Novela policíaca ambientada en Noruega protagonizada por los detectives Holger Munch y Mía Kruger. ‘El niño en la nieve’ continúa la saga iniciada con ‘Viajo sola’ y ‘El búho’. Un niño en estado de shock y con unos cuernos de reno en la cabeza será encontrado en mitad de una tormenta de nieve años atrás. Así se inicia nuestra novela.
Hoy en día, un asesino anda suelto y se ha cobrado su última víctima. El cadáver de una chica ha sido localizado en un lago y la policía debe localizarlo antes que engrose su número de víctimas, ya que el asesino mata sin seguir ningún patrón ni relación entre las víctimas.
Novela muy recomendable y en la línea de sus antecesoras. Se nota la evolución de los personajes. Es recomendable haber leído las dos anteriores novelas para no perderse ningún detalle, aunque se pueden leer de forma independiente.
Una novela que crea adicción, con un ritmo elevado y constantes giros en una trama muy lograda. El autor consigue que el lector se implique con los protagonistas y nos alegremos y padezcamos con cada paso que dan.

Todo empieza un 24 de septiembre de 1980 con Viktor Lavrov, espía del KGB que trabaja en la Alemania oriental (Berlín oriental) como enlace entre la Unión soviética y la RDA, concretamente la STASI.  Hijo de padre español y madre rusa, Viktor Lavrov es psicólogo criminalista y ayudará a Otto Bauer, inspector jefe de la Kriminalpolizei a resolver una serie de 5 asesinatos de menores que nadie reclama y que no interesa resolver ni que se sepa en la RDA y a la vez deberá cumplir con la misión encomendada por su agencia y no permitir que los servicios de inteligencia de la STASI (RDA) y BDN (RFA) se le avancen. Dos tramas que se mezclarán entre sí y en las que Viktor Lavrov no tendrá tiempo que perder.

Tengo que decir que al principio de empezar a leer la novela pensé que no me iba a gustar y que quizás no la acabaría, ya que me costó entrar en ella.  Había una gran cantidad de personajes y nombres difíciles de aprender y no me acababa de situar en plena guerra fría, en la Alemania comunista controlada por la Unión Soviética…pero la verdad es que me equivoqué y mucho, porque al superar el primer cuarto del libro, me enganchó y…¡ de que manera!

Me ha encantado, la originalidad de las dos tramas y lo bien que se enlazan entre ellas junto con la rivalidad entre agencias de espionaje, la historia de amor-desamor de Viktor y Erika, la relación de amor-odio entre Otto y su hermanastra Birgitt (personaje encantador y muy auténtico por las reacciones tan espontáneas que tiene)…unos personajes muy bien perfilados, definidos y dotados con una gran personalidad y realismo.

Hay una gran ambientación en toda la novela, consiguiendo que nos imaginemos una época fría, oscura y tenebrosa, con la gente mirando a un lado y otro esperando a ser observados y controlados y hacernos sentir de la imposibilidad de cruzar el muro de un lado a otro. El autor consigue que veamos a dos Alemanias separadas por el capitalismo y el comunismo y que piensa cada lado del muro respecto al otro. Son muy buenos los continuos cambios de escenario.  

La trama de los asesinatos de los niños me ha gustado mucho. Viktor cede el testigo de espía y asume el de colaborador de otros personajes como Otto, Max o Birgitt para ayudar con sus contactos e influencias en el trabajo de investigación de los asesinatos. Unos asesinatos con una motivación que he encontrado muy acertada y original y que poco me podía esperar.

En resumen, no os puedo contar más porque no quiero hacer ningún tipo de spoiler, sólo recomendaros » Todo lo mejor», para mi ha sido un acierto y un doble descubrimiento, ya que además de una gran obra, he descubierto a un gran autor. Ahora soy un «Gellidista» más.

«Todo lo mejor es lo peor cuando uno no sabe de qué lado está»