mucho más de sí y haber conseguido una obra increíble. Lo recomiendo si queréis leer un poemario con transfondo, pero, si queréis leer poemas con musicalidad, esta no es la elección acertada.