Se trata de un libro de poesías que se lee con facilidad. Va destinado a un público juvenil y muestra un lenguaje cercano y directo. 

Es complicado identificar el tema principal del libro, ya que los poemas son inconexos y cuentan historias independientes cada uno de ellos. En cualquier caso, se centran en el amor y en las relaciones sociales y familiares. Hay varias referencia a diversos viajes que dan la sensación de haber sido realizados por el propio autor, siempre centrados en el acompañante y en las emociones.

No cuesta imaginarse las letras envueltas en el sonido de una guitarra y cantadas de forma melodiosa. Por ello, es una obra que no aburre aunque no llegue a entusiasmar. 

Son varias las piezas que consiguen atraparte y llevarte a imaginar la situación que el autor trata de transmitir. Me ha parecido especialmente interesante donde habla de la Ruta 66, que te obliga a sentirte en el asiento trasero de un coche, bebiendo mientras observas las «olas de alquitrán» por la ventanilla, absorto el paso de paisajes y gasolineras desiertas. Es inevitable tratar de imaginar quién conduce y por qué el autor va en el asiento de atrás.