Este libro me sorprendió por su inicio. Las dos primeras páginas son capaces de meterte en la historia de cabeza y no plantearte el querer salir de allí. Te mete de cabeza hacia lo que sufre Javier Almazán. Y es algo maravilloso, porque te hace sentir que estás allí, de cuerpo presente, observándolo todo desde la privilegiada posición del lector.

Javier es un personaje que me encanta, me ha transmitido muchísimo. Y la verdad es que sus vivencias como persona ciega te hacen reflexionar bastante. Y si a ello le añadimos que está buscando a su hija… Lo hace aún más exaltable. Sin embargo… Olga es el problema en este libro. Me parece un personaje exasperante. Está completamente obsesionada, de esa manera que hasta da miedo. Ella es una enfermera, y antagonista de la obra… Pero para mi gusto, le faltaba algo. Es algo que no puedo describir, pues no sabría decir que es. Pero no me acabó de convencer.

La historia en sí, es sumamente maravillosa. La manera en la que transcurren todos los hechos, la manera en la que Javier se enfrenta a todos los problemas que le surgen a causa de su incapacidad… Lo recomiendo mucho, la verdad. Y hasta casi lo podría incluir en uno de mis libros favoritos… Si no fuera porque Olga estropea, bajo mi punto de vista, algunas partes de la historia.

También he de añadir, que el estilo de narración de la historia es sublime. Quiero decir, leyendo sobre la autora para esta reseña, me di cuenta de que ella es ciega también. De cierto modo, Javier es como su espejo masculino en una obra de su autoría. Cosa que lo hace aún más estupendo todo. He conocido a personas ciegas, una de ellas compartió clase conmigo cuando iba a segundo de bachiller hará dos años. Y ella no tenía problemas para escribir en el ordenador. Así que supongo que Marta Estrada tampoco. Pero aún así, me parece muy sorprendente su pulidez a la hora de escribir. Descubrí también otros libros sobre ella, que no dudaré en buscar más adelante.

¿Qué opináis vosotros? ¿la habéis leído? ¿pensáis hacerlo?