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registrado desde febrero de 2018
«Borra lo que pesa para salir a flote». Maravillosa historia sobre el perdón.
Hacía mucho tiempo que quería leer a Albert Espinosa, y fue tras una de sus entrevistas que tuve más claro que nunca que tenía que conocer lo que Albert tuviera que contar con sus historias. Así que, cuando vi en la plataforma Edición Anticipada que estaba disponible su última novela, me lancé a por ella para poder descubrir por qué lo mejor de ir es volver.
Me ha encantado. Así, sin más. Y me ha removido tantas cosas… que escribo esta reseña el mismo día en que me he despedido de Rosana y Troy porque necesito que las emociones y los pensamientos, que surgieron en mí leyendo esta novela, sigan aún ahí para poder expresarme con mayor claridad. Lo mejor de ir es volver habla del amor y del odio, de las huellas del pasado, de la deshumanización hacia la que peligrosamente avanzamos… pero, sobre todo y ante todo, habla de PERDÓN. De cómo lo mejor de desandar nuestros pasos y enfrentarnos a nuestro pasado es volver al presente. Pero a un presente consciente, sin lastres viejos. A un presente de aceptación y reconciliación con nosotros mismos y con ese camino andado al que no queremos volver.
Espinosa nos sumerge en una historia futurista en la que el mundo y la sociedad ya no es la que nosotros conocemos. Androides y humanos conviven, así como otros avances tecnológicos. Pero dentro de este marco un tanto frío en el que se está perdiendo la relación interpersonal de calidad, en el que la empatía cojea, nos presenta a una mujer centenaria que ha tenido una vida durísima y que en ese momento se enfrenta a una de las decisiones más trascendentales que ha tenido que encarar a lo largo de sus cien años: el karma artificial. ¿Y qué es el karma artificial? La potestad de decidir qué persona de todas las que nos han marcado en la vida debe morir. Privilegio del que solo disfrutan los ancianos el día en el que cumplen los cien años.
Rosana recibe la visita del robot al que deberá comunicarle su decisión y, juntos, emprenden un viaje a lo largo de la vida de Rosana que nos dejará un montón de reflexiones y citas que remarcar y recordar.
Una mujer con mucha vida y muy dura que, con la muerte a la vuelta de la esquina, nos hará reflexionar sobre la vida y lo que verdaderamente importa. Un androide que nos enseña que el amor transforma, que es el agua que mueve los molinos del río de la vida y erosiona poco a poco las rocas del cauce, que tiene un poder sanador… humanizador…
Poco más quiero y puedo deciros. Creo que es de esas lecturas en las que cada uno debe sumergirse, dejarse llevar y sacar sus propias reflexiones. Dejad que historias de este tipo os remuevan o incluso os incomoden, en la incomodidad está la evolución y en las emociones nuestro autoconocimiento.
Un premisa muy interesante con una consecución mejorable
En Pequeños héroes, grandes aventuras encontramos, tal y como adelanta la sinopsis, doce historias diferentes que buscan transmitir un valor concreto a nuestros pequeños. ¿Qué es lo positivo de esta publicación? Pues que esos valores que recoge y trabaja están muy bien ajustados a la etapa infantil. Valores como el perdón, la amistad, el bulling, la muerte de un ser querido… Realmente, considero que son temas ideales para abordar con nuestros pequeños a través de historias en las que puedan sentirse identificados con alguno de sus personajes. En definitiva, el objetivo de Desiree con esta publicación es muy plausible.
¿Qué es lo que no me ha convencido? Pues las historias en sí. A nivel literario las encuentro demasiado planas y simples. Me explico, fomentar la lectura en los más pequeños es complicado y para mantenerles pegados a la historia esta debe tener giros inesperados, sorpresas… un algo que haga que la atención no decaiga y que permita su retención memorísitica si es que verdaderamente deseamos que el mensaje permanezca. Soy logopeda y he trabajado con peques, además, soy una madre que lee a sus hijos asiduamente, y todo ello me ha hecho comprender que el éxito con este público objetivo está en personajes muy carismáticos o historias que les despierten curiosidad… sorpresa… Humildemente creo que a estas doce les falta un poquito de eso.
Por otro lado, teniendo en cuenta el rango tan amplio que abarca la edad recomendada, creo que la tipografía empleada debería ser más ajustada a los primeros lectores. Estamos ante un libro que no solo les leeremos los padres a nuestros hijos, sino que habrá niños con capacidad de enfrentarse al texto en solitario.
Y, finalmente, algo muy personal y es que… las ilustraciones no me han conquistado. Una publicación infantil debe entrar por los ojos, los peques deben sentirse atraídos por lo que también se les está transmitiendo a través del dibujo y creo que esta publicación cojea un poquito en este aspecto.
Concluyendo, creo que estamos ante un libro muy interesante en cuanto a mensaje e intención pero que pierde gas en el modo de presentar ese mensaje y materializar esa intención. No obstante, esta es mi impresión personal y subjetiva, como siempre digo: hay tantas versiones de un libro como lectores y yo no siento cátedra de nada.