Descargué “Ultramundo”, de Rubén Terrón, en la aplicación de Edición Anticipada, en la que puedo acceder a algunas novedades editoriales. Si bien no soy lectora de ciencia ficción, (aunque sí tengo leídos varios clásicos y sigo algunos escritores específicos de quienes disfruto mucho cómo abordan el género), sí soy muy fanática de la ciencia ficción en el cine, por lo que la posibilidad de leer esta historia me llamó mucho la atención desde la tapa misma. 

La ilustración de tapa retrata la ciudad inteligente de Ultramundo, que es un asteroide suspendido a cierta altura de una Tierra destruida después de una Tercera Guerra Mundial, que ha dejado -cual muchas otras distopías- un planeta devastado, en este caso inundado por el avance de los océanos y una población humana de hombres-rata sobreviviendo a duras penas en las cloacas que circulan entre los edificios sumergidos. La ciudad inteligente formaba parte de un plan tecnológico ambicioso que incluía una inteligencia central Madre y la mejora de la humanidad a través de avances tecnológicos de inteligencia artificial para la construcción de ultranoides, una nueva raza de humanos avanzados. Mientras en la ciudad el poder del emperador Caelus desvirtuó los objetivos originales, alterando la tecnología para que los humanos olviden su historia, sus recuerdos y su ética y con la intención última de destruir la raza humana; abajo, en las cloacas se empodera una resistencia comandada por la princesa Cataleya, la hija del emperador.

La novela es muy breve, muy sintética y resumida, y la acción muy rápida La historia hubiera ganado con un trabajo más elaborado de los personajes y una descripción más profunda y rica de la trama. Todo el tiempo de lectura tuve la idea de que estaba leyendo el guión de una película, con persecuciones de naves, grandes panorámicas, y efectos especiales, pero todo eso era un trabajo de imaginación que corría por mi cuenta. Ultramundo me resultó una buena historia, similar a otras que ponen en cuestión a la tecnología, la inteligencia artificial y la ética en el marco de una distopía en un Tierra futurista y devastada, y lo hace desde una mirada copada de la tecnología, pero solo con eso no alcanza, la manera de narrar puede convertir un viaje insípido en un paisaje raudo de poesía; del mismo modo un buen viaje puede opacarse si el lector no llega a vivenciar lo que el autor ha imaginado, que creo que es el caso de esta historia.

Por otro lado, el gran acierto del proyecto del libro es una posibilidad, que para mí no estuvo bien lograda, muy interesante de encontrar: la historia incluye una banda sonora, al pie de página de los diferentes capítulos se sugiere la lectura acompañada de un cierto tema de música electrónica synth-Pop, y electrónica experimental, compuesta por el mismo autor. Leyendo desde una app del celular, ir al pie de página para de ahí ir a la última página, para de ahí encontrar un QR con un link a una cuenta de bandcamp y recién ahí poder escuchar la música, complejizaba muchísimo todo mi experiencia de lectura, por lo que escuché muy pocos temas musicales. Aún así, la idea me resultó alucinante, cruzar el género literario con una propuesta multimedial es un camino que me resulta muy poco explorado y muy interesante. Una vez acabado el libro y ya en proceso de escritura de esta reseña me crucé con la información de que el autor está llevando adelante una precuela y una secuela, trabajando con un ilustrador y ambientaciones de los espacios y bocetos de los protagonistas. Quizás un universo está tomando forma y se desarrolla en próximas entregas.

La banda de sonido se puede escuchar gratis en Bandcamp: https://ultramundo.bandcamp.com/releases  

La web: https://ultramundo.es/

Paloma Echeverría es bibliotecaria, su trabajo es precario y, después de ver en los clasificados una propuesta de trabajo muy inusual y aventurera cruzando el océano, toma la drástica decisión de abandonar su vida y viajar a un pueblo en la selva subtropical paraguaya y aceptar un trabajo de fichaje de artículos y materiales bibliográficos para una oenegé ambientalista. 

Desde muy pronto se sabe que la aventura tendrá sus traspiés y saber que no todo es color de rosa y qué es lo que hay detrás de la fundación para la que trabaja demandará de Paloma una actitud osada y curiosa. La novela está ambientada a finales del milenio pasado, cuando la World Wide Web era aún una novedad y las conexiones eran frágiles y sobre todo inusuales. No es menor comentarlo porque el hecho de que Paloma pueda contactarse por internet para alertar a sus colegas bibliotecarios lo que está sucediendo en los Saltos del Gairá -donde transcurre la historia- será vital para el desenvolvimiento de la trama. A la vez es importante comentar que a pesar de estar anclado en un lugar y una situación reales, la historia es ficcional y los contextos -de la creación de la web y la historia de los Saltos del Gairá- no coinciden. 

El tráfico de pieles y la construcción de una represa hidroeléctrica son los problemas ambientalistas que dan fondo a la historia. Paloma va sospechando y reconociendo quién es quién en ese tablero de su nueva vida y asumiendo un rol cada vez más comprometido con la defensa de ese medioambiente del que apenas está empezando a sentirse parte. 

El libro es de muy ágil lectura, con una estructura simple y descripciones sencillas que logran captar el ambiente que rodea a la protagonista, la humedad extrema, la flora y fauna exóticas y llamativas, la naturaleza arrasando el protagónico desde el clima sofocante hasta el gran paisaje. Si bien son creíbles las charlas y vínculos con los lugareños, que empiezan a crecer en su afecto como cómplices, compañeros de lucha y afectos, podrían haberse desarrollado en más profundidad para sentir que acompañamos a la protagonista más de cerca en su aventura. 

La narración no llega al punto de saber qué sucedió con la represa hidroeléctrica, si la causa que enarbolaron con los lugareños funcionó o no, si modificó algo, o qué pasó; por lo que apenas concluido el libro es recomendable ir directo a la Wikipedia. Si bien la novela explica algunas de las consecuencias ambientalistas de la construcción de la represa casi no hace referencia alguna a los graves conflictos políticos limítrofes que atravesaron históricamente a la región. De todos modos cualquier libro que logre interesar al lector sobre algo, plantar una curiosidad sobre un lugar, una época, una persona, abre una puerta. En este caso, a la historia de un lugar que existió y jamás podremos conocer.