Cómo volé sobre el nido del cuco es una historia cruda y dura que nos cuenta la vida de Ana, o como a ella le gusta que le llamen, Sydney.

Nos encontramos ante una chica de unos treinta años que durante toda su vida ha tenido una gran variedad de problemas. Problemas como las adicciones, relaciones de amor tóxicas, trastornos con la comida desde muy pequeña y una mala relación con su madre que, desde luego, en lugar de amortiguar un poco el efecto de todos y cada uno de los baches que se le presentaba lo que hacía era incrementarlo.

Un día, y sin ningún tipo de explicación, Syd decide suicidarse tirándose desde un puente, fracasando en su intento de quitarse la vida y siendo remitida a un hospital psiquiátrico bajo orden judicial, del que no podrá salir hasta que su psiquiatra de la orden. Es a través de su día a día en esas paredes como vamos a conocer a nuestra protagonista, como vamos a conocer por qué piensa así, cuáles han sido los motivos que le ha llevado a hacer las cosas que durante toda su vida ha hecho y, en definitiva, cómo es su vida y cómo son las personas que la rodean.

Como se puede apreciar, se trata de un libro con una protagonista bastante diferente a lo que se suele ver.

Hablando un poco de Syd, aunque pueda dar la impresión de la típica chica inmadura o loca, es más bien una persona totalmente cuerda con unos pensamientos muy profundos que se siente bastante incomprendida. Su estancia en el hospital no ha sido nada fácil. En primer lugar, por los auxiliares que trabajan allí, que lejos de haberse formado con vocación, muchos y muchas de ellos y ellas denotan una actitud pésima ejerciendo y, por consiguiente, un trabajo pésimo. Claramente, hay excepciones.

Conoceremos también a su psiquiatra, presentándose aquí una verdadera crítica a los profesionales de salud que, al menos a mi parecer, tenemos en España y que puedo decir tranquilamente, la mayoría de ellxs carecen de verdadera vocación y lo único que hacen es empeorar tu situación en lugar de ayudarte. Esto es un tema muy peliagudo ya que en ningún momento se pretende generalizar ni establecer que los profesionales de la salud “no hacen bien su función”, pero está claro que hay muchísimos que lejos de ayudarte, lo único que hacen es hacerte perder el tiempo.

Sin desviarnos, podremos conocer aquí la visión de una paciente que se siente incomprendida por su psiquiatra, dando situaciones bastante comprometidas en más de una ocasión.

Otro aspecto que me ha gustado bastante es la oportunidad de conocer al resto de compañeros de Sydney. Lejos de pensar que se trata de personas “locas”, realmente nos encontramos con gente totalmente normal que en determinados momentos de su vida por cualquier motivo su salud mental se ve comprometida y necesitan ayuda temporal. Visibilizar que la salud mental es otro tipo de enfermedad totalmente válida y requiere ayuda de un profesional es fundamental en nuestros días. De esta manera, dejaremos los prejuicios y para estas personas, salir del bache resultará mucho más fácil.

En conclusión, ha sido un libro que me ha sorprendido bastante y con el que he podido aprender un poco más acerca de la salud mental, la mente de personas enfermas y cómo se puede ver una misma situación desde diferentes puntos de vista.

Si quieres un libro diferente, con un personaje completo y complejo, sin duda alguna este es tu libro.

Nos encontramos en la Madrid actual con una periodista llamada Elena que lleva una vida bastante peculiar.

Elena comparte piso con Javi, un jovencito enamoradizo que detesta profundamente a Darío, el verdadero amor de Elena, aunque no sabemos muy bien si es por el daño que le hizo a su amiga o porque lo ve realmente guapo y atractivo.

Un día Elena recibe una llamada de una señora, que le pide información acerca de una familiar, la famosa violinista Irina. Pero Elena se disculpa con ella porque no conoce a esa tal Irina, dándole varias vueltas en su cabeza a la repentina llamada.

Sin saber cómo, Elena se compromete a ayudar a la señora a contactar con Irina, pero todo se empieza a torcer cuando, en la prestigiosa academia en la que estudia la violinista, ninguno de los superiores le permiten establecer contacto con ella.

¿Por qué todos sobreprotegen a Irina?

¿Qué tiene de malo querer contactar con una de las violinistas más prestigiosas del momento?

¿Podrá Elena por medio de su profesión entrevistar a Irina para poder así darle el recado de la señora?

A partir de aquí, conoceremos una gran historia de amor imposible que se desarrolló en la España de los años cincuenta, en tiempos de pobreza, melancolía y posguerra.

Cuando comencé a leer La sonata sin nombre no sabía qué me iba a encontrar. Pero me sorprendí a mí mismo cuando, apenas en los primeros capítulos, fui adentrándome cada vez más en la historia.

Elena como personaje principal me resulta súper agradable. Es una chica sincera, involucrada en su trabajo y sobretodo inteligente que está pendiente de cada detalle. Pienso que el crecimiento de ésta a lo largo de la novela brilla por su presencia, dándole verosimilitud a la historia.

Aunque son varios los temas sobre los que nos habla la autora, me ha resultado realmente curioso la explicación e información facilitada sobre los tiempos de guerra y posguerra en España. La situación en la que vivían muchas personas, las tremendas traiciones y batallas que se celebraron y el terrible estado de pobreza en el que quedó sumida España es realmente digno de leer. Me ha gustado aprender un poco más sobre la historia de nuestro país y cultivar un poco la cultura general.

Por otro lado, la presencia de personajes LGBT es todo un punto a favor. Adoro leer historias con una amplia diversidad de personajes, y en este caso conocer a Javi ha sido todo un orgullo.

Destacamos también la trama tan bien marcada de la historia. Se produce algún que otro giro inesperado, pero sobretodo sigue un orden temporal muy bien diseñado y con unos matices muy característicos.

Aunque como he dicho la lectura se hace muy amena por la sensación de suspense que va dejando capitulo tras capitulo, tengo que decir que el final me ha parecido un poco precipitado.

Si bien es cierto, en todo momento iba dejando situaciones abiertas para desarrollarlas al final, como es normal, pero me hubiera gustado que se hubiera ahondado más, por ejemplo, en el conflicto familiar que se plantea. A pesar de que todo pasa muy rápido, tengo que decir que este final no me disgusta.

En resumen, leer La sonata sin nombre ha supuesto pasar un buen rato, disfrutar de la lectura y como ya he explicado aprender un poco más de historia.

Si buscas un libro ambientado en la España de la posguerra, con unos personajes cuanto menos curiosos y saber qué misterio se esconde detrás de la famosa violinista, pienso totalmente que éste es tu libro.