Hay libros que te invitan a buscar su razón de ser, el porqué de su escritura y en qué se basan los autores para escribirlo. Y a veces, al buscar sobre ellos, descubrimos que se basan en historias reales, como ocurre en este caso.

Esta historia nos transporta a Saltos del Guairá, Paraguay, poco tiempo antes de que se construya la represa hidroeléctrica Itaipú, centrando su trama en las dudas y el temor del pueblo a qué pasará cuando esta represa se instale, y si es verdad que el lugar se inundará y perderán todo. 

Sin duda, este libro fue una grata sorpresa. Nos presenta a una protagonista fuerte dentro de su humanidad que intentará luchar por una causa en la que cree, pero que deberá enfrentarse a intereses egoístas y sufrirá en carne propia lo peligroso de la situación en la que se encuentra.

Es inevitable sentir la preocupación del pueblo y el dolor de Paloma, la protagonista, por lo que sufre en su lucha. Y al final, uno se queda pensando en el mensaje, en la importancia de mantener los ecosistemas y no hacerle más daño al planeta del que ya hemos hecho.

Destaco la capacidad de la autora por crear una historia de ficción dentro de la realidad, espero leer más de ella.

Tuve que investigar qué llevó al autor a escribir semejante historia para comprender mejor qué estaba leyendo, y aún así no quedé conforme. En este libro se relatan con sumo detalle los abusos que sufre el pequeño de parte de un religioso, y realmente me pregunto ¿Era necesario? ¿Era necesario ser tan explícito con lo que se relataba? Estamos hablando de un NIÑO. Entiendo que debía ser chocante para el lector y que así reflexione con que esas cosas suceden en la realidad, pero no veo la necesidad de ser tan explícito con una situación tan complicada, lo sentí una total falta de respeto.

Dejando eso de lado, otra cosa que no disfruté en absoluto fue la pluma del autor. Utilizaba demasiadas palabras para decir lo mismo (por ejemplo podíamos encontrar algo como: esta mañana desayuné café, ya le digo yo que café bebí esta mañana). No es literal del texto, solo un ejemplo, pero creo que se entiende.

En fin, no me gustó casi nada ni pienso leer más del autor.

Sinceramente, no me alcanzan las palabras para describir lo mucho que me gustó este libro y cuánto terminó significando para mí.
La vida que lleva la protagonista es tan triste que dan ganas de sacarla del libro, darle un abrazo y decirle que llore tranquila, que no está sola. La bronca que sentía cada vez que su mamá no actuaba como se esperaría de una madre que ama a su hija es inexplicable.
Ciertamente, Morgana no está sola, tiene a un gran padre y una excelente amiga, pero esa falta de una madre de verdad y del trato que ella tiene con su hija me llenó de impotencia.
Pero ¿Por qué digo que significó mucho para mí? Este libro nos plantea un par de situaciones que nos ponen en tela de juicio la moral, y nos hace preguntarnos si nosotros actuaríamos como ciertos personajes o no. Y si la respuesta es sí, nos terminamos sintiendo muy mal, como me pasó a mi. No voy a decir mucho más para no dar spoilers, pero esta historia me hizo darme cuenta de varios de los prejuicios que tengo y de lo mal que están, así como también de que tengo que empezar a cambiarlos ya.
Lo último que me queda por decir es que todos merecemos un papá como Sergio, una mejor amiga como Franca y un chico como Santiago. Pero nadie, absolutamente nadie, merece una madre como Tamara.