Tiffy y Leon comparten cama. Tiffy y Leon no se conocen.

Así es como comienza la que probablemente sea una de las novelas más originales (respecto a trama y formato). La autora emplea un lenguaje sencillo y directo, capaz de llegar a un público amplio. A esto se le suma la estructura de la narración: con partes divididas en meses, capítulos alternados desde el punto de vista de uno u otro protagonista y la comunicación entre ambos mediante cartas. La trama, por tanto, se desarrolla de manera tan organizada que resulta bastante fácil de leer. Existe abundancia de diálogos, algunos más trabajados y otros mucho más cortos que en ocasiones solo parecen aumentar la ligereza de la novela.

En cuanto a los personajes, podría decirse que son el punto fuerte. Personalidades y situaciones comunes como para permitir la identificación, pero no lo bastante como para perder gracia y originalidad. La novela está repleta de optimismo, humor y también caben toques más emocionales. Los personajes son los encargados de llevar este peso, desplegando cada cual su propio encanto. Destaca Tiffy como mujer fuerte y de gustos «extravagantes». 

El romance está muy bien llevado, transmitido a la perfección a través de las cartas, cuyo contenido irá pasando progresivamente de la cordialidad hasta la implicación emocional. Es pausado, con sentido. Se desarrolla lentamente, manteniendo el interés. Hay ritmo, giros argumentales y un final redondo que hace de este libro autoconclusivo una apuesta ideal para lo amantes del género.

Haciendo honor a su propio título, los primeros capítulos arrancan con un intercambio de casas, el cual se presenta como la opción más favorable para Caroline y Francis. Gracias a esta decisión esperan mejorar su situación y conseguir recuperar su matrimonio.
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Encontramos algo más en la trama; el misterio de aquella persona que ahora ocupa su hogar, y es ese camino el que nos adentra en el thriller y suspense de la novela. No obstante, el desarrollo de los personajes principales se considera el sustento de la historia, narrada en tiempos diferentes: el pasado y el presente. Asimismo, la mayoría de capítulos se encuentran centrados en Caroline, mientras que otros son protagonizados por esa persona anónima. Los personajes secundarios apenas reciben un trato de igual importancia.
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La narración, bastante ágil según la ocasión, se explaya en la psicología del matrimonio, detallando con lentitud e innumerables anécdotas cómo es su situación actual y el motivo por el que han llegado a ella. Ahonda en ambas personalidades, en su evolución y actuaciones, por lo que más que un ritmo trepidante y tenso nos encontramos con una trama que se cuece a fuego lento.
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La intriga por conocer la identidad del anónimo y sus pretensiones se mantiene, aunque se le da más importancia una vez se acerca el final. Existe algún intento de engañar al lector y aunque la resolución es correcta, podría haber sido más original y dramática. No obstante, se agradece el esfuerzo de aportar algo novedoso y no tan visto.
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Una novela que bien ahonda en sentimientos y pensamientos, errores y adicciones, pero con tintes de thriller que no llegan a alcanzar la intensidad que debieran.

«Escóndete» nace como un thriller policíaco que pretende retener al lector entre sus páginas, dándole pequeñas pistas para que sea capaz de seguir el hilo de la investigación planteada a la vez que realiza sus propias cábalas. La pluma de la autora es sencilla, directa, en ocasiones incluso sarcástica. Se plasma en capítulos cortos, con la voz de dos narradores protagonistas que se van alternando, lo que ayuda a mantener el interés y dinamizar la lectura. A tal cometido contribuyen, a su vez, la abundancia de diálogos. 

La historia comienza presentando a Annabelle y a su familia en un momento concreto del pasado; en su primera huida. Se desconoce el motivo de tal suceso, que se repetirá a lo largo de los años, hasta que entra en juego el segundo cabo suelto del libro. El agente Bobby Dodge y D.D. Warren se encuentran inmersos en la investigación de un homicidio terrible y para su resolución será importante tanto Annabelle como la propia historia que guarda un antiguo hospital psiquiátrico. 

La autora maneja con destreza las dosis adecuadas de suspense, creando una montaña rusa donde las sorpresas se intercalan con momentos de tranquilidad y lectura ágil. Los personajes presentan evolución, no obstante, las pinceladas amorosa no terminan de encajar. El nudo de la trama es elaborado, muy bien trabajado, pero la resolución resulta precipitada y «fácil», sin dejar posibilidad de acierto a los lectores.