En una de sus antología, Stephen King menciona que el arte de escribir cuentos cortos está perdiéndose, que los escritores se decantan más por escribir una novela de gran extensión y dejan de lado los relatos, creyendo que no tienen la misma calidad que las novelas. Y quizá sea más la percepción de algunos, pues hay varias colecciones que son fantásticas, del género que sea.

Es curioso que la mayoría de los escritores, comiencen a adentrarse a la literatura bajo el manto cálido de las historias cortas, quizá porque así comienzan a ver la dificultad que estriba en escribir una novela o porque simplemente los ven como semillas. Independientemente de la explicación, los relatos tienen la misma carga que las novelas, sin importar su extensión, su género o lo que cuente.

Así es lo que nos presenta Carlos Patiño en Los Círculos Concéntricos Y Otros Relatos.

Los relatos son muy buenos, y logran crear un ambiente perfecto respecto al género en el que está enmarcado. Las buena escritura hace que se vuelvan fluidos y que no haya momentos en que se sientan pesados. Desde su claro léxico sudamericano hasta la descripción de los sitios de Venezuela, hace que toda la obra sea un digno material de lectura de ficción y de no ficción. La mezcla de los géneros varía entre un tinte periodístico, hasta el horror, la ficción y el drama, sin olvidarse del género negro.

El libro está dividido en 5 secciones muy bien delimitadas. La primera, Remix, tiene la finalidad de mostrarnos historias de terror u horror que bien nos recuerdan a los grandes representantes del género como King, Barker y Lovecraft. El primer relato ganó un premio y se nota su calidad. Los círculos concéntricos salen de ahí, de la trama y de la propia visión que hay de los círculos en la vida, como simbolismos y como claros momentos que vuelven. La propia palabra (Remix) nos sitúa como una versión muy propia de el género, como si de una pieza musical se tratara (aspecto que seguirá en todo el libro).

En Noir, el género negro y lo policíaco se vuelven parte del lector, pero de un amanera muy particular pues, el vocabulario y las tramas son tan directas que parecieran textos de un periódico. La realidad se mezcla con la ficción, sin lograr discernir cuál es cual ante una gran trabajo de la narración. El drama se apuntala mucho más y hay unos relatos que logran crear indignación ante lo que sucede en el país, y que puede ser similar a otros.

En Flash, la inmediatez se hace presente con relatos cortos, muy cortos, pero que no desmerecen en nada. Aunque eso sí, son la parte más floja de la antología. Después de leer historias muy bien narradas y detalladas, estas pequeñas historias quedan con una sensación de que aún no han sido terminadas.

Al llegar a Horror, una vez más tenemos una muestra del terror que hay en la vida, por supuesto con un toque de ficción aún más fantástico. Se adentra un poco a la mitología y a los seres con poderes o habilidades sobrenaturales, y que al final logran salirse con la suya, creando el horror prometido.

No hace falta seguir pensando que es horror, pero la vida real lo tienen tan cerca que, la última historia, el Bonus Track, es un golpe a la vida, a la injusticia y al desborde emocional. Es el más fuerte (aunque haya unos que bien pueden ser enormes crónicas delictivas y reales) y el más honesto de todo el libro. Maneja muy bien los contrastes, la narración, las emociones y el final.

Conocer gente nueva a veces no es muy fácil. Cuando llegamos a la primera etapa escolar tenemos nervios por conocer a aquellos compañeros que se convertirán en amigos o enemigos (sí, desde pequeños), pero eso es la vida, la sucesión de momentos que se cuenta por las personas que conocemos. Ya sea en la escuela y sus diferentes niveles, en el trabajo y en todos aquellos puestos por los que podamos pasar, o en sitios que frecuentamos, aquellas personas se encuentran al borde de una nueva amistad si nos decidimos a comenzarla.

A veces nuestros padres creen que la mejor opción es mandarnos a cursos de verano, campamentos o escuelas de regularización para no olvidar lo aprendido, para hacer amigos o para, simplemente, no quedarnos en casa, pero no hay que olvidar que, aunque no nos guste la decisión, siempre involucrará una máxima: lo hacen por nuestro bien.

Así es como comienza una divertida aventura escrita por Lola Gil llamada El Tesoro De Don.

Desde ya, hay que decir que se trata de una novela juvenil, es decir, quienes estén esperando una historia de suspenso, terror, ficción, o sea, más allá de lo que una historia sencilla tiene, se equivocaron de libro. Este en especial se enfoca en la aventura que un par de hermanas gemelas tienen en un campamento, situación no muy novedosa, pero que la frescura de la narración y de los personajes hace que no se sienta muy cargado de clichés juveniles.

La escritura y su forma de narrar la hace clara y disfrutable, sus capítulos cortos le dan velocidad a la novela y se logra llevar desde una comedia sencilla hasta un pequeño drama por cada uno de ellos. En esta cuestión es buena, pero cuando vamos directo a revisar la profundidad de la temática, es donde vemos adolecer el producto.

Los personajes son sencillos y al no tener una descripción mayor que nos haga conocerlos más, se basa más en lo que va sucediendo en su aventura de naufragio y diversión, cosa que hubiera sido completa si el género le ayudara, pero navega entre los dos géneros intentando quedarse en uno que no lo logra. A diferencia de «The Givenchy Code» donde el drama, la moda, los acertijos y el romance se mezcla bien porque su objetivo está muy claro, en este presente libro no lo está. Es verdad que logra darnos momentos de diversión, porque la situación está planteada así; también tiene romance, porque hay más personajes que sólo ellas dos; también hay misterio, por el plot; pero ninguno de ellos logra ser sólido, ninguno se queda con el primer lugar de importancia haciendo que la mezcla no sea adecuada.

La manera en que se vuelve una novela juvenil implica que también ellos disfruten con la historia, ya que los jóvenes buscan algo entretenido y rápido. Sus poco más de 300 páginas lo logran, pero hay momentos en que (si un lector ha leído más novelas de este tipo) no se siente novedosa la historia. Funciona y entretiene porque los personas son sencillos y parecen calcas de cualquier chico o chica que nos encontremos oque conozcamos, pero no va más allá en su construcción de personaje.

Qué difícil es cuando no eres igual que los demás. Es verdad que cada uno es diferente al otro y que nunca seremos dos personas iguales, aunque se traten de gemelos, trillizos, etc., pues hasta la combinación genética es diferente, así como la vida que tenemos después de nacer. Pero sin duda hay muchos que siguen pensando que la igualdad debe ser desde el interior al exterior, cosa que a algunos efectos suele ser bien recibido, pero que a otros no son los ideales.

Aunque trabajen arduamente por encontrar una línea que una a todos, puede, pero nunca seremos iguales, eso deriva en que nadie es educado igual, nadie vive igual y, sobre todo, nadie es igual. Esas diferencias nos hacen únicos, y es lo que debe importar más que las cosas que quieren hacernos similares. Por desgracia, hay muchas personas que lucha porque esa igualdad no sea sólo en cuestión de derechos sino hasta la represión de lo que somos o no somos. Y eso está mal.

Esto es lo que nos cuenta Santiago Ho en Quinceañera.

La novela se incrusta bajo una estructura peculiar, pero no novedosa. Si bien es cierto que a los lectores primerizos o a aquellos que se enfocan en leer libros juveniles o contemporáneos les parecerá algo muy nuevo, no lo es, varias obras han sido escritas de esta manera, y muchas más de las que no sabemos o que se han quedado en el olvido. Pueden visitar la reseña de «Bruma En La Obscuridad» que comparte este mismo estilo de narración, en donde combina la historia con extractos de poemas y otros textos, similar al epistolar.
Este texto en particular comienza con un sentimiento de remordimiento, de confesión y de miedo al dar a conocer lo que ha vivido durante algunos años escolares. Esto es muy fácil de distinguir pues desde el primer renglón nos introduce al instituto del que ha salido (CBTis; y he de decir que me parece muy cercano ya que yo también estudié en uno de ellos). Nos parece que el protagonista se disculpa por lo que es, por lo que ha hecho y por lo que ha dicho, pero un poco más adelante nos comienza a contar lo que sucedió aquellos años. De esta manera, entendemos el principal hecho del que se siente así: su homosexualidad.

El hecho no es sólo eso, sino que es el principio de toda una serie de eventos que se desatarán con el paso del tiempo. Desde su entrada al Servicio Social de su escuela, de las negativas a las chicas que se acercaban a él para un noviazgo, pero que su homosexualidad y su ética hacía que les dijera que no para no jugar con sus sentimientos, hasta el principio de la anorexia y una obsesión por el peso. Hay algunos temas que se tocan un poco menos que los principales como la identidad nacional y el racismo, así que la religión y la parte oscura de ésta.

Lo que ocupa la mayor parte de la novela, y lo que le da sentido a toda la historia, es el hecho de los XV años. Desde el momento en que el protagonista es llamado para ser uno de los chambelanes hasta formar parte de la celebración, hay una transformación en él. La identidad sexual es descubierta y comunicada, hay alguien en quien puede confiar, hay celebración y ay descubrimiento, sin embargo, sólo es una a la que puede decirlo aún existe el secreto y la represión del hecho de ser homosexual.

Es por ello que aún cuando puede sentirse libre, no lo es. Esto nos lleva a ver la diferencia entre hombres y mujeres, el ideal que existe en estos dos seres a nivel social. Por supuesto que hay bases biológicas, pero a historia nos enseña que hay algo más allá de una decisión. El aspecto de la anorexia sirve como punto medular de ello para que, al terminar en el hospital, las cosas intenten mejorar. Y, aunque lo hacen un poco, se podría decir que estaba sentenciado a un final similar.

A nivel general, es una buena novela, con textos agregados entre los párrafos, pero estos textos, en algunas ocasiones, no terminan por sumar a la historia, terminan interrumpiendo un caudal que rompe y se debilita. Debido a que, se supone, ya es un libro publicado, las faltas de ortografía pesan más. La estructura es buena, y la historia es otro tanto, pero faltó desarrollo y explicación mayor para que el protagonista se sintiera más cercano al lector.

Los artistas (en su gran mayoría, si no es que todos) deben tener una gran sensibilidad ante el mundo, porque de ello dependen sus creaciones. Ya sea que su representación sea en forma abstracta, con el cubismo, con el modernismo, o con cualquier propuesta artística, cada uno hace ver que, para ellos, el mundo es de tal manera, específica para su vida, específica para vivirla como ellos la observan. Es por eso que hay una multitud de pinturas, dibujos, hasta caricaturas que pueden ser del mismo evento, pero con diferente visión.

Cada artista tiene su punto de quiebre ante el mundo, puede ser una obra maestra que apele a la belleza, o puede mostrar lo sombrío del mundo. Puede mostrar la realidad sin modificaciones o dar a conocer un mundo mágico y ficticio que se vuelve materializado tras su aparición.

Esto es lo que nos cuenta Marco Antonio Vanzzini Castellanos en Pintor.

Empezaré diciendo que es una buena novela, pero que es difícil mantener la lectura en las primeras hojas hasta que, pasadas las 50, se convierte en otra y por fin es más fácil, divertida y triste la lectura. ¿Por qué?, me preguntarán. Es cierto que es una ardua tarea hablar sobre un tema que no es muy tocado, pero para ello hace falta que la historia sea también novedosa y atractiva para que no se convierta en una más. Marco Antonio lo hace porque fueran de hablar sobre la pintura, también habla sobre la familia, las amistades, la pareja y sobre ser uno mismo en la vida.

Desde el comienzo se pone interesante porque nos describe la manera en que el protagonista conoce y se enamora de la fantasía de la pintura. A cualquiera le pasaría así, viendo un escenario, una persona, un sitio, leyendo un libro, viendo una obra de arte, etc., así nace la pasión. Pero las cosas sale un poco extrañas cuando siga narrando pues el primer capítulo parece más un homenaje a Alicia En El País De Las Maravillas pues no deja de crear símiles de ella, el pájaro carpintero, el sitio de las maravillas. Además de usar, de manera clara la referencia de Adán y Eva tentador por la serpiente. Esto se incrementa más adelante al acercarse, el protagonista, a la juventud y probar las drogas, pero por ahora se ve clara un primer acercamiento.

El segundo capítulo se vuelve más apegado a Las Batallas En El Desierto al ver la pasión del personaje principal en una mujer. No hace falta mencionar que aquella relación termina mal, pero sí es bueno saber que, aunque estas primeras dos partes están bien escritas, su calidad baja debido a las innumerables menciones a pintores y obras, además de las ya mencionadas obras literarias, y algunas más.

Lo mejor se desprende desde el tercer capítulo, pues la historia cobra un sentido más real, más costumbrista, más honesto y de cruda realidad. Cuando uno deja de usar otras obras para despejar es cuando la originalidad llega. Esto le pasa a la presente novela pues cobra una velocidad asombrosa. Los temas que se comienzan a ver son fuertes: la familia y el abandono de la madre debido a los sueños de los hijos; los sueños de cada uno de ellos siendo cumplidos o no; la soledad, las adicciones, el crecimiento, la enfermedad, las relaciones de pareja, la vida y la muerte, en fin, todo lo que podemos ver en nuestro cotidiano se toca de manera perfecta. Una lástima que comience desde la página 50 y el libro sea corto.

A pesar de ello, la novela es buena, deja un gran sabor de boca y se espera que la historia sea más grande. Los personajes son muy buenos y crean un lazo con el lector, sea cual sea el que se convierta en su favorito.

Sólo como detalle, si ya se trata de un libro publicado a nivel nacional, hay que cuidar los detalles en la ortografía. Sé muy bien que hasta en editoriales grandes como Grupo Tomo o hasta en Debolsillo hay erratas, pero que los nombres de personas como «Juan» inicien con minúscula o equivocarse y poner «Leona» en vez de «Leonora Carrington», entre otros, es algo grave. Espero que si hay segunda edición se puedan corregir éstos detalles.

El destino y el amor a veces son dos cosas que, en muchas opiniones, van de la mano, si no es que son mencionadas como una sola cosa, y es que el destino puede ser el amor que uno espera o el amor puede ser tu destino. Palabras más, palabras menos, una pareja es la indicada cuando llega y te hace aflorar todo lo que no ha salido tras años y años de espera por alguien así. Es aquella persona a la que no puedes amar ni un poco más porque ya has dado todo por ella.

Pero, ¿cómo saber quién es ella? ¿Quién es él? ¿Quién es la persona que será nuestro destino? Pueden haber personas que sepan explicarlo, pero no hay un síntoma o una señal que lo haga veraz. Si podemos enamorarnos con sólo una imagen de una persona, ¿porqué no hacerlo con algún otro sentido? ¿Porqué no al escucharla, o al oler su perfume, o al besar alguna parte de su cuerpo, o al tocarla? Aquella que, tras el contacto de alguno de ellos, permanezca indeleble e inmortal en nuestra mente, podría ser él/la indicada.

Esto es lo que nos cuenta Sam Castañeda en su primer libro publicado por Caligrama, llamado Tulipanes En Invierno.

El libro comienza con una introducción sobre el sobrino de Sam, el que vimos en la sinopsis, debido a ello, se manejan dos tiempos en la novela: la pasada, en donde Sam le narra la historia a su sobrino; el pasado, en donde el tío cuenta su propia historia romántica. El hecho de que se estructure así no lleva ningún problema, hay un sinnúmero de novelas con la misma factura. El problema en esta cuestión específica reside en el tamaño de los párrafos que cuentan cada segmento. Uno lee la historia del pasado, pero su corta extensión hace que el cambio a la otra parezca abrupto, cortando la inspiración de la imaginación tras la lectura. Nos estamos encariñando con el tío Sam, pero el cambio se siente cortante, frío.

Además, las intervenciones del sobrino de Sam, son muy repetitivas. Se entendería si en cada una de ellas se tratara de algo explicativo o descriptivo, pero no, son repetitivos, mencionan lo mismo una y otra vez, haciendo casi sin sentido su aparición.

La estructura de las enunciados carece, por momentos, de una mejor separación, es decir, una idea debe comenzar y terminar con lo que se pretende decir, pero en el libro parece como si dos ideas estuvieran unidas y se pierde un poco el sentido de ellas. En vez de ser un recurso que ayude, lo empeora.

La historia es sencilla, y quizá en su propia narración es lo mejor del libro. No se necesita ser un buen escritor ni un gran cuentista para vivir y describir una historia así de bella. Sam Castañeda logra hacerlo y quisiéramos que esa misma historia de amor y destino nos pasara a nosotros. Si se contara sin muchos ambages la romántica historia de Sam, sin interrupciones ni cortes, hubiera sido muchísimo mejor. A veces una narración no necesita de florituras ni recursos literarios.

A pesar de ello, también tiene pocos detalles que no quedan muy bien, como el enamoramiento espontáneo del protagonista. Sabemos, y hemos vivido, del «amor a primera vista», y si así sucede, ¿por qué no habría de suceder con los demás sentidos? Pero siendo realistas, o quizá simplemente verosímiles, ¿ocurriría así?

Igual y estoy equivocado y puede suceder. Por favor díganme qué opinan de ello.

¿Cuantas películas, series de televisión, documentales, en fin, cuantos testimonios hemos visto por parte de personas sobrevivientes o no de las dos Guerras Mundiales? Testimonios verídicos o ficciones, acerca de sus vidas o del ambiente bélico de la zona en donde residían, de la gente que los sacaba de sus hogares y de los que intentaban quedarse para morir en ellos, de la dualidad del mundo: la paz y la guerra.

Cuando una historia es contada por la propia persona que los ha vivido, el texto se convierte en más que una simple historia, se convierte en más que un testimonio, es un desahogo emocional que ha perdurado durante años. Es por ello que los entrevistadores, reporteros o investigadores deben estar preparados para que, al crear preguntas, lo hagan con tiento y no de manera brusca. Así se originó Hacia Ninguna Parte, de una anécdota cruel, triste y real de los años 40.

He de comenzar con lo que ya conocemos por la portada del libro: sí, es una historia verídica, real, y eso aumenta el dramatismo de la misma. Es un trabajo enorme el que logró Mónica Rojas al tener la oportunidad de conocer a Frania (quien cuenta ya con más de 90 años) y de proporcionarle la confianza para escuchar su experiencia. Una experiencia extraordinaria como lamentable.

Es cierto que, en cuanto a la narración, la corrección y la crítica queda muy por debajo de lo que se propone. Uno no puede analizar el contenido pues es personal, es una vivencia que alguien tuvo, que ha significado a través de los años y que seguirá hasta sus últimos días. Es por ello que nos enfocaremos al texto en sí mismo.

La forma de contarlo es en primera persona, lo que hace que, desde la primera página, la protagonista se nos meta en los huesos, que logremos empatizar sus pensamientos y actitudes. La manera en que entiende la situación es muy adulta para su edad, pero comprensible por los momentos que vivía. Uno debe madurar frente a las adversidades, aunque seamos aun pequeños.

A pesar de que los detalles de los escenarios no son abundantes, lo que permite avanzar son los movimientos de los personajes y de la propia protagonista. Una narración que permite el paso del tiempo y que nos va ayudando con fechas es de gran ayuda. El recurso de las frases dichas, documentos, etc., es un potencializador de emociones. Si ya nos encontramos en un momento triste, la frase que aparee nos hace sumirnos más; o al contrario, si sentimos odio a las prácticas terroríficas de los nazis, éste crece tras leer lo que decía Hitler en cartas o comunicados.

Al ser un libro corto, nos hace pedir más en cuento lo terminamos. Nos hemos encariñado tanto de Frania como de su familia que queremos saber qué ha pasado después de aquel final escrito. Hemos sido partícipes de una historia de felicidad y tristeza, de esclavitud y libertad, de sobreponerse a la adversidad, de inmigración y nacionalización. Mientras leemos no dejamos de pensar en Anna Frank, y así como ella y como Frania, hay miles, millones de personas que pasaron por algo similar. Esta es sólo una historia.

¿Qué podemos hacer para olvidar a una persona? ¿Qué remedio funciona contra un corazón lastimado, contra el amor no correspondido y contra males similares? Quizá, uno de los más efectivos es el de viajar por lugares nuevos, crear nuevos lazos con nuevas personas, crear anécdotas que nos hagan olvidar lo mal que nos sentíamos y lo bien que ahora estamos.

Cuando somos jovenes, las emociones se encuentran a flor de piel, las cosas que vivimos las hacemos parte de nuestra mente como de nuestro corazón de manera profunda (a menos que sean aquellos que prefieren no sentir y se cierren ante la sensibilidad). Si es así, uno de los temas que más nos van a torturar es el amor.

Es divertido ver el y leer el libro porque hay dos cosas que nos llegan a la mente (o al menos a mí) al leer la pequeña sinopsis. La Primera es que parecería que se trata de una novela romántica sobre un joven despechado que trata de olvidar a su pareja con otras mujeres, pero no, aquel tinte sentimental sólo aparece sutilmente. La Segunda es que también podría parecer tipo road movie, cosa que sólo sucede por momentos. Se trata más que nada de un viaje, de una ida y vuelta para encontrarse.
Las cosas buenas que tiene el libro son bastantes, a pesar de su corta extensión. Desde la aventura que los personajes tienen en cada parada que hacen, hasta la amistad que si bien no se muestra muy específica, sí nos da señales de ser buena.

Es agradable ver que el lenguaje con el que se hablan los personajes no pasa al sentido vulgar, siendo un poco más natural que el de otros libros. Desde el punto de vista del libro, también es bueno notar que hay muy pocos modismos peruanos, lo que no impide la lectura.

También es rescatable la señalización de que todos se muestran como personas a pesar del tema, es decir, las fiestas y la libertad que tienen en los sitios de reunión no muestra a las mujeres como objetos que sólo pasean, sino como personas que toman la iniciativa de hablar con el protagonista y de ser las que tomen el control.

Un extra es la alusión a la música rock y pop, a escritores de la literatura universal y al hecho de querer ser escritor.
Aunque haya tenido varias cosas que hacen el libro bueno, también hay algunas que no son muy logradas. No hace falta entrar en detalles del significado de un fuckbuddy, pero en los flashbacks que tiene el personaje principal, la hace ver como una amistad que como lo que cree que es.

Este recurso (del flashback como recuerdo) se usa en algunas ocasiones, pero no son acertadas, no tienen una trascendencia en la historia más que el de llenar un espacio.

Mencionábamos la iniciativa de las mujeres, pero no logramos entender el motivo real de ello. Puede ser porque los personajes son guapos, pero no lo sabemos porque no hay una descripción de ellos. Puede ser porque están solas, pero no hay una confirmación (A excepción de la última, Donna). Podría ser cualquier cosa, pero no queda claro.
En cuanto a la totalidad del libro, si lo leemos de corrido, los primeros tres capitulos son buenos porque tiene una velocidad buena. A mí que me encanta que los personajes hablen, disfruté los diálogos. Cuando llega al cuarto capítulo empieza más leve que en los anteriores, pero termina muy bien con el clímax, lo mejor de la novela.

Sin duda, es un libro corto, que no llega a las 200 páginas y que se puede leer en uno o dos días. Muy recomendado para los que quieren conocer cómo dejarse llevar por las experiencias y de ahí sacar el material para escribir.

Es un gran reto comenzar desde cero una mitología en donde seres ancestrales, dioses o creaturas mágicas sean el punto de partido de una historia, más si es de una saga. Se debe tener especial cuidado en crear un ambiente en donde cada una de las situaciones no termine en un absurdo y darle la credibilidad que necesita para lograr un excelente resultado. Creo que no hace falta mencionar algunos ejemplos de este tema.

El Secreto Del Shaitan no es uno de ellos. Ha tomado su mitología recabando elementos de varias creencias antiguas creando una historia particular. Pero hay varias cosas que, al juntarlas van perdiendo su significado y su poder inicial. 

Pero vayamos por partes.

La historia es corta, no pasa de las 300 páginas, y en e-book se lee aún más rápido, lo que es bueno porque no tiene relleno ni se extiende más de lo necesario. El problema que tiene ello es que le hace falta descripción en sus personajes, conocerlos más. Esto ocurre en varias hojas en donde algunas situaciones son bien descritas, lo suficiente para conocer el lugar, pero en otras no, como si tuviera prisa por ir de un lugar a otro, y ese espacio desconcierta, termina siendo brusca.

El género es una mezcla entre lo mitológico y la comedia, hecho que varios escritores independientes tienen arraigado como un instinto, como si fuera lo único que un autor underground supiera hacer. Óscar Rodrigo, el autor de el presente libro, sabe muy bien que la comedia no es dar chistes a diestra y siniestra, y logra dar pequeños párrafos de seriedad, pero justo cuando aparece una frase graciosa se pierde el sentido. En otras ocasiones el chiste ayuda para dar énfasis a los personajes y a sus ideas, pero por momentos termina siendo muy infantil y hasta chocante.

Hay varias páginas en que se mete con calzador la mitología y nos abruma con nuevos tipos de djinn y su descripción que, para los futuros libros puede servir, pero par un primer tomo, en el que conocer a los responsables de la historia es lo principal, no es lo mejor.

La trama nos presenta a los personajes principales y a unos secundarios que se quedan ahí, que no trascienden, lo peor es que los principales tampoco lo hacen. El transcurso de las aventuras que el grupo tiene sirve para seguir la historia, pero no para conocer quiénes son los que van en ella. Se deja de lado a los personajes y se pone atención en el trayecto, como una road movie sin actores. Éstos, los personajes, no terminan por transmitir lo que un héroe, o un villano debe de hacer. Queda sin potencia cada uno de ellos.

No diré tampoco que sea un mal libro, es sólo que se enfoca en darle una gran presentación a la historia como algo mágico, como algo enorme, que termina por desinflarse y quedarse a medio camino.