Antes de nada, desde Mundo Gamusino queremos agradecer a Suma de letras, a través de la plataforma de Edición Anticipada, la colaboración con el blog y el envío del ejemplar para su reseña.

Como muchos sabéis, a nosotros nos gustan mucho los thrillers y las novelas de misterio, y nos pareció que esta podría ser una de las que tanto nos gustan. Y, aunque gran parte del libro nos ha gustado bastante, no nos ha llegado a convencer del todo.

La trama principal de la historia, quitando la presentación de los personajes, nos ha parecido «una más». Digamos que la forma de ponernos en situación es llevarnos a un partido de fútbol, y creemos que eso está bastante gastado.

A partir de ahí, la historia coge ritmo y nos tiene enganchados y queriendo saber qué pasa. Pero gran parte de esa tensión se nos va por el desagüe porque, con relación a algunos personajes secundarios, el autor introduce ciertos clichés que no vienen a cuento en la historia. Para empezar, porque no están bien explicados ni desarrollados, y segundo, porque no tienen que ver con el desarrollo de la historia, de manera que eso nos ha parecido un poco forzado.

No queremos decir cuáles son esos temas clichés porque os estaríamos haciendo spoiler, pero son temas de actualidad que se han metido en la historia con calzador para «tener a todos contentos».

En definitiva, es un libro que entretiene bastante, pero que a la vez no consigue llegar al lector de la manera que el autor lo pretende.

Pues le hemos echado el guante a este libro gracias a la oportunidad que nos dio Edición Anticipada y, la verdad, no ha sido un acierto precisamente.

Hemos empezado la novela con mucha ilusión, pero a medida que avanzábamos, la historia no era capaz de atraparnos, haciéndose muy lenta por momentos y convirtiéndose en aburrida. Además el texto tiene varias faltas de ortografía que, viniendo de una editorial de renombre como Suma de Letras… nos parece que no deberían estar ahí.

Así que, sintiéndolo mucho, desde Mundo Gamusino no podemos recomendar esta historia.

Aunque la historia dice estar ambientada en Japón, en ningún momento me he sentido en ese país. Cuando un autor ambienta una novela en un lugar determinado, tiene que conseguir que seamos capaces de transportarnos a ese lugar, en cambio, tal y como describe Japón, se podría decir que estamos viviendo en Madrid o en Londres, no hay ninguna diferencia, quitando los nombres de los personajes.