Las lágrimas de Isis es una novela histórica que nos acerca a la vida de Hatsepshut, una mujer ambiciosa que gobernó en el Antiguo Egipto. Desde niña tuvo que luchar para hacerse con el poder en una sociedad gobernada por hombres. Desde muy pequeña su madre y su abuela la educaron para que cumpliera la profecía del Oráculo de Amon en la que se decía que ella gobernaría sobre toda la nación.

Hatsepshut contará con la ayuda de su Senenmut, un escriba con el que vivirá numerosas aventuras y tragedias, y con el que acabará forjando una relación romántica.

Me ha gustado mucho explorar este aspecto de la historia de Egipto desde el punto de vista de una mujer que, muy a la orden del día, tiene que luchar para hacerse valer. Es cierto que en ocasiones la ambición de Hatsepshut era tan extrema que acabó sobrecogiéndome por la forma en la que arrasaba con todo lo que entorpeciera su camino. Pero al mismo tiempo, con esta actitud y este carácter fuerte el autor muestra un reflejo de cómo era la vida y la supervivencia en aquella época.

Eso es de hecho uno de los aspectos de los que más he disfrutado de la historia: la capacidad del autor para trasladarnos completamente a otro mundo, otra época, haciendo uso de descripciones envolventes y una trama de poder y acción que te mantiene atado a la página desde el primer momento. Aunque sí que es cierto que en ocasiones el ritmo decae, precisamente por lo que considero el punto fuerte y débil de la novela al mismo tiempo: las descripciones. Están muy bien compuestas y consiguen crear imágenes vivas en el lector tanto de los personajes, de las ciudades o los paisajes, como de los propios sucesos históricos que marcaron el imperio de Egipto. Pero al mismo tiempo, algunas de estas descripciones dificultaban que se leyera de forma fluida.

El autor tiene también una sensibilidad especial a la hora de retratar los momentos más emotivos, como puede ser buena parte del final del libro. Algo que he agradecido muchísimo es que se nota el cariño con el que está tratado el texto y la pasión que el autor siente por la historia que está narrando, por su época, por descubrir a las personas que existieron detrás del personaje. Lo bello de este tipo de historias es que traen a nuestro lado a personajes de leyenda, y nos conmueven con su humanidad. Con su lucha. Hatsepshut es una mujer haciéndose valer en un mundo que quiere ningunearla, y no se aleja tanto de la experiencia de muchas mujeres fuertes de nuestra sociedad.

Como apunte final, me ha encantado que al final de la obra el propio autor hablara de lo que es ficción y lo que es real (llevándonos más de una sorpresa), así como que se incluyera un glosario para los que andan más perdidos con los términos propios de esa cultura.

Es un libro que necesita tiempo para digerirse bien, pero que enamorará a todos aquellos amantes del imperio Egipcio y de la novela histórica, y también para aquellos que quieran iniciarse en la lectura de este tipo de historias.

Cómo volé sobre el nido del cuco (cuyo título todavía me intriga) cuenta la historia real de Sydney, una joven de 32 años que estuvo 37 días ingresada en la unidad psiquiátrica del hospital, tras un intento de suicidio.

Como futura psicóloga y superviviente de un trastorno de la conducta alimentaria que también pasó sus días ingresada en un hospital, el libro me llamó la atención desde el primer momento. Y he descubierto muchas reflexiones (y muchos rascas) que me han encantado, en las que me he visto muy reflejada, y algunas cosas que me han chirriado más. Pero de nuevo, es todo a raíz de mi propia experiencia. Y siendo objetiva, creo que el trato y el estilo tan cercano e informal (que en muchas veces es lo que a mí me ha alejado mucho de la lectura, acostumbrada a otro estilo de prosa) que utiliza la autora puede ayudar muchísimo a acercar la realidad de las enfermedades mentales.

En algunos momentos sí que sentía que algunos personajes estaban demasiado dramatizados, estereotipados (Gabriela me ponía de los NERVIOS pero entiendo que era el propósito del personaje así que con ella estoy muy contenta; sobre todo a raíz de las reflexiones que tiene Sydney al conocerla), pero por otro lado me ha gustado que incluyera esas enfermedades de las que no se habla tanto, y con las que se sufre tanto, como pueden ser los trastornos de la personalidad o el trastorno esquizo-afectivo. También estoy muy agradecida por mostrar el lado crudo de la bipolaridad, lejos de los estigmas, y cómo Sydney no glorifica sus TCAs en ningún momento.

Admito que al principio me dolía mucho leer el pensamiento de Sydney porque sentía que actuaba de una forma muy fría y superficial alrededor de su intento de suicidio y de su enfermedad, como si le quitara importancia. Como si quisiera fingir que todo iba bien y tragarse el dolor. Pero me ha gustado ver la evolución del personaje, verla crecer y querer vivir, ver los altibajos, ver la realidad de su vida. Y me parece súper importante el mensaje de las últimas páginas. (También, en general, había muchos finales de capítulo que te dejaban sin aire). Por otro lado, la doctora Vásquez me ha dado muchísima rabia. Quiero creer que no está basada en hechos reales, porque me parecía increíble las faltas de respeto y la forma en la que hablaba a los pacientes, la forma en la que le chuleaba a Sydney o le hacía comentarios MUY dañinos. Un poco más de empatía, por Dios.

Para acabar sólo me queda decir que, como compañera de profesión y escritora que también ha compartido su testimonio en relación con la salud mental, Sydney (o Ana, si se me permite) ha demostrado  una valentía TREMENDA al hablar tan abiertamente, sin filtros, de sus vulnerabilidades, de sus miedos, de sus vendas. Se me ponía la piel de gallina al leer todo lo que llevaba arrastrando tras los años, y por eso me parece doblemente fuerte por seguir aquí. Por sobrevivir. Por coger todo ese dolor y utilizarlo para romper estigmas. Muchas gracias por esto, de verdad <3

«Mírate. Eres negra, eres pobre, eres fea, eres una mujer. Vamos, que no eres nada».

Puedo afirmar con mucha certeza que en muchos aspectos esta es la novela más dura que he leído. Se tratan muchas temas difíciles y desagradables, pero reales: abusos sexuales, incesto, violencia de género, racismo… El miedo y el dolor se hacen tangibles en cada página. 

Al principio estaba un poco desorientada porque no se hace referencia en ningún momento al tiempo y lugar en la novela, pero poco a poco te vas haciendo a la idea. La historia está narrada a modo de diario, y vemos crecer a Celie a través de las páginas. Es fácil sentir pena y cariño por ella al mismo tiempo. Y no sé cuántas veces me hubiera gustado sacarla del libro, mecerla y decirle que todo iba a ir bien. Pero la psicología del personaje es tan compleja y bien lograda que dudo que me creyera.

Es una historia sobre la fortaleza y el perdón, sobre sororidad y amor, sobre la lucha de la mujer y muchísimo más. Aunque todo lo que le pasa a las protagonistas del libro es de las cosas más duras que he leído, el final te deja con una sensación desahogada y esperanzadora. Con una sonrisa en la cara. Lo que me ha parecido increíble, viniendo de una novela así, que te duele leer.

Los personajes están muy bien construidos y son totalmente tridimensionales —cada uno con su dolor, su belleza y sus errores. Son personajes grises. Ninguno es completamente inocente, pero al mismo tiempo todos son víctimas que están intentando resurgir de las cenizas. Las relaciones que se presentan son tan complejas que me hicieron plantearme las relaciones que yo misma tengo en mi vida y las razones por las que esas personas forman parte de mi historia. 

Por otro lado, que alguien como Celie y las mujeres de la novelas hayan sido maltratadas y abusadas de formas tan horribles y aun así hayan conseguido sobreponerse al dolor y buscar el lado bueno, me ha parecido increíble. De un ejemplo y una fortaleza a admirar. Que alguien que ha sido roto y traicionado pueda volver a encontrar la felicidad y el amor, es algo muy inspirador y… cálido. Te deja con el corazón en un puño. 

Y aun así… El final me ha dejado pensando. Porque igual que algunos verán ese desenlace con los ojos brillantes, a otros les sentará como una estocada. La situación que se describe no es fácil y muchas mujeres no tenían ese final de cuento de hadas. Muchos hombres no se redimían. ¿Es cierto que después de años de abuso, odio y dolor, puedan los abusadores y las víctimas vivir como si nada hubiera pasado? ¿De verdad es tan fácil sanar esas heridas? ¿Es la opción correcta? Todavía no sé si estoy siendo muy cínica, o si la autora fue muy simplista. Aun así, me parece genial que el libro deje espacio para la reflexión. Y lo recomendaría encarecidamente, aunque al principio cueste adaptarse al estilo, sólo para acercarnos a una realidad que casi cien años después, las mujeres seguimos viviendo. 

Tocar las estrellas es una novela romántica dentro del género de distopía/ciencia-ficción. Narra la historia de Max y Carys, dos jóvenes viajeros que se enamoran en un mundo donde las parejas están prohibidas hasta una determinada edad. La historia va viajando adelante y atrás en el tiempo desde el momento en el que se conocen hasta el presente, donde están atrapados en el espacio con sólo 90 minutos de oxígeno. Una vez termine la cuenta atrás, morirán.

 Los flashbacks ocupan dos tercios del libro, pero me ha gustado conocer el mundo que ha creado la autora a través de sus ojos. Un mundo utópico lejos de la utopía real. Tras la destrucción de Estados Unidos y Oriente Media por culpa de una guerra nuclear, el mundo ha quedado dividido en regiones para promover la igualdad, y se ha impartido una regla muy estricta respecto a las relaciones de pareja. Me hubiera gustado que la autora hubiera incluido más información acerca este futuro mundo, que hubiera explicado mejor la regla que obligaba a las personas a no establecer relaciones serias hasta los 35 años. Los conceptos que prometía eran muy interesantes, pero me hubiera gustado conocerlos con más detalle. También me han gustado las nuevas tecnologías y los detalles de este nuevo mundo futurístico. En general, Tocar las estrellas ha sido una novela que me ha gustado más por su ambientación que por sus personajes, cuya relación me pareció un poco fría y forzada al principio. No conseguía conectar con ellos y quizás eso se deba también a que es una lectura ligera, ágil, y es difícil llegar a conectar realmente con una historia en menos de 350 páginas. 

 Supongo que eso es un pro y un contra: un ritmo ágil, pero que sabe a poco. Igual que con las escenas de flashbacks, que pueden ser un arma de doble filo: inevitablemente acabas estando más interesado en una de las dos líneas temporales, el pasado o el presente, y eso es lo que pasó en mi caso. Acabé mucho más interesada en los capítulos que tenían lugar en el espacio y en ver cómo la intensidad crecía conforme el oxígeno te acababa y ellos seguían luchando por volver a la nave. Quería la acción. Quería saber cómo estaban ellos ahora, no como estuvieron en el pasado.

 En cuanto al final, no quiero hacer spoiler pero no era para nada lo que esperaba. Y todavía no sé si me parece tremendo o si me he sentido un poco decepcionada. Me hubiera gustado que se diera alguna explicación, porque con todo lo del futuro algo en relación con los universos paralelos sería plausible, pero al no avisarse de este tipo de final me quedé un poco chafada. No quiero elegir, quiero saber qué pasó. Duela o no. La opción que ha puesto la autora puede ser interesante pero acaba resultando algo confuso, y me dejó con ganas de que se cerrara bien la historia.

 Si estás buscando una lectura entretenida, ágil y tierna, definitivamente tienes que darle una oportunidad a Tocar las estrellas. El mundo que describe le da un punto de vista muy interesante, pero no esperes una historia de ciencia ficción dura: aquí los protagonistas son los personajes y su historia de amor.

Me gusta lanzarme a leer novelas sabiendo poco de ellas. Con Cuídate de mí, en concreto, lo que más llamó mi atención es el hecho de que fuera una novela policiaca en la que por fin las mujeres tienen voz. Y no sólo la tienen; en esta novela son las protagonistas, ocupando los lugares que durante tanto tiempo se han empeñado en hacernos creer que sólo los hombres podrían: el detective, el policía, la cabeza inteligente que se encargará de resolver el misterio. Ahora son mujeres. Por fin son mujeres.

Berta Guallar y Lara Samper son dos policías, una inspectora y una subinspectora, que trabajan en el Servicio de Atención a la Mujer de Zaragoza. La historia arranca con el asesinato de un joven, Manuel Velasco, que ha sido encontrado carbonizado en una pira que vieron arder una multitud de personas. Acostumbradas como están a ser defensoras frente a mujeres abusadas, maltratadas y violadas, los antecedentes de Manuel les ponen en una entrecruzada: Manuel salió indemne del juicio en el que le acusaban por violar a una menor. Para Berta se ha hecho justicia, pero Lara mantiene la mente fría y se centra en encontrar el asesino.

Pero la historia de estas dos policías va más allá de este caso: Lara está atormentada por algo que ocurrió cinco años atrás y que todavía la persigue, y Berta está sufriendo una afrenta pública a consecuencia de un caso de pederastia que resolvió recientemente. Estas dos tramas, que acompañan la principal sin llegar a interferir en ella, le dan ese toque de realidad y profundidad a las protagonistas. Nos permite ahondar en la relación entre ellas, en su lado más humano, en sus miedos y debilidades.

He de admitir que al principio me costó engancharme a la historia, precisamente porque la autora comienza presentando la trama como algo sencillo, un misterio a resolver, pero conforme pasan las páginas la novela se va volviendo más siniestra, más dura, más compleja. Otro problema del principio es que los capítulos tan cortos y los contantes cambios de punto de vista (los capítulos desde el punto de vista de Berta y Lara se van intercalando) se hacen muy duros durante el primer tercio de la novela, ralentizando un poco el ritmo general de la novela. Aun así, los capítulos son cortos, lo que ayuda a que este efecto no se incremente tanto. Conforme avanzaba la historia el ritmo se volvía más ágil y el final… Menudo final. Es inesperado, impactante y estremecedor. No queda ningún cabo suelto y todo se resuelve de la manera que menos esperaba: de alguna manera sientes que la autora ha estado moviendo los hilos delante de tus narices todo este tiempo pero no has sido capaz de verlo. Me ha gustado mucho.

 Otro aspecto que me gustaría destacar son los temas que trata la novela: las agresiones sexuales, abusos infantiles, malos tratos, violencia de género. Creo que son temas que, a pesar de estar a la orden del día, la gente todavía no se atreve a denunciar o incluir… Precisamente por la dureza de estos. Pero la autora ha sabido tratarlo de una manera cruda, pero sin recrearse en ellos, sin romantizarlos, sin caer en la curiosidad morbosa. También me ha gustado mucho que se hablara del poder de internet y el bullying y acoso que una persona puede vivir a través de las redes. Me ha recordado mucho a cierto episodio de Black Mirror. Pero en general, me alegro mucho de que haya dado visibilidad a estos temas, no sólo hablando de las víctimas sino de todas las personas que trabajan con ellas, de las familias, de todos los que sufren los efectos de algo así. La autora presenta estos temas de una forma muy realista y sobrecogedora.

 En resumen, Cuídate de mí es una novela policiaca que no sólo se limita a resolver un misterio, sino que ahonda en temas importantes a través de los ojos de unos personajes femeninos muy fuertes y bien desarrollados. El final no dejará a nadie indiferente. La recomiendo para todos los amantes del misterio y la justicia social. 

El título hace perfecta justicia a la historia que encierra, porque si de verdad existe un solo protagonista en esta novela sería el propio apartamento.

Danielle Steel nos muestra la vida de cuatro mujeres que viven juntas en un pequeño apartamento en Hell’s Kitchen y todos lo que les ocurre durante cinco años. No se trata de una novela que destaque por su trama o por el estilo de la autora (que, en mi opinión, encontré algo pesado; la historia, sobre todo al principio, no termina de fluir, sino que se nos va bombardeando con información en lugar de introducirla despacio, conforme nos encontramos los conflictos), sino que se trata de una historia de personajes. Cada una tiene un propósito diferente, un trabajo distinto, una personalidad única, pero de alguna forma todas encajan. Son muy diferentes entre sí pero están unidas por una amistad muy fuerte.

Supongo que eso fue una de las cosas que más me gustaron: por una vez, las mujeres no somos enemigas. De verdad consiguen crear una familia dentro de ese pequeño apartamento.

Por una parte está Claire, que adora diseñar zapatos pero lo pasa muy mal a la hora de abrirse al amor, después de la forma en la que vivió la relación de sus padres. Luego está Abby, que es escritora y trabaja en un pequeño teatro. Le cuesta encontrarse y lucha por descubrir quién es ella como persona. Es la benjamina. Sasha está totalmente volcada en su carrera como médico y tiene una gemela que complica bastantes las cosas. Y por último está Morgan, que trabaja en Wall Street y se niega a casarse o tener hijos.

No pude elegir una favorita, porque acabas cogiéndole cariño a todas de una manera u otra. Claire y Sasha son las que más protagonismo cogen, pero porque sus vidas se enredan y complican mucho más que las otras dos. Durante cinco años, las cuatro compartirán historias acerca de amores, relaciones, trabajos y familia, y sólo se mantendrá una cosa inmóvil: su amistad. En algunos aspectos me pareció muy surrealista que nunca se enfadaran o discutieran, pero supongo que ese es el estilo de Steel: siempre acaba bien.

Y es que, a pesar de las complicaciones, el libro pone un buen broche final a todas las subtramas. En general me ha parecido un libro entretenido, como si estuvieras viendo una serie, aunque tengo que admitir que me al principio el estilo de la autora me pareció un poco pesado. Tampoco creo que este tipo de novelas sean las que más disfrute y por eso le doy la valoración que le doy. Pero seguro que muchos disfrutaran de una historia de amistad y enredos tan tierna como esta.

¡Muchas gracias a Penguin Random House por el ejemplar! 

Empecé a leer Fin de guardia sin demasiadas expectativas. A pesar de ser el aclamado King, no había leído nunca antes nada del autor así que no tenía referencias, y mis encuentros en el pasado con el género no habían sido lo que esperaba. Pero Fin de guardia no me ha decepcionado, en absoluto.

King nos habla de uno de los posibles últimos casos de Bill Hodges, haciendo referencias sutiles y continuas a sus experiencias en el pasado para que los que, como yo, no han leído antes sus anteriores novelas, consigan ubicarse. Mientras el asesino del Mercedes permanece en estado vegetativo en el Kiner Memorial, se produce una ola de suicidios en la ciudad. El punto en común: todas tienen relación con el asesino. Conocidos, víctimas o testigos.

Lo que atrapa al lector no es el misterio en sí. De hecho, muchas veces el lector tiene más información que el personaje, así que más que la continúa duda de «qué va a pasar ahora», la narración juega con el «¿de verdad va a terminar todo así?». Como decía, el misterio es más misterio para los agentes Hodges y Holly que para el lector. Pero lo que consigue atraparte es la forma en la que se narra: ágil, cercano, incómodo cuando necesita serlo, directo a la acción. A pesar de estar narrado en tercera persona King consigue meterse en la mente de los personajes como si se tratara del propio Brandy (quien lea el libro, entenderá), y narra con una carisma y una agilidad que te obligan a estar constantemente volviendo la página.

Quizás aquellos más acostumbrados a una narración poética y delicada, plagada de recursos literarios y reflexiones, culpen el estilo de King de ser demasiado plano o sencillo. Pero King en ningún momento quiso que el estilo cogiera protagonismo: lo importante es la historia, es el enredo que se va creando mucho más allá del misterio inicial.

Además, he disfrutado mucho de la psicología detrás de todos los personajes. Llegamos a entender (aunque nos parezca horrible) por qué el asesino asesina, de dónde viene su fascinación y cómo va hilando su plan de venganza desde el primer momento.

La novela contiene temática sensible en relación con el suicidio, pero me alegra mucho saber que King lo ha tenido en cuenta en la nota final, donde aporta recursos como el teléfono de la esperanza, aquí, en España.

En definitiva, es una novela que hará disfrutar a todos los amantes de King, de su suspense y de la psicología fría de los criminales.

2’5/5.

El café de los pequeños milagros  es una novela romántica, sencilla y tierna. Y quizás es ese primer adjetivo, romántica, el que influye más en mi valoración. He descubierto que el género romántico no me entretiene… Al menos no cuando se presenta con una trama sencilla y lineal, de forma que no te da tiempo a conectar con los personajes. Ni sufres sus desgracias, ni sientes sus alegrías, y cada beso y cada «te quiero» parece un paso más a conseguir en la trama estándar. Creo que eso es lo que más me ha echado para atrás a la hora de leer esta novela, pero sé que es cuestión de gustos: hay quien agradece una trama sencilla que no le haga pensar, con la que pase un buen rato. Yo soy más enrevesada, qué se le va a hacer.

Pero no todo es negativo en esta novela, obviamente. De hecho, tiene algunos elementos que me han resultado súper curiosos. En especial, dos: que Nelly estudie la dromología (en serio, no tenía ni idea de que existía la ciencia de la velocidad y cada cosa que comentaba me gustaba más y más) y todo el misterio que envolvía su abuela, aunque este se presente más tarde en el relato. Aunque, en cierto modo, es una ventaja: al principio me dio la sensación de que la historia se centraría en Nelly y su profesor. No me hubiera gustado, la verdad, porque sentía que no había nada de química. Tampoco con Sean. Eso sí, con Valentino tuve un flechazo parecido al suyo.

Otro punto a favor es la manera en la que el autor hace <i>foreshadowing.</i> No sé cómo traducirlo al español pero, básicamente, cada final de capítulo nos daba pistas de lo que ocurriría en el futuro. Comentarios cómo «en una hora todo iba a cambiar», «en tres días descubriría un secreto…», etc, hacían que las acciones más cotidianas como pueden ser saludar a un desconocido o comprar un bolso tuvieran su punto de interés.

También me ha gustado mucho la ambientación, especialmente cuando Nelly llega a Venecia. Detalles como la isla-cementario, las plazas, el bullicio (o no bullicio)… El final también me ha parecido adorable, aunque a mi parecer, el epílogo ocurre demasiado rápido. No quiero decir nada por no chafar la historia, pero sinceramente, he echado en falta que ciertos personajes se conocieran más antes de empezar una relación tan seria. Simplemente, me ha parecido irreal en ese aspecto.

En resumen, es una novela propia del género muy fácil de leer, que los amantes de la literatura romántica disfrutarán por lo tierna y mágica que resulta. Tiene algunos apuntes muy interesantes, algunos párrafos muy mágicos, y todo esto está encuadrado en un estilo y un argumento simple y sencillo.