Cuando leí la sinopsis de este libro me atrapó por completo ya que tiene muchos elementos que busco en una lectura: un secreto familiar, romance, una trama que se desarrolla en un país con una cultura y situación totalmente diferente… Pensaba que iba a disfrutarla muchísimo, pero por desgracia no ha sido para mí y ha acabado siendo una de las primeras decepciones del año.

La trama comienza en Vigo, en la mansión de un importante impresario, Ernesto Ferreira, durante la fiesta de cumpleaños de su hija Irina. La niña se encuentra esa noche en la playa con un desconocido que le da un colgante, un colgante que provoca la ira de su padre cuando lo ve.
Años después, Irina descubre que ese colgante guarda un secreto familiar y la pista la lleva a ella y a su hermanastro, Sagor, hasta Bangladesh donde su padre tiene varios negocios.
Un viaje que la hará ver una realidad que desconocia, además de descubrir muchos interrogantes sobre el pasado de su familia.

Han sido varios los problemas que he tenido con esta novela que han impedido que la disfrutara, el primero de ellos con los personajes, con los que no he conectado nada.
Se trata de una familia acomodada que no ha tenido ningún tipo de escasez o problema económico en toda su vida y entiendo que la autora decidiera que sus personajes sean de clase alta, ya que de esta manera son más patentes las diferencias que existen entre ellos y los bengalíes. Pero eso ha hecho que me sintiera totalmente alejada de ellos, no me han caído bien, me han parecido malcriados, pijos y poco conectados con la realidad (que ya digo que no hace falta irse a un país pobre para ver que no todo el mundo tiene sus privilegios).
Además, tampoco he entendido por qué los personajes iban hablando con un spanglish típico de influencers, quizá para que quedara claro de dónde venían, pero no es nada natural.

El siguiente problema ha sido la historia. La trama principal de la novela es el secreto oculto que hay en la familia Ferreira, un secreto que se va descubriendo con una facilidad pasmosa. En un país tan grande como Bangladesh en el que viven millones de personas, Irina y su hermanastro todas las pistas y las personas adecuadas casi nada más llegar.
Pero lo peor ha sido que el desenlace final no me ha convencido nada. Es todo demasiado irreal, muy poco creíble, muy de película y algo forzado.
Hay algo positivo en ella y es que la autora ha hecho una crítica social, poniendo de manifiesto una realidad que se vive en ese país y que es necesaria que se dé a conocer, pero creo que queda un poco desdibujada y que no queda bien integrada en la historia, ya que da la sensación de que se queda a medias.
Después ha habido muchas escenas que no acababa de entender qué función tenían o que no aportaban mucho a la historia y que hacían que perdiera más el interés y que me costara seguir avanzando.

Y por último, el romance. En la sinopsis nos habla de un amor prohibido pero es que sucede casi al final del libro y cuando lo hace es rápido y sin sentido, ya que no hay casi ni interacción por parte de ellos, por no hablar de que hay cero química.
Por cierto, hay otros enamoramientos, por llamarlos de alguna manera, que no acabo de entender qué importancia tienen en la trama, ya que sin ellos no habría habido casi ninguna diferencia y sería menos inquietante la fijación de esta autora con repetir esas mismas pautas (los que leáis el libro lo entenderéis)

Nenúfares que brillan en aguas tristes no ha sido una lectura para mí. Está bien escrito y muy bien documentado y cuanta con una trama con mucho potencial y muy interesante, pero no he conseguido conectar con los personajes y el desarrollo de la historia no me ha convencido ni me ha gustado.

Escóndete es la segunda novela de una serie policíaca escrita por Lisa Gardner. Su primera parte se publicó con otra editorial, pero se pueden leer perfectamente de manera independiente.

La vida de Annabelle Granger cambió cuando tenía siete años. Su padre llegó a casa una noche, hizo las maletas y les dijo a ella y a su madre que se iban de Boston. Parecía que estaban huyendo de casa.
Una huida que no terminaría ahí. Varias ciudades, con nuevos nombres e identidades, pero Anabelle nunca supo el por qué de tantos cambios en su vida. Nunca se lo contó su padre. De él aprendió a desconfiar de todo el mundo, a esconderse y a defenderse de los peligros que pudiera encontrar.

Annabelle continuó con esta vida incluso cuando sus padres murieron, hasta que un año vio una noticia en el periódico sobre el descubrimiento de seis cuerpos en un hospital psiquiátrico abandonado en Bostón.
Sin saber por qué, Annabelle supo que los cuerpos eran todos de chicas jóvenes y sabía que una de ellas era su mejor amiga.

Así comienza este thriller. La novela presenta un par de personajes recurrentes, los detectives de la policía de Boston D.D. Warren y Bobby Dodge. Antiguos amantes, ahora mantienen una relación estrictamente profesional, pero claramente enamorados el uno del otro.
Pero la protagonista absoluta es Annabelle que comienza a hacer su propia investigación con ayuda de los detectives, encontrando un posible vínculo con un asesino en serio, con los hechos que ocurrieron cuando era niña.

Muchos saben que yo no soy mucho de thrillers, pocos me sorprenden, me mantienen intrigada y consiguen convencerme con el final, pero este libro lo ha conseguido.
La autora ha sabido mantener el misterio, despistar al lector, engañar y que me montara varias teorías sobre el culpable.
Además, hay varios sospechosos, todos relacionados con el psiquiátrico donde encuentran los cuerpos, con lo que es aun mayor el suspense y la tensión que se respira en el libro.

Lisa Gardner cuenta una historia trepidante y muy bien escrita y desarrollada.

Soñar bajo el agua es uno de esos libros que, nada más leer la sinopsis, sabes lo que te vas a encontrar: una lectura sencilla, pero llena de buenos sentimientos con la que acabarás con una gran sonrisa en la cara y casi con una sensación de paz y de buen rollo.Por eso, sabía que era el libro perfecto para leer después de mis vacaciones ya que, eso que he comentado antes, es justo lo que me he encontrado.

Libby Page cuenta la historia de dos mujeres que no estaban predestinadas a conocerse, hasta que la piscina de su barrio de Londres tiene los días contados y sus caminos se cruzan inevitablemente.
Kate es una reportera que cubre la noticia sobre el cierre de la piscina y Rosemary es una de las usuarias más veteranas a la que tiene que entrevistar. 
Este encuentro cambiará la vida de las dos, uniéndolas en una lucha conjunta para evitar que una gran compañía cierre la piscina para construir un complejo de lujo.

La amistad entre las dos mujeres será el motor principal del libro. Dos mujeres tan distintas entre sí, unidas por un fin común, que desembocará en una amistad pura, honesta y real.
Ambas se encuentran en etapas totalmente distintas de la vida. 
Kate es una chica joven, que vive en la gran Londres, donde no acaba de encontrar su lugar. Sin amigos, con un trabajo que no es con el que soñaba, siente que todo le viene demasiado grande y debe luchar contra la ansiedad día a día. Pero no se siente lo demasiado fuerte ni para cambiar aquello que no le gusta, ni para pedir ayuda para conseguirlo.
Por otro lado, Rosemary es una octogenaria, viuda, que ha vivido toda su vida en el mismo barrio y que va viendo cómo éste va cambiando con el paso de los años. Los negocios de toda la vida cierran para dar paso a grandes superficies, los vecinos de siempre dejan sus casas y cada vez va perdiendo más amigos y familiares. Desde que se quedó viuda, esa soledad se ha acentuado todavía más.
Que las dos se encuentren será el empujón y el apoyo que ambas necesitan.
Ha sido una relación muy tierna y bonita que llega incluso a emocionar. Cada una aporta a la otra lo que le falta: Kate, alguien que le anime y le haga ver lo que vale; Rosemary, una persona que pase con ella tiempo, se preocupe por ella y la escuche.

La vida de Rosemary y su conexión con la piscina será también una parte importante de la historia. Iremos sabiendo, poco a poco, cómo empezaron esas visitas a la piscina, desde que era una niña y cómo, desde entonces, ha formado parte importante de los momentos más cruciales y felices de su vida y de la su difunto marido.
En muchas ocasiones puede recordar a cualquier persona mayor: abuelos, vecinos de toda la vida, personas llenas de vivencias y mucha sabiduría, cuyos recuerdos merecen la pena escuchar.
Además de ellas, hay una serie de personajes secundarios, diferentes vecinos de Brixton, que se unirán a ellas en su lucha y cuyas historias, también relacionadas con la piscina y lo que significa para ellos, iremos conociendo en mayor o menor medida.
Un grupo de lo más diverso que aportan diferentes puntos de vista. 

El ritmo del libro es muy ágil, gracias a unos capítulos bastante cortos y a una historia repleta de vivencias, personajes y relaciones entre ellos.
A pesar de que tenga una trama muy sencilla y muy corriente, está llena de sentimientos y emoción, con espacio para la amistad, la unión, el trabajo en equipo, el amor y lo importante que es conservar esos sitios de toda la vida en los barrios que forman parte de la vida de todos (ya sean una piscina, una biblioteca o un parque)

Soñar bajo el agua es una historia tierna y llena de valores que te hace reír y soltar alguna que otra lagrimilla. Una historia sobre un grupo de personas que se unen para salvar el sitio que los representa y que te hacen creer en la solidaridad y el compañerismo. 
Un libro con una sencillez que emociona y con la que es fácil sentirse identificado. 

Pues sigo adentrándome en el thriller este año. Ya llevo unos cuantos leídos, aunque la verdad es que no acierto demasiado con los que escojo, ya que, al final, resultan ser unos thrillers bastante descafeinados que no me mantienen en tensión.
Es lo que me he pasado con Un extraño en casa, que me animé a leer por las buenas reseñas del primer libro de la autora, que no he leído, pero que, aparte de ser una lectura rápida, no ha sido nada destacable.

El libro está narrado en tercera persona y tiene un comienzo interesante en el que se presenta el misterio por el que girará toda la trama.
Karen es una ama de casa con una, en aparente, buena y tranquila vida. Está felizmente casada con Tom, viven en un buen barrio, tienen amigos…
Pero un día está preparando la cena y lo siguiente que recuerda es despertarse en la cama de un hospital. 
La policía y su marido le dicen que ha tenido un accidente por ir a demasiada velocidad en una zona que es de las peores de la ciudad, justo en la otra punta de donde viven ellos.

Y es aquí cuando comienza todo el meollo: la investigación sobre lo que pasó durante esas horas en las que Karen no recuerda absolutamente nada, y la revelación de algunos secretos que estaban escondidos.
La autora intenta jugar con el lector, desvelando información en cada capítulo sobre algún personaje para que las sospechas recaigan en él y así confurdirnos y hacernos dudar de todos y de todo.
Pero lo cierto es que acabas descubriendo todo bastante pronto. Yo barajaba dos teorías y pronto me quedé con sólo una, que resultó ser la correcta (y eso que no suelo ser muy avispada con estas cosas).
Por lo tanto, la tensión y la intriga que esperas encontrar son totalmente inexistentes, aunque la forma en la que está narrado hace que no se haga pesado.
Hay muchos diálogos, capítulos cortos, pocas descripciones y tiene un ritmo rápido, así que se lee en poco tiempo.  

En cuanto a los personajes, no es que nos encontremos a personajes bien construidos con los que es fácil empatizar, ya que son bastante básicos y pecan de unos cuantos clichés.
Son tres los principales y, cada uno de ellos tiene una función dentro de la novela y poco se desmarcan de ella: Karen es la mujer solícita y perfecta, Tom es el marido que peca de ser un poco calzonazos y Brigid es la mejor amiga que sabes desde el principio que sus intenciones no son las de estar a su lado. 
En fin, que no me han dicho nada y me han dado bastante igual. 

Eso sí, a pesar de que, después de todo lo que he ido contando, pensaba que ya no tenía ningún tipo de gracia, la sorpresa que aparece al final ha conseguido salvar al libro de un claro suspenso y que llegue, al menos, a las dos estrellas en Goodreads.
Es un giro que no me esperaba y que cambia las ideas que tenía hasta entonces. No es que sea un gran final y algunas cosas las cogería con pinzas, la verdad, pero al menos le da ese impacto final que me quitó la desgana con la que iba leyendo. 

Un extraño en casa ha sido un libro muy flojito del que esperaba más. No he encontrado tensión, misterio, ni una trama bien trabajada e hilvanada. Las sorpresas no resultan serlo ya que intuyes lo que va a pasar con bastante tiempo, aunque el as que se guarda al final la autora es lo mejor y lo que más me ha gustado. 

Sólo llevamos un par de meses y sigo enlazando lecturas más que notables y descubriendo autoras a las que voy a seguirles la pista. No podía haber comenzado mejor el año, la verdad.
Kristin Hannah es una autora de la que leí muchísimo el año pasado por las redes por su novela El ruiseñor, que tengo más que apuntado, pero con la que me he estrenado con el nuevo libro que han publicado aquí, El baile de las luciérnagas, una historia sobre la amistad entre dos mujeres a lo largo de 30 años.

Kate y Tully se conocen cuando tienen 14 años y no pueden ser más distintas la una de la otra. Kate es una chica tímida, insegura, con una familia sobreprotectora, mientras que Tully es confiada, popular y con una madre que nunca le ha demostrado su amor, algo que la marcará para toda la vida y que le hará buscar incesantemente su reconocimiento.
Son polos opuestos pero es justamente eso lo que las une. Kate tendrá ese empujón que necesitaba para salir del cascarón. Tully encontrará la familia que siempre ha querido en la de Kate.
Dividido por décadas, veremos los buenos y malos momentos que su amistad sufrirá a lo largo de los años.

Gracias a que la autora nos cuenta su historia desde el principio, explicando su día a día, podremos ver la evolución de ambos personajes, dos chicas cuyas vidas discurren al principio paralelamente y que, poco a poco, comenzarán a tomar rumbos diferentes, sobresaliendo, especialmente, el cambio que sufre Kate respecto a cómo era al principio.
Kate pasa de ser una chica dependiente, siempre a la sombra de su mejor amiga, para ir, poco a poco,  tomando sus propias decisiones para ser, y hacer, lo que ella realmente desea.
Por otro lado, Tully se volcará en su trabajo como una forma de reemplazar aquellas carencias afectivas que le faltan desde pequeña.

La autora cuenta una historia sencilla, pero tremendamente realista y muy humana. Kate o Tully pueden ser cualquiera de nosotras. Sus experiencias pueden ser también las nuestras.
Estudios, trabajos, familia, amor, hijos… problemas cotidianos con los que todos podemos llegar a lidiar en algún momento.
Kate y Tully no son perfectas. Son mujeres que tienen miedo, inseguridades, frustraciones, preocupaciones y alegrías. Es tremendamente sencillo empatizar con ellas. 
Algo que me ha gustado mucho es cómo ha tratado el tema de la maternidad, sin idealizarla, presentando diferentes estructuras familiares, situaciones y opciones.

Otro dato curioso es que, al abarcar diferentes décadas, son muchas las referencias a hechos políticos, sociales o culturales que realmente han sucedido. A mí, personalmente, me gusta cuando se introducen este tipo de datos, ya que le da mucha más veracidad a la historia. 
Y quizá ha sido eso, que son muchos años los que se cubren, la causa de que haya faltado un poco más de profundidad en algunos puntos, especialmente en la parte romántica, pero esta carencia se suple, y con creces, gracias a esa amistad tan auténtica e incondicional entre las protagonistas, que es, en definitiva, el motor de la trama.

El baile de las luciérnagas es un libro con el que he reído, llorado y sufrido mientras he sido testigo de las vidas de dos mujeres y los pormenores de su amistad.
Con una evolución más que perfecta de sus personajes, he disfrutado inmensamente de una trama sencilla, llena de sensibilidad y real como la vida misma.

Una llama entre cenizas no fue lo que esperaba (X), pero no perdí la esperanza de que la cosa mejorara dada las buenísimas reseñas que han proliferado estos últimos meses por aquí.
Pero debo de ser de las pocas que sigue sin encontrar eso que la hace tan increíble y maravillosa.
No me malinterpretéis, no están mal, pero no va a llegar a convertirse en una de mi favoritas.

Esta segunda parte comienza justo donde terminó el primero, con la huida de Laia y Elias de la ciudad de Serra, con la misión de ir a rescatar al hermano de ella, Darin, de la cárcel de Kauf. Considerados ahora traidores al Imperio, no serán pocos los obstáculos y los peligros que se encontrarán, ya que la misión del ejército marcial es llevarlos ante el nuevo emperador, Marcus, para recibir su castigo.
A todo esto, le tenemos que sumar la situación de Helene, ahora la verdugo de sangre de Marcus, y obligada a cumplir lo que se le ordena, le guste o no, si quiere mantener a su familia a salvo. Y su primera misión, es encontrar a Elias y llevarlo ante él.

Esta vez, por lo tanto, tenemos tres puntos de vista diferentes, algo que le suma puntos ya que me ha gustado conocer mejor a este personaje, sobre todo en una situación como en la que se encuentra.
Helene se debatirá entre la lealtad hacia su mejor amigo o al Imperio y sabe que, elija lo que elija, le tocará hacer cosas de las que no se sentirá orgullosa.
Somos testigos de, no sólo esa lucha interna, si no también de la vida en Serra bajo el mando del despiadado y cruel Marcus.

Si hay algo que realmente se le da bien a Sabaa Tahir es hacer libros repletos de acción. Esta segunda parte es, ciertamente, muchísimo más ágil y rápida, repleta de persecuciones, muertes, traiciones y giros en la trama desde la primera página. No hay ni un minuto para descansar, ya que en cuanto algo termina, ya ha introducido otro elemento igual de impactante y tenso.
He disfrutado de lo lindo con los últimos capítulos, en los que pasan ciertas cosas que no esperaba para nada y que me han dejado con la boca abierta y deseando saber cómo va a continuar la cosa en el siguiente.
Además, se profundiza más en la situación de los académicos y de los tribales, hay nuevos personajes secundarios y un importante aspecto sobrenatural del que se sabrán muchos más detalles y que le da más interés a la trama.

Pero, por otro lado, sigue sin convencerme el romance, que sigo considerando el punto más flojo de la trilogía. Si ya me gustó poco en Una llama entre cenizas, aquí he acabado bastante desesperada con el tema aunque, afortunadamente, no es algo que tenga mucho protagonismo.
Ese triángulo amoroso sigue presente, pero lo peor es que Laia cambia de opinión de una página a otra. Tan pronto tiene sentimientos por uno, como que se decanta por el otro en cuanto lo ve. Es totalmente una veleta y ha habido veces en las que me ha dado la sensación de ser una inmadura y caprichosa.
Eso y que sigo viendo a Elias y Laia bastante planos, sosos y carentes de atractivo, son mis mayores trabas. No encuentro la profundidad ni la evolución que me gustaría, algo que ocasiona que me dé bastante igual lo que les acabe pasando.

Una antocha en las tinieblas es una segunda parte que supera a su antecesora en cuanto a acción, sorpresas y revelaciones que quitan el hipo, pero que, en mi opinión, flojea en unos protagonistas algo simples y una trama amorosa algo mal llevada.

Este mes de mayo ha sido el mes de las sorpresas, porque dos de mis lecturas han acabado gustándome más de lo que esperaba.
Una de ellas es ésta: Kiss Me: Prohibido Enamorarse. Ha sido sorpresa porque, aunque siempre voy un poco con pies de plomo con este tipo de lecturas, esta vez ha conseguido no sólo mantenerme enganchada, sino que también he encontrado más cosas positivas, que negativas.

Tengo que partir de la base de que la trama de este libro es bastante típica, algo que ya sabía desde el principio: chica que quiere ligarse a uno de los más populares, chico deportista, guapo y ligón que la ayudará a cambio de clases particulares, un trato que inevitablemente se convierte en mucho más… etc, etc.
Pero a pesar de que utiliza algunos clichés, Elle Kennedy no cae en el error de abusar de ellos. Por ejemplo, Hannah no se va a estar debatiendo hasta el final entre Graham o el chico que le gusta desde hace meses, tampoco se ha creado al típico personaje guapo, deportista y tonto, o a la chica tímida e inocente que siempre vemos.
Y aunque los dos tienen un pasado tormentoso, con ciertos traumas algo ya trillados y que sigo insistiendo no hacen falta para crear una buena novela de este género, no juega al drama por el drama con ellos.
Han sufrido, les ha afectado y les ha cambiado irremediablemente, pero no se regodean en ello ni utilizan la autocompasión.

Creo que la mayor baza de este libro es que es de esos que enganchan cosa mala, a pesar de que es bastante predecible y que sabes, sin ninguna duda, cómo va a terminar.
Esto es gracias a que la relación entre Garret y Hannah atrapa desde la primera página.
No lo voy a negar, siento debilidad cuando los protagonistas se llevan como el perro y el gato y no paran de tirarse pullas y de estar picándose mutuamente. Creo que, con esta dinámica, se rompe más fácilmente el ritmo lineal y plano que suelen tener este tipo de novelas.

Otra cosa que también he agradecido es que el romance no es excesivamente empalagoso, ni cursi. Se mueve bastante bien en un término medio, tiene sus momentos más románticos, sensuales, dramáticos e, incluso, divertidos.
Además, tiene también cierta variedad de personajes secundarios, que incluyen familiares y amigos de ambos, que contribuyen a romper la monotonía y que ayuda a conocer un poco a los que serán los protagonistas de las continuaciones.

Eso sí, creo que mi mayor pero ha sido en el vocabulario que se utiliza. No sé si es cosa de la traducción o que realmente en inglés la autora ha utilizado ese tipo de expresiones, pero, aparte de ver demasiados tacos que, sinceramente, tampoco hace falta hablar así para que sepamos que tienen más de 20 años, me he encontrado con palabras o frases, poco naturales. Me chirriaban un poco, la verdad.

Aun así, Kiss Me: Prohibido enamorarse ha resultado ser una lectura entretenida, rápida de leer y, dentro del New Adult, que se desmarca un poco del resto.
A pesar de sus tópicos, que ya parece que sea tradición en los libros de este género que los haya, me ha gustado que no se convirtiera en un drama lacrimógeno (algo que no soporto), ni que ella jugara el papel de princesa indifensa y él el de salvador machote.
Si os gustan este tipo de libros, creo que es de los más interesantes que he leído últimamente. No es una lectura maravillosa a la que le daré 5 estrellas, pero me ha gustado más que muchas otras del estilo y, lo que es importante, con ganas de leer el resto.

Creo que todos conocemos a Marta Torné, presentadora y actriz que ahora, también, se ha animado con la escritura y acaba de publicar su primer libro.
Tengo que confesar que, al principio, no tenía pensado leerlo. Pero por cosas de la vida, tuve la oportunidad de hacerlo y me dije: ¿por qué no? Además, cualquier historia con un perrete como uno de los personajes principales suele llamarme bastante.

La historia es sencilla, nada que no hayamos visto anteriormente. La protagonista, la propia autora, ya que tiene tintes biográficos, o eso parece, sobrepasa la treintena, sigue soltera y comparte piso con su mejor amigo, mientras tiene citas con diversos hombres buscando al amor de su vida.
Pero el que primero llegará para quedarse es Rufus, un Yorkshire que se convertirá en su compañero más fiel y que formará parte en las peripecias de su dueña.

Aunque ha sido una lectura bastante simpática, con algunos momentos graciosos, creo que le falta más profundidad en todos los aspectos.
Me ha parecido más una mezcla de anécdotas que le han podido pasar a la propia autora, tanto en lo profesional como en lo personal, que la creación de una historia original y nueva.
En las pocas páginas que consta el libro, Marta Torné nos va mostrando algunos retazos de cómo es la vida de una actriz (con los cástings, los paparazzis, la incertidumbre de saber si su trabajo va a tener éxito o no…), y las diferentes citas y encuentros con diversos hombres.

El problema es que todo pasa demasiado rápido. No se para mucho en descripciones o en dar a conocer a los diferentes personajes, y las situaciones que tienen lugar son algo precipitadas. Tan pronto crea un problema como que lo resuelve en un par de páginas.
Además, no sólo pecan todos de tópicos, si no que a veces lo noté muy, muy exagerado. Tenemos al pijo, al guapísimo pero no muy listo, o el vago y aprovechado. Por no hablar del amigo gay y algo loco y estrafalario.
Todo es demasiado predecible y no hay ocasión para ningún tipo de sorpresa o as bajo la manga.

Lo que sí tengo que destacar es el acierto de escribir el libro bajo dos voces diferentes, el de Marta y el de su perro, Rufus.
Creo que es lo que más interesante y divertido me ha parecido. Ha sido gracioso ver el punto de vista de Rufus ante todo lo que le pasaba a su dueña.
Le ha dado un toque algo diferente y rompía bastante con el ritmo tan plano del resto de la trama.

Marta & Rufus es una historia bastante normalita. No me ha parecido mala en realidad, pero sí que ha pasado sin mucha pena ni gloria.
A pesar de que tiene algún momento gracioso (que recae la gran mayor parte de las veces en el perro), el resto es bastante corriente, tópico y predecible, con lo que la hace algo olvidable.