Una historia con un escenario, premisa y elementos muy interesantes pero que peca de extrema simplicidad teniendo en cuenta la extensión de la novela. Los personajes se quedan muy en la superficie, incluidas las protagonistas, y la que más aparece a lo largo de la novela, a pesar de tener cientos de años, se comporta como si tuviera catorce, haciendo que te quedes con las ganas de conocer más a los demás, entre ellos al personaje que hace el papel de bruja malvada. Esto se compensa en parte con el ritmo de la acción ya que no paran de ocurrir cosas dentro de la única trama de la novela.
El escenario recuerda a los cuentos de hadas y brujas con un toque moderno, pero también le falta construcción y descripción para meterte en la historia, algo que fácilmente se podría haber mejorado.
Quizá sea un libro que disfrute más un público infantil que juvenil, ya que su sencillez en todos los sentidos les puede facilitar su lectura y disfrute. Con un poco más de profundidad hubiese subido la puntuación.

Cuando acepté leer esta novela, después de leer la sinopsis, no sabía que esperarme. Me parecía muy ambiciosa la idea de sacar adelante con éxito una novela con tantos elementos diferentes y con una extensión como la que tiene esta. El miedo a no superar las expectativas que siempre tenemos los lectores habituales y que, por desgracia, muchas veces se produce. Pero en este caso no ha sido así.
Todo en esta novela seduce por su originalidad. La trama se aleja mucho de lo que estamos acostumbrados a leer en los géneros que se mezclan en ella, manteniéndonos expectantes a lo que sucederá después y de qué manera.
Los personajes nos muestran una forma diferente de ser protagonistas, sin grandes heroicidades ni bellezas que conquistan allá por donde van, pero con una astucia fuera de lo común.
Y los escenarios, fundamentalmente basados en el Madrid del siglo XIX, son el contexto perfecto para todo lo que se desarrolla en la novela.
Una nueva forma de hacer novela negra, histórica y de fantasía.

Escándalo es un libro que cuando acepté leer no sabía muy bien el argumento, error mío que no volverá a pasar, y que si llego a conocer seguramente no hubiese leído. Sabía que era de género erótico, uno del que leo bastante poco, por lo lo que me apetecía probar qué tal con esta trilogía, pero lo que no me esperaba es que fuese una «copia» del famosísimo Cincuenta Sombras de Grey, del que he leído la primera parte. Que la autora explique en el propio libro que no lo es y que no ha leído el libro no la salva de algo tan evidente que hasta me imaginaba al protagonista con la cara del actor de la adaptación de esta saga a la gran pantalla.

Hay diferencias como que él no es un empresario de mucho éxito sino un actor en pleno auge de su carrera y que mientras a uno le da miedo mostrar sus verdaderos gustos sexuales, el otro los comparte desde la primera cita. Ignoro en qué derivó Cincuenta Sombras de Grey al igual que ignoro que pasará con esta pareja porque no tengo intención de continuar la trilogía Celebrity pero ambas primeras partes no me han gustado, y no ha sido solo por no ser uno de mis géneros preferidos.

Los protagonistas son sacados de las fábricas de personajes cliché: él es exitoso, guapo, con un cuerpo trabajado y atlético y más sensible y culto de lo que cree el resto del mundo; ella también guapa y con buen cuerpo, tímida, sensible, buena chica, insegura, con bajo autoconcepto, no interesada en los hombres y con un trauma venido de lejos. Hasta hay escenas que son clichés como la presentación a la familia super feliz y encantadora de él, que por supuesto adoran a la protagonista desde el primer minuto y la reciben como agua de mayo o el momento Pretty Woman en el que preparan a Natalie para los Globos de Oro.

Para seguir con los clichés, el instalove es tan exagerado que no es creíble. En dos días literales se dicen cariño, que se quieren y que son el amor de su vida, menospreciando en ocasiones a antiguas parejas de una manera que me ha gustado más bien poco. Y en este sentido hay varias cosas que me mosqueaban bastante mientras leía, muchas relacionadas con el uso del lenguaje, bajo mi perspectiva bastante machista, pero que no sé si es responsabilidad absoluta de la autora o de la traducción. Un ejemplo de esto es el uso insistente del verbo «poseer» por parte de el protagonista masculino, como si ella no tuviera nada que hacer en esa relación, como si fuese un objeto más que puede ser suyo.

Si los protagonistas ya nos suenan a muchos otros, los secundarios, sobre todo los mejores amigos de ambos no ayudan mucho. En el caso de él con una falta de empatía y un exceso de frivolidad que hace que te preguntes cómo son amigos; en el caso de ella, con una compañera que le aconseja, le pide, casi le fuerza a que deje sus principios, sus miedos y hasta su dignidad si hace falta con tal de acostarse con alguien tan famoso, porque evidentemente si Flynn fuese electricista ni se le pasaría por la cabeza.

Si tengo que ser objetiva, la narración es buena, los diálogos son ligeros y tiene buen ritmo, pero ni los personajes ni el argumento me han cautivado. Prefiero tomarlo como un fanfic de la trilogía ya nombrada y recomendársela a esas personas a las que les encantó y que pueden encontrar en esta una reinterpretación de la historia de Anastasia y Grey.