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Lovasaleer

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Libros y reseñas

Vladimir, Leticia Martin (I Premio Lumen de Novela)

Leticia Martin

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Valoración: ★★★

Sobre el deseo y los instintos.

\»¿Existe una foto si nadie la ve?\» (61) Leticia Martin. Vladimir. Lumen
Guinea es una profesora universitaria que, después de una escandalosa relación con uno de sus alumnos, se marcha de EE UU, donde vive, para buscar un poco de sosiego en Argentina, la tierra de sus padres. Al llegar al aeropuerto, algo comienza a fallar. Se caen los sistemas eléctricos y el mundo entero tropieza hasta caer. La batería de los móviles se acaba. El combustible también. No hay posibilidad de cocinar, desplazarse, acceder a las cuentas bancarias. Guinea se tropieza con Rostov, un hombre que le ayuda primero a desplazarse y que, cuando la situación se complica (con saqueos, violencia), le invita a quedarse en su casa. Allí, coincide con Vladimir, un adolescente que despertará de nuevo el deseo de Guinea. \»Los sentimientos siempre vienen a enturbiar todo\» (13). Porque esta es una novela que ha habla precisamente sobre eso, sobre la capacidad de deseo del ser humano, sobre sus impulsos más animales (el sexo, también la violencia) y cómo las reglas sociales que nos otorgamos sirven para inhibir esos impulsos. \»Parecemos civilizados porque hablamos y argumentamos, y nos movemos erguidos. Sabemos lenguas, estudiamos ciencias, leyes, pero en verdad sólo estamos intentando no matarnos, como los animales de la ciudad y las bestias salvajes\» (41). Es relevante el hecho de que Guinea sea profesora de literatura (la educación, las artes) y cómo todo eso queda a un lado cuando se despierta el deseo o el puro instinto de supervivencia. \»¿A dónde va a parar lo que sentimos y no podemos satisfacer?\». Esta pregunta se lanza en la página 122 y también en torno a esto se articula esta novela apocalíptica que muchos han querido comparar con un \’Lolita\’ a la inversa (ella adulta, ellos adolescentes). Pero, más allá de esta aventura entre jovencitos y una mujer adulta, está esa vertiente reflexiva de una historia sobre qué queda de nosotros cuando el marco social se desdibuja, cuando los instintos quedan al descubierto y no hay asideros éticos, morales o de convivencia a los que agarrarse. 

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La hija, Pauline Delabroy-Allard

Pauline Delabroy-Allard

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Valoración: ★★★★

Identidad y pasado familiar

\\\\\\\\\\\\\\\»Cuanto más se excava, más arena cae al fondo del hoyo, y hay que excavar más aún, más hondo, es así, no hay otro modo. Cuando se empieza a excavar hay que seguir excavando, cuando se empieza a escribir, hay que seguir escribiendo siempre\\\\\\\\\\\\\\\» (60)Pauline Delabroy-Allard. La hija. Lumen
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Desconozco cómo será en Francia, pero la premisa de partida de este libro es aquí, en España, increíble. Pauline tiene treinta años, está embarazada, emparejada con otra mujer y, atención, va a sacarse por primera vez el carné de identidad. Repito, a los treinta años. Imagino que en Francia no lo exigirán para nada, no sé. Más allá de esto, el caso es que Pauline reflexiona a partir de ese momento del hecho de que tiene tres nombres más que apenas usa: se llama Pauline Jeanne Jerome Ysé. ¿Por qué? ¿Qué llevó a sus padres a ponerle esos nombres que acompañan al que ella usa a diario? En su familia nunca se habló sobre eso y es ahora cuando ella empieza a investigar. No voy a adelantar mucho para no destripar, pero podemos decir que Jeanne se llamaba su bisabuela, que Jerome era uno de los mejores amigos de su madre, que Yvé era un personaje de ficción. A partir de estos descubrimientos (y de sus reflexiones sobre la escritura como modo de conocerse y comprenderse) la autora construye un artefacto literario (de nuevo la autoficción) que habla sobre la identidad, sobre quiénes somos y cómo nos influyen los silencios familiares. También se asoma a las dificultades para abordar la intimidad con los seres queridos y a la necesidad de comprender que hay personas que antes pasaron por los mismos sufrimientos, deseos y alegrías que hoy sientes tú. \\\\\\\\\\\\\\\»Me pregunto qué cambiaría en este mundo si me enterara de más cosas sobre esas personas sobre las que nunca se supo nada y que constituyen mi familia\\\\\\\\\\\\\\\», escribe la narradora en la página 51. Porque en su investigación por conocerse un poco más, también aprenderá mucho sobre sus antepasados. Me gusta especialmente la primera parte, en la que ahonda en la figura de Jeanne y, sinceramente, me parece un poco inflada la parte central, en la que Pauline viaja a Túnez, tras la pista de Jerome, y adopta a un gato callejero que le acompañará durante buena parte del libro (también en su regreso a París). 

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Beatrice Salvioni

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Valoración: ★★★★

Contra los corsés

\\\\\\\»Las cosas buenas nunca duran bastante. Se van y solo dejan su sabor\\\\\\\» (177)

No vayas con ella, le decían. Ni se te ocurra acercarte a esa, le prohibían en casa. No queremos que termines así, le advertían a Francesca, una chica de doce años que en Monza, Italia, descubre un mundo más allá de las reglas impuestas por su familia (muy religiosa, tradicional). Estamos en el año 1935 y el mundo era \\\\\\\»un lugar terrible, lleno de cosas prohibidas\\\\\\\», \\\\\\\»sobre todo para las chicas\\\\\\\» (26). Cosas que no podían decir, que no podían pensar, que no podían hacer. Y frente a eso, la libertad de Maddalena, una adolescente que disfruta de su libertad, que se baña en el río, que roba y come cerezas aunque después le queden restos de fruta en los labios. Que desafía las convenciones sociales, aunque eso suponga que le llaman \\\\\\\’la malnacida\\\\\\\’, que le digan que está maldita, que nada bueno les ocurre a quienes se acercan a su alrededor. Así que Francesca, que ha sido educada en el temor, ve en Maddalena una oportunidad de libertad, de no vivir con miedo, de mirar a los chicos a los ojos. Francesca descubre un mundo más allá de las imposiciones sociales. Esta rebeldía individual se eleva en el libro al situar la historia en una sociedad atravesada por el fascismo. Los escolares debían empezar las clases saludando al duce. \\\\\\\»Nunca se me habría ocurrido negarme a hacerle el saludo romano. No por creencias, respeto o admiración, sino sencillamente por costumbre, un convencionalismo, dar los buenos días y las buenas tardes. Se hacía y punto\\\\\\\» (141). Había cuestiones que se daban por hechas y que no había que cuestionar. Como la sumisión política. Como el machismo. Aquí está el acento de la novela. Cómo Francesca descubre la voluntad personal frente a los corsés de una sociedad patriarcal. Maddalena le enseñó a rebelarse. Le enseñó lo que es el amor. Y esto tiene su reflejo en una potente escena inicial (que se retoma en las últimas páginas) cuando Francesca se quita de encima el cadáver de un hombre que la ha intentado violar. \\\\\\\»Ser mayor, ser mujer, quizá fuera eso. No era sangrar una vez al mes, ni los comentarios masculinos o la ropa bonita. Era cruzar la mirada con un hombre que decía \\\\\\\’Eres mía\\\\\\\’ y responderle: \\\\\\\’Yo no soy de nadie\\\\\\\’ (235). 

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Las chicas de Chapel Croft, de CJ Tudor (autora de El hombre de tiza)

C.J. Tudor

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Valoración:

Decepcionante

\»Hay familias que llevan varias generaciones viviendo aquí y tienen sus costumbres (…) Todos se conocen (…) O, más bien, eso les gusta pensar. Lo cierto es que saben lo que quieren saber y creen lo que quieren creer. Ante cualquier cosa que amenace su comunidad, sus tradiciones o su iglesia, cierran filas para protegerlas\» (198)

¡Madre mía! De verdad que no sé cómo es posible el éxito de determinados autores. No me lo termino de explicar. Escriben una novela resultona (en este caso \’El hombre de tiza\’) y luego intentan repetir la fórmula, a ser posible una vez al año (cada dos años), para explotar el éxito. O lo que sea. \’Las chicas de Chapel Croft\’ me ha parecido una novela malona. Los diálogos entre la madre protagonista y su hija son tremebundos. Siguen un único objetivo: llenar páginas para que la novela parezca gordota. Esta es la historia de una mujer vicaria que, con su hija de 14 años, va a trabajar a un pequeño pueblo atravesado por las leyendas, el misterio y el dolor. El anterior sacerdote de la parroquia se ha suicidado. La localidad todavía recuerda un suceso del pasado: seis mártires protestantes fueron detenidos y quemados en la hoguera; dos niñas se refugiaron en la capilla, pero alguien las delató y fueron torturadas y matadas en la misma puerta. La leyenda dice que sus espíritus habitan esa capilla y se aparecen a las personas en apuros (55). Y, al mismo tiempo, recuerdan que hace treinta años, dos niñas de quince desaparecieron sin dejar ni rastro. A partir de aquí, Tudor construye un artefacto que personajes predecibles (ese amigo de la hija) y un final, este sí, de sospechosos inesperados. Pero siento que al libro le falta tensión y le sobran páginas insustanciales. No termino de conectar con este género de novela negra que suele venir del Reino Unido y que coquetea mucho con una falsa cotidianidad (como meter nombres de programas de moda en la tele) y una escritura simplona. 

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Frida Kahlo. Una biografía

María Hesse

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Valoración: ★★★★

Biografía ilukstrada

\\\»Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es solo saberla vivir. Que cada uno resuelva como pueda\\\» (64)Frida Khalo. Una biografía. María Hesse. Lumen.

Cuando era una niña, Frida Khalo se acercaba al espejo, abría la boca, y exhalaba tan fuerte como podía. El reflejo de su cara se desdibujaba con el vaho (tan frágil, tan efímero) y sobre él, con sus deditos, dibujaba una puerta que con su imaginación podía atravesar. La imagen está en la p. 24 de este libro ilustrado, obra fantástica de María Hesse, en el que se repasa la biografía de Frida Khalo de una manera somera. Son pequeños capítulos, escenas de su vida, que se alumbran en torno a unas ilustraciones que recrean sus cuadros y unos párrafos en cursiva que reproducen sus escritos y pensamientos. El libro está plagado de momentos mágicos (creativos, dolorosos) como ese del vaho frente al espejo. O como cuando se encerraba con su hermana en el armario y escuchaba de fondo las balas de revolución, consciente entonces de que lo que se imagina que pasa es en ocasiones (casi siempre) más poderoso de lo que en realidad se puede ver. Se enamoró Frida Khalo de Diego Rivera (él un elefante, ella una paloma) viéndolo pintar. Se desenamoró cuando descubrió que Rivera le engañaba con otras y, especialmente, que no le tenía en consideración. Más que engañada, se sintió abandonada, ninguneada. Y fue consciente de sus renuncias, de lo que tuve que dejar de lado por estar al lado de un hombre (con el que volvió). Durante una convalecencia después de ser atropellada descubrió el poder de la pintura. Pintar era una forma de dejar en el lienzo el sufrimiento y crear algo con lo que celebrar la vida. Y fue una forma también de despedirse de un mundo que convirtió su cuerpo en prisión, después de que se agravara su enfermedad (espina bífida) y le tuvieran que amputar la pierna. Si la vida de Frida Khalo es fascinante, el envoltorio de este libro la hace más atractiva aún. Y diría que es un regalo estupendo para jóvenes (y no tanto). 

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Los héroes más épicos

Rodrigo Septién/Álvaro Pascual

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Valoración: ★★★

Los héroes yotuberos

Pascu y Rodri. Los héroes más épicos. Alfaguara#libro #libros #book #books #bookstagram #loshéroesmásépicos #destripandolahistoria
Rodrigo Septién y Álvaro Pascual son youtubers, músicos, ilustradores, diseñadores… y también autores de una serie de libros juveniles que han bautizado como \’Destripando la historia\’ y que utiliza el lenguaje desenfadado y \»ey, tú\» de los vídeos de Internet para relatar historia de la mitología clásica. Había tres volúmenes anteriores (dioses, princesas, villanos) y en este cuarto rescatan a los héroes más épicos de diferentes culturas. Desde los que más nos suenan por estas tierras occidentales (como Juana de Arco o Hércules) hasta los que remiten a tradiciones chinas, hindúes, japonesas. Su mirada se fija en Bradamante, Gilgamesh, Atalanta, Momotaro, Mwindo. Y lo hace con un estilo que no sé si es muy propio de los adolescentes, pero que sin duda es el que eligen muchos jóvenes adultos (los autores tienen treinta años) cuando se dirigen a adolescentes. \»El caso es que\», \»en fin\», \»bueno, venga\», \»antes hemos dicho…\» La clave de estos libros es revisar la literatura oral con la que son contados estos mitos con un lenguaje youtubero (los héroes y protagonistas son chavales; ey chavales), que juega con las comparaciones actuales (esa heroína que se recluye en su cuarto \»y no es por la covid\») y recurre a los cómics, las novelas gráficas o los videojuegos para presentar las historias. Así, por ejemplo, se analiza en gráficos las destrezas y superpoderes de estos héroes mitológicos e históricos. Un libro entretenido que tal vez resulta artificioso en el lenguaje cuando se lee por un adulto pero que intuyo (no sé a estas alturas) que será recibido con humor e interés por los \’ey, chavales\’. 

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La mujer sin nombre, de Vanessa Montfort

Vanessa Montfort

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Valoración: ★★★★

La apasionante vida de María Lejárraga

En realidad, la mujer sin nombre que da título a la novela sí que tiene nombre: María de la O Lejárraga. Escritora, dramaturga, feminista, protagonista cultural de la edad de plata de la cultura española. Amiga de Juan Ramón Jiménez, de Jacinto Benavente, de García Lorca, María Guerrero. Autora de libretos musicales junto a Manuel de Falla (El amor brujo). Una mujer con nombre que, sin embargo, renunció a sus apellidos para adoptar los de su marido, Gregorio Martínez Sierra, escritor, empresario teatral (se hizo con un gran escenario que hoy es el Joy Eslava, donde se estrenó la primera obra de Lorca). Así, para la historia María Lejárraga pasó a ser María Martínez Sierra. Vanessa Monfort cuenta aquí su historia y se apoya en las investigaciones que sitúan a María como la gran pensadora de la pareja, la verdadera autora de obras como Canción de cuna o de cuentos que inspiraron después a Disney para La dama y el vagabundo. Hay un plano narrativo actual, en 2018, cuando una compañía de teatro prepara Sortilegio, obra que pasó a la historia con la firma de Martínez Sierra, pero que seguramente escribió Lejárraga en solitario. Es muy imaginativo el modo en el que la autora enlaza ambos tiempos, con conexiones casi siempre espaciales (escenarios que comparten los personajes en distintos tiempos históricos). Me ha parecido fantástico ese recorrido por la vida de María (espectadora de mis propios conflictos 156), quien tal vez escondió su nombre detrás del de su marido para que su mensaje feminista llegara a más gente (168), con la enorme contradicción que eso supone. Especialmente me gusta el meollo en torno a los finales de los años 20 y el inicio de la República, cuando a la literaria, María suma la causa política. Y aquí se habla de su participación en el Congreso Internacional por el Sufragio Femenino (271), la votación que se llevó en el Congreso o la vida en torno a la Residencia de Estudiantes. Los años de posguerra y el final del libro tal vez se me hagan un poco pesados, después de ese desfile de grandes nombres de la cultura desplegado hasta entonces. Una novela muy entretenida para (re)descubrir a María Lejárraga. La autora ha recurrido además a los grandes estudiosos que, en la vida real, han investigado acerca de la vida y la obra de Lejárraga. En la nota final de agradecimientos se muestra también la implicación que ha tenido con las fundaciones de los grandes escritores de la época, lo que ha permitido reconstruir buena parte de la trama a través de cartas y documentos oficiales, en los que las voces de los protagonistas brillan como reales, con palabras que ellos de verdad emplearon. 

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Una promesa de juventud, de María Reig

María Reig

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Valoración: ★★

Buena premisa, ritmo mejorable

Me desasosiega la falta de ritmo que encuentro en esta novela. La premisa es interesante: una joven inglesa investiga para su tesis el papel de los internados internacionales suizos, país neutral, durante la IIGM. El fondo (la hipótesis, la hipótesis que le pide uno de los personajes a otro) es atractivo: hasta qué punto las relaciones personales, las amistades, están por encima de los contextos en los que se desarrollan. ¿Puede un ecosistema como el de ese internado, con alumnos de diversos países, permanecer ajeno a la escalada bélica internacional? Y la ambientación está muy bien conseguida. Pero le falta ritmo a la novela. Los ganchos de misterio (por qué cerró el internado, la foto con una desaparecida, la identidad de los personajes) tardan en lanzarse. Y, además, cuando parece que la acción despega, hay escenas que la ralentizan (como el baile fin de curso) o que suenan un poco increíbles (como ese mensaje oculto en cuadros, con lo fácil que habría sido un mensajito escrito). Esa falta de ritmo se percibe también en unas descripciones exageradas (como en la p. 534) o en frases que pueden sonar bonitas pero, si las piensas, no dicen gran cosa: \\\\\\\»Se miraron a los ojos con toda la verdad que puede reunirse cuando contemplas a alguien\\\\\\\» (363). Se echa de menos una mano editora que tensara el pulso narrativo y evitara algunos errores: girones (633), usar declinación, cuando debería ser declamación (186) o impida en lugar de permita (607). O ese exceso de \\\\\\\»Y es que\\\\\\\» (124,130, 138, 162…). La autora se cubre bien las espaldas (148, 539) para justificar que una de las narradoras, en primera persona, conozca tantos detalles de escenas que no presenció. Son más de 700 páginas de una novela que, para mi gusto, ganaría con menos afectación en las descripciones y más ritmo (a costa de las escenas innecesarias). Así resaltarían más sus virtudes: el tema, el escenario, sus interesantes personajes. 

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Penitencia

Pablo Rivero

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Valoración: ★★★

El poder de una ventana

\\\»La casa ideal es aquella en la que parece que siempre estás de vacaciones\\\» (157)Pablo Rivero. Penitencia. Suma de letras 
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Hay un truco socorrido (y del que soy muy partidario) en las novelas psicológicas, en el cine negro, en las series de crímenes e investigación. Consiste en otorgarle un aura de misterio a un objeto cotidiano. Que lo extraño se encarne en algo tan sencillo como una puerta entornada, una mirilla curiosa, una carta, un anillo, una escultura, un qué se yo. Aquí es una ventana. Una ventana cegada con dos tablones que el protagonista del libro sueña con cegar para siempre. Jon es un actor famoso (con su footing, su brunch, sus smoothies) que ha decidido aparcar su carrera después de interpretar durante años a un asesino en serie. Siente que el personaje ha comenzado a hacerse grande dentro de él, a conquistar sus sentimientos, a nublar sus ideas. Tiene miedo de que se haya apoderado de su forma de ser. Y decide retirarse a un pueblo pequeño. Allí compra una casa. Y allí se topa con la ventana de la casa de al lado, de donde vienen extraños ruidos. Comienza así una historia que en la contraportada se califica como \\\’domestic noir\\\’, ese género de misterio tan resultón para un telefilme y que tanto se cultiva en la narrativa anglosajona (ahí está \\\’La chica del tren\\\’) . \\\’Penitencia\\\’ no solo cumple con las reglas (por ejemplo, que los sentimientos de los personajes se revelen a través de preguntas: ¿querrá esto decir que estoy sintiendo esto? ¿será posible que mi opinión sobre tal esté motivado por cual?), sino que el resultado final está muy por encima de la media. Sobre todo, a partir de ese momento en el que la narración salta de Jon a otro personaje, que le da otra perspectiva a la historia. Una historia donde hay muertes (varias), sorpresas a lo largo de la trama y una reflexión sobre la invasión del trabajo en la vida cotidiana. \\\»¿Nunca has sentido que te entregas tanto a tu profesión que te acabas alienando, olvidando por completo de quién eres y de por qyé haces las cosas, de por qué te dedicas a eso? (199)

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La casa de modas

Julia Kröhn

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Valoración:

Vaya tela

“No hay ropa que pueda tapar lo que soy” (230)
Julia Kröhn. La casa de modas. Suma
#libro #libros #book #lacasademodas #juliakröhm #dasmodeaus
Vaya tela con La casa de modas. Me da un poco de pudor criticar abiertamente un libro porque estoy seguro de que habrá cientos, miles de lectores que pueden haber disfrutado con el mismo texto que a mí me produce hasta un cierto sonrojo. Porque hacía tiempo que no me encontraba con una lectura tan plana, evidente, falta de matices. La casa de modas es la historia de tres mujeres (abuela, madre, hija), pertenecientes, claro, a tres generaciones distinta y que han de ponerse al frente, por unas u otras razones, del negocio familiar, una tienda de modas en Franckfurt. Está Fanny, la abuela, para quien “la libertad siempre fue más importante que el amor” (15). Está Lisbeth, la madre de la narradora, quien no siempre tuvo “la libertad de vivir su amor” (16) y que tuvo que lidiar con la reconstrucción de la tienda justo después de la II Guerra Mundial. Y está Rieke, la narradora, quien en los años 70 diseñará ropa en un momento de tremendo cambio, en los que los derechos de la mujeres aún no se han terminado de conquistar y que se presenta como como ejemplo integrador de la tesis que maneja la novela, el de esa “esposa y madre que trabaja, que debe estar preparada para enfrentarse a todas las situaciones y los retos de la vida” (501). De todos los personajes, el más interesante es Alma, una convencida feminista ya en el primer tercio del siglo XX. El problema no es solo que la trama sea apenas inexistente, sino que además las ideas (esa defensa de la igualdad, del poder de las mujeres…) se presentan de una forma un tanto esquemática. Iba a escribir burda y me he cortado. Nada de corsés, proponen, “basta de telas ásperas y rasposas”, se dice en la página 350, en esa constante comparación entre moda y derechos. “En la vida de una mujer parece que la familia y el trabajo son excluyentes entre sí. En la moda ocurre lo mismo con la ropa elegante y la ropa cómoda. Pero yo me pregunto: ¿por qué no combinar ambas cosas?” (501).

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Elevación

Stephen King

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Valoración: ★★★

Elevación y prejuicios

“Las manecillas de un reloj, los dígitos de una báscula de baño, ¿no constituían tan solo una forma de intentar medir fuerzas invisibles que producían efectos visibles? ¿Un esfuerzo vano por confinar una realidad mucho mayor que la imaginada por los simples seres humanos?” (28)

Uno se imagina la primera escena de esta novela (corta ,muy corta en extensión) con una atmósfera absorbente. Si fuera cine, con planos torcidos, casi imposibles, para crear en el espectador una extraña sensación de opresión ante una conversación que comienza natural y termina con el poderío de los cuentos clásicos y las historias de terror. Un hombre, Scott, que visita a un amigo, antiguo médico local, para contarle su problema: cada vez pesa menos. Su cuerpo no adelgaza, pero a diario pierde peso. Incluso aunque se meta cosas en los bolsillos, la báscula no lo compensa. ¿Qué le está pasando? ¿Cuánto tiempo más podrá vivir así? ¿Cuántos días le quedan hasta que ya no pese nada? Así comienza esta historia que en las manos de Stephen King suena a terror pero que, ya desde el segundo capítulo, adquiere un nuevo camino más cercano a esas historias de superación (elevación) tan habituales en la narrativa norteamericana. Porque el protagonista de peso menguante cruza sus vidas con dos vecinas, una pareja de lesbianas que tiene un restaurante y que sufre el rechazo de la pequeña comunidad en la que viven. Una de ellas, Deirdre, es además una persona odiosa, que se ha construido una coraza desagradable para protegerse. A lo largo de la novela, al tiempo que Scott pierde peso, Deirdre se deshará de esas losas. Porque entiendo que ahí está el mensaje de esta novela, una idea que se manifiesta durante una carrera popular (de nuevo ese mensaje de superación), en el que Scott se siente plenamente vivo, capaz de conseguir lo que se proponga: “elevación, la sensación de que uno había ido más allá de sí mismo y que podía llegar aún más lejos” (114). O sea, un camino libre de prejuicios, sin complejos o, como se muestra en la escena final, sin corsés. Un libro corto, de muy fácil lectura, con varias capas y un mensaje claro contra las etiquetas sociales.

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Moroloco

Luis Esteban

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Valoración:

No ha llegado el libro

No me ha llegado el libro. Es la segunda vez que me pasa ;(

Así que pongo un enlace con una entrevista al autor. La entrevista es de Jesús Bombín, en El Norte de Castilla. 

https://www.elnortedecastilla.es/culturas/libros/estado-derecho-dado-20190918201919-nt.html

 

Conocedor directo del inframundo del tráfico de drogas, Luis Esteban (Zaragoza, 1972) es el policía con más resonancia mediática. Y no solo porque en 2015 ganase 354.000 euros con el rosco del programa televisivo \\\’Pasapalabra\\\’. En la vida laboral de este licenciado en Derecho, comisario de la Policía Nacional en Algeciras durante año y medio y desde hace varios meses al frente de la de Salamanca, figuran 170 felicitaciones públicas por incautaciones de alijos de droga y otras operaciones contra el narco. Enganchado a la lectura, fuera de su jornada laboral araña tiempo a las horas para sentarse a escribir, ahora su cuarta novela, \\\’Moroloco\\\’, una trama de ritmo trepidante que confronta al mayor traficante de hachís de Europa ante un comisario concienzudo que opera en un Campo de Gibraltar hundido en los estragos de una sociedad zarandeada por el paro, el dinero fácil del hachís y la coca, la inmigración ilegal, el yihadismo y la corrupción política y policial.

–¿Cuál fue el detonante para escribir \\\’Moroloco\\\’?

–Al poco tiempo de estar destinado en Algeciras compruebo de cerca una realidad del narcotárfico que no tiene equivalente en ninguna otra parte de España y diría que de ningún país de Europa. Vi que había una batalla desigual entre mis compañeros policías que, de manera heroica, se enfrentan a estos enemigos poderosos que son los traficantes y decido escribir la novela.

–Describe una sociedad colonizada por arriba y por abajo por el poder corruptor del dinero del narco.

–Hay que reconocer que el estado de derecho le ha dado la vuelta al partido y ahora la situación está bajo control, aunque se debe ser cuidadoso porque esa zona es muy propicia al tráfico de drogas por su cercanía a Marruecos y el nivel de paro supera el 30%. Hay que resaltar que ha habido un cambio gradual de dos años a esta parte: la administración central y la Dirección General de la Policía Nacional tomaron medidas como el incremento de recursos humanos y materiales, se han mejorado los protocolos de actuación y la coordinación entre operativos policiales, y se han acometido varias reformas legislativas, como la declaración de las narcolanchas como bienes de ilícito comercio. Y a todo ello hay que sumar también la pasión y la entrega con que los funcionarios policiales luchan contra el crimen organizado.

–Del relato trasciende que los corruptos son pocos, pero situados en lugares estratégicos.

–Hay que distinguir la realidad de la ficción. Como licencia literaria en la novela se tiende a ampliar el problema un poco más para captar de forma más seductora al lector. En la realidad hay un pequeñisimo porcentaje de funcionarios, abogados, policías o guardias civiles corruptos que creo que no alcanzan ni el 1%, pero si están ubicados en sectores estratégicos puede resultar letal para las investigaciones policiales y beneficioso para los intereses espurios del narco.

–En un pasaje de la narración el jefe de los traficantes reflexiona sobre la blandura de la legislación.

–Contra lo que pueda pensarse, España es uno de los países más severos de Europa desde el punto de vista punitivo. Tenemos una tasa de criminalidad menor que la media europea y otra de presos por habitante mayor que la media europea.

–¿Es Salamanca un destino más confortable que Algeciras?

–Cuando la superioridad me propuso el traslado, acepté encantado porque me parece la ciudad más bonita de España. El tipo de exigencias profesionales aquí son distintas de las de Algeciras, pero en todas partes hay requerimientos de seguridad. En el caso de Salamanca, cuyos ejes económicos son el turismo y las universidades, hay tipologías delictivas como los hurtos que en otras ciudades serían irrelevantes y aquí son importantes. Es una ciudad que vive en cierta medida de la imagen y eso repercute en que los padres y madres manden o no aquí a sus hijos a estudiar. Somos muy cuidadosos con determinadas modalidades delictivas que en otros lugares pasarían más desapercibidas.

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La desaparición de Annie Thorne, de C.J. Tudor

C.J. Tudor

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Valoración: ★★★

Sobre el acoso y el pasado

«Tiene gracia cómo los buenos recuerdos pasan volando como mariposas: fugaces, frágiles, imposibles de retener sin aplastarlos. En cambio, los malos -el sentimiento de culpa, el bochorno- permanecen allí, como parásitos, royéndote desde dentro»
C. J. Tudor. La desaparición de Annie Thorne.

Joe regresa al pueblo de su infancia, una localidad minera a la que vuelve para dar clases en el instituto. Ha vuelto para reencontrarse con un pasado que todavía sigue muy vivo en su memoria. Su familia tuvo que superar una tragedia. A ver cómo contamos algo sin destripar el libro. Annie, la hermana de Joe, regresa a casa después de sufrir un mmmmm en una mmmm que parecía abandonada y donde había muchos restos de mmmm. Annie sufrió un mmmm en esa mmmm y todos la daban por mmmm. Pero vuelve a casa. Pasa allí la noche. Al día siguiente desaparece durante varias horas y cuando regresa ya no es la misma. Años después, Joe recibe un correo electrónico que dice que lo que le ocurrió a su hermana esta volviendo a pasar. Así que Joe decide volver a ese pueblo de su infancia. Se mete a vivir en una casa que parece maldita, ya que allí vivía una antigua profesora que se pegó un mmmm después de, supuestamente, mmmm a su hijo. Así que tenemos dos planos temporales. Lo que ocurrió hace años con Annie y lo que está pasando en el presente. La historia narra el reencuentro de Joe con su pasado, con la pandilla de amigos que tuvo durante la infancia y cómo aquellas relaciones tienen consecuencias en la actualidad. Es, también, un libro sobre el acoso escolar. Sobre las elecciones que hacemos a lo largo de la vida, sobre cómo confiamos en quien no deberíamos y nos unimos con quien creemos que nos puede proteger (y en realidad nos está haciendo daño). Es también un juego sobre la ludopatía. Sobre los sucesos del pasado que nos persiguen (282) y aquellos que intentamos olvidar. Sobre cómo de adultos replicamos lo que fuimos de niños (258). Me engancho sin problema en la primera parte del libro, pero debo reconocer que poco a poco me voy desentendiendo de la historia. Y esto es horrible en un thriller, donde supuestamente tu atención tiene que estar cada vez más atrapada. No lo consigo. Y el giro final, sobre quién reclama qué a Jose no me convence. Para leer en un par de sentadas. Pero poco más.

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Vuelo 19

José Antonio Ponseti

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Valoración: ★★★

Pulso cinematográfico

Cuenta José Antonio Ponseti en el epílogo del libro, que descubrió la historia del Vuelo 19 en los primeros minutos de Encuentros en la tercera fase, la peli de Spielberg. Que luego, en su etapa radiofónica en Miami, se cruzó con varias personas vinculadas con esta historia. Y que su interés por el suceso creció hasta que las palabras le brotaron para escribir esta novela. Vuelo 19 cuenta un episodio real ocurrido justo después de la II Guerra Mundial, cuando un escuadrón militar de EE UU, en un vuelo de prácticas, desapareció en el cielo de las Bahamas sin dejar rastro. Hubo un cúmulo de despropósitos: el mal tiempo, los fallos en brújulas y sistema de comunicaciones, los mandos incapaces de tomar una decisión acertada… Nada se volvió a saber de los 27 hombres que conformaban las cuadrilla y el posterior envío que salió en su búsqueda. Esta es la historia de este Vuelo 19, escrita con el pulso frenético de una película de acción. Es casi imposible pasar las páginas del libro sin imaginar las escenas de una superproducción de Hollywood. Los diálogos, el montaje mismo de los párrafos, bebe de esas películas bélicas, de música épica y muchos efectos especiales. Ese es uno de los puntos fuertes del libro. También el orden en el que se presentan los diferentes personajes de la historia, desde los pilotos hasta sus familias y el posterior comité que investiga qué fue lo que realmente sucedió. El problema es que terminas el libro con la sensación de que haber leído un buen guion cinematográfico… pero a la literatura le intentas pedir salgo más. Me falta una mejor descripción de los personajes. Sobre todo el de Georgie, uno de los pilotos de aquel vuelo que consigue sobrevivir y manda un mensaje a su familia para contarles que está bien, pero al tiempo huye. Las motivaciones reales de su huida (para que el Gobierno y el Ejército no sepan que sigue vivo), aunque apuntadas (p. 145, 296) deberían haber estado más desarrolladas, no solo en lo que dice, sino en cómo se manifiesta eso en su vida posterior. Y el final, con la búsqueda de Georgie por parte de su hermano, me parece demasiado plano, con unas casualidades inmensas. ¡Inmensas! En cualquier caso, es un libro de acción entretenido, que arroja luz (la poca luz que se conoce) sobre un misterio del Ejército americano (que remite al triángulo de las Bermudas) y que todavía hoy está lleno de dudas sobre lo que realmente ocurrió.

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El niño en la nieve

Samuel Bjørk

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Valoración: ★★★

La máscara de la inocenica

«En Noruega había más de seiscientos casos de suicidio al año y la mayoría tenían lugar en primavera. No había terminado de pillarlo, tenía algo que ver con el hecho de que todo el mundo estaba deprimido en invierno, y que cuando salía el solo uno se daba cuenta de que no era como los demás» (p. 203)
#libro #libros #book #books #elniñoenlanieve #samuelbjork #guttensomesketeadyr

Un niño con unos cuernos de Bambi. Solo. En mitad de la carretera helada. Un conductor que lo encuentra. Y después, un salto temporal. Ese chaval que protagoniza las dos primeras páginas del libro es tan relevante (aunque no vuelva a aparecer hasta casi 400 páginas después) que Samuel Bjork le ha dedicado el título de su tercera novela. Recupera aquí a los investigadores Holgar Munch y Mia Kruger. Tercera entrega de la serie. Y quizá la primera advertencia es que hay que leerse las dos primeras si quieres disfrutar del libro a fondo. Yo no lo hice. He entrado directamente en este tercer volumen y no he podido abandonar (a lo largo de tooodo el libro) la sensación de que me pierdo algo. Hay en la literatura series de crímenes y misterios que son independientes. Los vasos comunicantes en este caso son muy estrechos. Se alude en muchas ocasiones a lo relatado en libros anteriores. Y siento que no disfruto de la trama. Que algo se me escapa en este thriller canónico (la historia avanza con los diálogos, escenas que avanzan en paralelo, traumas infantiles, policías investigados o que son retirados de la investigación, acosadores, psiquiátricos y cárceles, asesinos en serie y crímenes que no parecen tener relación hasta que la tienen -gran idea la lista de anónimos-, policías implicados personalmente…). Y todo ello, con el ambiente de la novela nórdica. Una lectura muy rápida, entretenida sin duda, aunque siento que el final es demasiado precipitado y que no termino de encajarlo, tal vez por esa idea de que hay pistas en los libros anteriores. Recomiendo leer antes las primeras novelas de la serie. Sin duda. Y luego, echarle un ojo a este ‘El niño en la nieve’ que abunda en la idea del «mal oculto tras máscaras de inocencia (443). 

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El Zorro, de Frederick Forsyth

Frederick Forsyth

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Valoración: ★★★

Espías y política internacinal

«A los superiores solo les gustan las buenas noticias, y estas caen pronto en el olvido, a menos que se repitan. Los fracasos, en cambio, quedan grabado a fuego en el historial» (pag. 244)
Frederik Forsyth. El zorro. Plaza&Janés

#libro #libros #elzorro #frederikforsyth #thefox

Frederik Forsyth vuelve a entremezclar datos reales y conspiraciones inventadas para entregar una nueva novela de espías donde el peso de la política, de las relaciones entre potencias, de los bloques internacionales se convierten otra vez en los grandes protagonistas. La historia arranca cuando Gran Bretaña y Estados Unidos descubren que en una pequeña casita de campo inglesa hay un joven de 18 años (con rasgos autistas) capaz de sortear las más férreas barreras cibernéticas para burlar la seguridad de los grandes secretos de Estado. Es un punto de partida que ya hemos visto/oído otras veces, ¿verdad? Cuando el gobierno británico descubre que en realidad el chaval (el zorro, lo llaman) no es un delicuente, sino un chaval con un don, deciden reclutarlo para espiar, robar datos, torpedear programas informáticos terceras naciones. Las amenazas ya no llegan ahora en forma de ejércitos, caballería y submarinos, sino a través de Internet y ataques informáticos. Hay aquí operaciones contra Irán, generales que se escapan de Corea del Norte, un retrato pormenorizado sobre el papel de Rusia y su voluntad de extender tentáculos por naciones aliadas, con los ciberataques como arma para incidir, por ejemplo, en elecciones. Hay referencias a capítulos reales, como la presencia (muertes y asesinatos) de espías rusos en Gran Bretaña o la construcción de gasoductos en la Europa del Este, como herramienta de expansión. Con un estilo muy directo, frases cortas, pasajes explicativos (sobre política internacional, sobre historias de espías), la trama no olvida los giros inesperados (en torno a un reloj, una corbata, un palo de golf) y plantea, en torno a la página 236, una interesante reflexión sobre un futuro que ya no depende de la seguridad en términos de defensa como máxima preocupación. La seguridad personal viene dada ahora de la idea de prosperidad, del bienestar económico. Por eso, la inestabilidad de una nación llega cuando se combate esa prosperidad… y estrangular las fuentes de energía de un país es una forma de empobrecerlo y debilitarlo.

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Las cenizas de la inocencia, de Fernando Benzo (Plaza & Janés)

Fernando Benzo Sainz

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Valoración: ★★★★

Jazz y estraperlo

«La lealtad puede llevarte lejos, la amistad no» (pág. 223)
Fernando Benzo. Las cenizas de la inocencia. Plaza&Janés.

Hay una conversación, en torno a la página 220, en la que Emilio, el protagonista charla con otro personaje en un diálogo que se convertirá en el meollo de esta novela. Allí hablan sobre la lealtad, sobre la amistad, sobre el amor. Sobre qué es más importante en la vida, si confiar, entregarse y defender a los amigos o mantenerte fiel a la mano que te da de comer. Sobre cuáles son más verdaderas, las relaciones que se construyen sobre la amistad y los sentimientos o sobre los favores prestados. En esta conversación está todo: a la hora de elegir, ¿amistad o lealtad? Y además, aquí, en estas páginas, se habla también del miedo y de la culpa, dos sentimientos que son «como un virus», (220), que pueden contaminar toda tu vida si no eres capaz de superarlos. En esta conversación está la esencia de ‘Las cenizas de la inocencia’, una entretenida novela de posguerra que dibuja un Madrid de jazz y estraperlo, de clubes de nocturnos en los que se hacen negocios y de bandas rivales enfrentadas para sacarle el mayor provecho al Madrid empobrecido que resultó de la Guerra Civil. Aquí se dibuja la ciudad de corralas, churros y calles sin asfaltar de la que se aprovechan unos tipos que hacen negocio con el hambre. Emilio, el protagonista, quedará cegado por esa ciudad que parece lujo y oportunidad hasta que se da centa de que «los reflejos dorados de aquel sueño ocultaban demasiadas sombras esquivas y engañosas» (201). Sobrevuela por la novela ese ambiente de gángsteres, de cine negro, de escenas con exceso de humo y jazz. Bien escrita, con esa prosa cadenciosa que tan bien suena al leerla en alto, comete, sin embargo, algunos deslices, como el empleo cinco veces (¡cinco!) en la página 292 del verbo «dedicar». Y dos veces más en la página siguiente. Aún así, un libro entretenido, capaz de crear atmósferas y de plantear el dilema de si lealtad y amistad. Y de fondo, la reflexión sobre el origen inquietante (cuando no delictivo) de muchas de las fortunas actuales.

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La peregrina

Isabel San Sebastián

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Valoración: ★★

El Camino de Santiago

La advertencia está en la contraportada del libro y también en la faja colocada por la editorial: «Isabel San Sebastián recupera a la protagonista de La Visigoda». Está claro. Desde el principio. Pero no le hice mucho caso. Yo no he leído ‘La visigoda’. Y creo que esa puede ser una de las razones por las que no he disfrutado tanto de este libro escrito más de diez años después. Me faltan referencias, intuyo. A lo largo de toda la novela, la autora hace que su protagonista recupere momentos de su pasado (el recuerdo de su marido, de sus padres, de su paso por Corduba) que seguro que son atractivos y familiares para quienes ya conocían antes a Alana, pero que lastran esta aventura para los que somos nuevos. Porque no es que se nombre de vez en cuando para refrescar la memoria, sino que las referencias a la vida pasada de Alana pueden llegar a ser incluso machaconas.
La peregrina narra, en primera persona, la historia de Alana, hija de astures y godos, quien en la Asturias de principios del siglo IX emprende una ruta hacia Galicia como parte del cortejo del rey Alfonso. El monarca viajará hasta Iria Flavia para comprobar que las noticias recibidas son ciertas. Dicen que un camino de estrellas muestra allí el lugar en el que se encuentra el sepulcro de Santiago, evangelizador de Hispania, uno de los apóstoles de Jesucristo. Alfonso parte en su busca como modo también de legitimar su poder. Junto a ese viaje espiritual, Alana emprenderá otro más terrenal. Su objetivo no es tanto buscar los restos de un santo, sino encontrar a su hijo Rodrigo, a quien perdió la pista hace años y de quien dicen ingresó en un monasterio cerca del lugar donde supuestamente se encuentran las reliquias.
Así, Alana acompañará al rey (por quien siente no solo respeto, sino amor) en un viaje por el Norte de una España conquistada por los musulmanes y que intenta rearmarse para expulsarlos de la península y extender la fe cristiana por el país. El libro es el relato diario que Alana hace, casi siempre por las noches, de las vicisitudes del camino. Trece jornadas en las que tal vez se eche en falta algo más de aventuras. Sobre todo al principio, donde los obstáculos del camino parecen poca cosa: una serpiente que asusta a los asnos, un eremita encerrado, un río caudaloso, la pérdida de víveres. En la página 198 (luego en la 274) hace una recopilación de las dudas, de las tensiones del libro, de los problemas presentados hasta ese momento y el lector tiene la sensación de que aún no ha pasado nada. Hasta bien entrado el libro no entrarán en liza las traiciones, las dobleces de personajes que parecían fieles y no lo son.
Hay también una reflexión sobre el papel de las mujeres en aquella época (186, 229) y, especialmente, sobre la idea de peregrinación y de camino. «¿Qué otra cosa es nuestro paso por esta existencia efímera? Esfuerzo, dolor, ilusión, decepción, peligro, recompensa, amor, pérdida… Un camino que, en el fondo, todos recorremos en soledad, pese a buscar desesperadamente alguien con quien compartirlo» (pág. 256 y 257).
Es esta una novela histórica (que apuesta por un lenguaje arcaico para acercarse a la época que narra) que reconstruye el viaje de aquellos primeros peregrinos que cubrieron el camino de Santiago (el primitivo), como símbolo de un sendero de vida, de un deseo (que es fe, esperanza) de llegar una meta que no siempre se es capaz de alcanzar.
Ya digo que tal vez es por culpa de no haber leído antes ‘La visigoda’, pero me ha parecido que suceden pocas cosas en este libro de casi 500 páginas. Me ha faltado ritmo, más giros, más acción y menos insistencia en esos recuerdos. 

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El caso Fitzgerald, de John Grisham

John Grisham

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Valoración: ★★★

Un Grisham distinto

“No me convence lo de la novela histórica. ¿Es histórica o fantasía? No sé por qué, pero me parece deshonesto jugar con las vidas de gente real y contar que se dedicaban a cosas que no hacían de verdad. Están muertos, vale, pero, ¿eso da a los escritores licencia para hacer icción sobre sus vidas?“ (219)
John Grisham. El caso Fitzgerald. Plaza&Janés. Traducción M. Del Puerto Barruetabeña.

Parece otra cosa. El primer capítulo promete algo que luego, de forma extraña, se transforma. El arranque del libro es adictivo. Engancha desde la primera palabra. Cuenta, paso por paso, como si se tratara de un registro, una cuidadísima operación orquestada para robar los manuscritos de Scott Fitzgerald, con ‘El gran Gatsby‘ a la cabeza. Es fantástico este primer capítulo. Lo devoras a una velocidad de vértigo, mientras ves cómo los ladrones planifican y ejecutan el robo, cómo van dejando pistas de forma inesperada, cómo la investigación aprovecha la más mínima pista, cómo todo parece irse al garete. Parece la novela un thriller de acción desenfrenada cuando, de repente, algo cambia. Y entonces el libro de acción da paso a algo más lento. Hay misterio, claro, porque esa es marca de la casa. Pero creo que John Grisham ha querido aquí ajustar cuentas con el mundillo literario o, al menos, retratar parte de un negocio del que es capitán general. Así, el resto de la trama se centra en una pequeña comunidad, en torno a una librería regentada por un apasionado coleccionista de libros. El FBI sospecha que el librero ha comprado en el mercado negro los originales de Fitzgerald y recluta a una joven escritora, con vínculos con aquel pueblo, para que espíe al librero y descubre si, verdaderamente, tienen los manuscritos. A partir de aquí se despliega una trama donde se avanza en la investigación, pero donde también se habla de libros, de librerías, de editoriales y de escritores. Hay en torno a la librería una pléyade de secundarios que representan a distintos tipos de escritores: el autor de bestsellers que escribe como churros, la autora de novelas de vampiros, el escritor alcohólico, el de libros de misterio… No faltan las reflexiones sobre la novela histórica, sobre los escritores que planifican la estructura de su libro y los que se dejan llevar a partir de un personaje atractivo (159), o sobre los errores que no cometería nunca un autor de un libro superventas (270). Hay amor por los libros en esta novela, por las primeras ediciones, por las colecciones, por los volúmenes no devueltos a la biblioteca… Y hay una trama que desde el principio parece que será frenética y enrevesada y que, en el segundo capítulo, se convertirá en algo más pausado, aunque no exento de misterio. Tal vez esperaba más del final. 

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El verano antes de la guerra

Helen Simonson

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Valoración: ★★

El relato de la guerra

«Si acaso, la causa de la poesía tiene que ser siempre la paz» (p. 162).
Helen Simonson. El verano antes de la guerra. Suma de letras.

Hay un texto que atraviesa esta novela y emerge en varios capítulos como espejo o referencia, como ejemplo de que no solo hay bombas y tiros y muerte en las guerras, sino que hay también otras trincheras desde las que combatir. La Eneida, el relato épico de la guerra, la poesía como arma para contar (o recontar, o inventar, o ensalzar), se muestra en varios pasajes de este libro ‘El verano antes de la guerra’ que, en cierta medida, pone el foco en ese frente guerrero, el de la literatura ante la guerra… o junto a la guerra. Hay dos primos, un aspirante a médico (Hugh) y otro a poeta (Daniel), que en la Inglaterra de 1914, con la llegada de los ecos de la Primera Guerra Mundial, verán cómo su vida se trastoca. Antes, todo parecía idílico. La acción se desarrolla en una pequeña comunidad al sur de Inglaterra, con familias de clase alta que se relacionan en banquetes, tardes de té, conversaciones después de misa, la dictadura del qué dirán. Aesa comunidad llega una joven ‘revolucionaria’, Beatrice, una maestra con aspiraciones literarias que trastocará la tranquilidad de una sociedad machista y clasista. «Una mujer siempre debe tener opinión. Por mucho que nadie nos la pida, nadie nos puede impedir tenerla» (356). Yclaro, parece inevitable el encuentro de la joven profesora con la pareja de primos. Yla guerra al fondo. Este es el punto de partida de un libro que abusa de los clichés de la novela romántica (sobredosis de palabras cursis en los arranques de los capítulos)y que demora demasiado la acción. Son muchas páginas para lo poco que pasa. Hay muchas conversaciones intrascendentes, que apenas aportan nada a la historia, más allá de páginas y páginas para que el libro abulte. Imagino que habrá lectores que adoren este ritmo, pero en ocasiones me ha parecido desesperante atravesar párrafos enteros sin un solo rasguño. «La guerra tiene su propia manera de entrometerse en los deseos más íntimos», se dice en la página 159, y eso lo percibirán la mayor parte de los personajes. Cómo la contienda atraviesa sus vidas y lo que quisieron ser. Se aprecia en los niños abocados a abandonar sus estudios y empuñar un arma Scout). Se ve en la llegada de refugiados belgas (Celeste), que huyen de la guerra(y quizá esta reflexión sobre los refugiados sea interesante y pertinente en estos momentos). Pero, sobre todo, creo, en esta novela destaca ese papel de poetas y escritores en el relato de la guerra, con el personaje de Daniel como principal representante. «Estoy seguro de que las guerras serían más cortas si no estuviéramos todos tan ansiosos por leer las noticias sobre ellas», se dice en la página 164. Y al final, la seguridad de que nadie sale indemne de una contienda.

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La mala semilla

Toni Aparicio

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Valoración: ★★★

Novela pasapáginas

“Se dio cuenta de que siempre había tenido miedo de algo: miedo a la incertidumbre, miedo al qué dirán, miedo a la inseguridad, miedo a las consecuencias… No había tenido un solo momento en su vida en el que no temiera algo, y la verdad es que ya estaba cansado“ (226)
Toni Aparicio. La mala semilla. Suma de letras

Hay libros que parecen escritos con escuadra y cartabón. El escritor se sienta delante de la hoja en blanco y dibuja las líneas maestras del edificio, las paredes, las puertas (algunas secretas para ir de habitación en habitación sin que el lector se entere del truco), las ventanas y las tomas de luz. Y luego, a la hora de escribir, basta con seguir ese plano trazado al principio. Hay muchos libros así, que pueden resumirse en apenas un folio (en el capítulo uno pasa esto, en el dos esto, en el tres presento a este personaje, en el diez se resuelve todo) y que luego se escriben para enlazar las ideas presentadas en el esquema. Sin mayores complicaciones. La estructura y la trama por encima de todo lo demás. La mayor parte de los thrillers actuales se escriben así. Apuestan todo por un misterio con tres o cuatro vueltas de tuerca y el resultado final. El investigador, el caso, el asesino y, a ser posible, una ambientación especial. En este caso, la provincia de Albacete, con escenarios de la capital y la provincia, negocios históricos e, incluso, la música de Rozalén. ‘La mala semilla‘ es un ejemplo de manual. Entretenido para este verano que se acerca, lectura de tumbona, playa y sobremesa sin siesta. La teniente Beatriz Manubens, durante una operación policial, mató sin querer a un niño pequeño. Y ese drama le persigue. Pidió la baja, volvió al nido familiar y allí se reencontró con su pasado. Una amiga de la juventud ha muerto asesinada y su hijo ha desaparecido en extrañas circunstancias. Beatriz se lo tomará como un caso personal. “Crees que si salvas al niño, te salvarás a ti“ (317). Y la teniente pone todo su empeño en resolverlo. Recuperará amistades del pasado. Y emprenderá una investigación paralela a la oficial (con sus cámaras de seguridad, sus visitas a poblados suburbiales, sus excursiones por la Internet profunda) que le ayudarán a resolver el caso. La historia es entretenida, aunque a mitad de libro un tanto predecible, tal vez por el desarrollo de la subtrama de dos personas que cogen demasiado peso y ya intuyes por qué. Novela pasapáginas, en todo caso, en la que la protagonista ha de luchar con los traumas del pasado (no solo por ese niño muerto en el despliegue policial, sino por otro bebé que no llegó a ser), reconstruir la vida de su amiga (con mil sombras de que salen poco a poco a la luz) y en la que me ha interesado el papel de relaciones de varios personajes con la figura de sus padres y sus madres.

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Todos los cuentos

Sergio Ramírez

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Valoración:

No ha llegado el libro

Me da mucha rabia que el libro que más me apetecía de cuantos he solicitado hasta ahora a Edición Anticipada no haya llegado. Hice la petición hace dos meses y, extrañamente pues siempre había funcionado todo a la perfección, este no ha llegado. 🙁

He enviado correos electrónicos a Edición Anticipada pero no he recibido respuesta, me gustaría saber si ha habido un problema en la petición que hice, que no se ha cursado a tiempo o confirmar que sí que se hizo el envío del libro (me llegan al lugar de trabajo) para saber si por el camino ha habido algún problema que haya hecho que no haya podido llegar a su destino. Si fuera así, tal vez me plantearía cambiar el destino y que en lugar de llegar al trabajo me llegara a casa, para evitar situaciones de este tipo en el futuro. 

Sobre todo porque era un libro que me apetecía mucho. Espero que se pueda solucionar de alguna manera. Llevo dos meses con la cuenta atrapada. No puedo publicar la reseña porque no me ha llegado el libro y no puedo solicitar nuevos libros porque no he hecho la reseña (porque no he recibido el libro). En fin, un círculo vicioso extraño del que me gustaría salir. ¡Y no sé cómo hacerlo¡

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Cuídate de mí, de María Frisa

María Frisa

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Valoración: ★★★

Formas de maltrato

«Los familiares lloran por el muerto, por la vida que le queda, pero también por ellos mismos. Por la forma en que les va a afectar la ausencia, por lo que supone de pérdida, por lo que sienten que les han robado con sus muertes» (427)
María Frisa. Cuídate de mi. Plaza&Janés

¿Qué es el bien querer, el buen cuidar? ¿Qué es el amor cuando está mal expresado? Hay relaciones que se disfrazan de amor y no lo son, que se presentan con un cariño que no es tal. ¿Quiénes son las personas que dicen que te quieren y cómo lo demuestran, con hechos, de verdad? Porque los celos no son amor. Porque la posesión no es amor. Ni el control. Ni la venganza. Ni el chantaje emocional. De todo esto habla esta novela, que utiliza ese sustrato tóxico de muchas relaciones para construir una novela negra de gran poso, pero con una trama que no me termina de engachar. Tal vez porque la acción avanza demasiado lenta. Porque la alternancia de voces no termina de encajarme. Porque hay diálogos sin duda reales (el mundillo choni) que, sin embargo, suenan a cartón piedra una vez plasmados en papel. Esa atmósfera del tunning llena de estereotipos (el Isra, la Yoli, la Vane). La trama arranca con el hallazgo (en la hoguera de una feria medieval) del cadáver de un hombre acusado de abusos sexuales, absuelto por la justicia. Habrá que determinar ahora quién lo ha matado. ¿Ha sido venganza de la familia de las víctimas? ¿Han sido los odios de su pandilla de amigos? Dos policías especializadas en atención a victimas de malos tratos se encargan de la investigación. Una está más pendiente de la verdad. La otra quiere hacer justicia. Las dos arrastran un pasado de (des)confianza con parejas y familiares y eso acabará influyendo en la investigación. Son capítulos cortos que favorecen la lectura rápida, aunque algunos no aportan gran cosa para el avance de la trama. Al final, creo que lo más relevante de este libro es el trasfondo social que empapa muchos de los capítulos: el maltrato psicológico a la pareja (266), el miedo a la denuncia por maltrato (302), el preocupante y creciente machismo juvenil (369), la pervertida imagen de la juventud que ofrecen tronistas y otros programas. Me han golpeado especialmente los pasajes escritos en cursiva: ahí está la chicha del libro, no solo porque ayudan a esclarecer el caso, sino porque ofrecen reflexiones pocas veces leídas sobre el calvario de las víctimas, la investigación por los casos de violación, los abusos a menores, el corsé jurídico y policial para atrapar a los delincuentes. Me da la impresión de que la novela jugaba con buenos mimbres, pero que no se ha jugado bien con la estructura para aprovecharlos al máximo. Pero celebro la resolución, la autoría final del crimen, que otorga sentido al título del libro: ‘Cuídate de mi’.

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La villa de las telas, de Anne Jacobs

Anne Jacobs

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Valoración: ★★★

Un regalo ideal para...

Las referencias quedan muy claras ya en la contraportada, cuando se recuerda a Downton Abbey y a las novelas románticas de amores arrebatados e imposibles. Mucho de eso hay en esta novela de lectura fácil que reproduce los esquemas que folletines y telenovelas han comprobado que funcionan. ‘La villa de las telas’ cuenta la historia de una joven que entra a servir en 1913 a la casa de una familia de ricos industriales, poseedores de un negocio textil. ¿Cómo ha llegado esa chica ahí? ¿Por qué recibe el apoyo de los dueños de la casa? ¿Qué esconde su pasado? Las relaciones entre los amos y el servicio marcan el desarrollo de este libro en el que los personajes femeninos le ganan la partida (de largo) a los masculinos. No solo en el caso de Marie, una protagonista fuerte y desenvuelta, sino también en las dos hijas del industrial. Una, caprichosa y soñadora. Otra, como mandan los clichés, es envidiosa, desconfiada, vengativa. Y luego está Paul, el varón, el heredero de un negocio del que al principio se desentiende hasta que… Es verdad que los pretendidos misterios con los que se trata de envolver la trama en realidad no son tales y que, cualquier aficionado al género puede intuir con facilidad qué pasará una vez avanzado el libro. Es verdad que hay trucos bastante malillos para mantener el suspense (esas conversaciones cortadas a la mitad sin que haya fuerza mayor). Pero la autora consigue una urdimbre resultona que te invita a pasar páginas sin que apenas te des cuenta. Creo que es un libro fantástico para regalárselo a tu madre, a tu tía, a tu abuela, a ese batallón de mujeres lectoras que se zambullen sin temor en libros de más de 600 páginas donde las pasiones románticas vienen envueltas por cierta dosis de misterio. La autora consigue una atmósfera atractiva para este fin (los telares, la Europa de preguerra, los amores no correspondidos, los embarazos de padres desconocidos, las huidas y desapariciones…). Y un final abierto a continuación. Creo que al final le falta algo de punch (precisamente por ese deseo de dejar tramas sin resolver de cara a próximos libros), pero es un libro entretenido con pasajes evocadores, como los capítulos que se desarrollan en París. Apúntatelo como regalo.

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Un pequeño favor

Darcey Bell

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Valoración:

Un thriller norteamericano

“Si hubiera una versión de Luminol -ese líquido que usan para encontrar sangre en las escenas del crimen- para detectar la presencia de la pena, la mitad de la gente con la que nos cruzamos en la calle se encendería como un árbol de Navidad“ (pág. 119).
Darcey Bell. Un pequeño favor. Suma de letras

“Un thriller intenso, cautivador y asombroso“, dice la contraportada de este libro, al recoger una crítica del New York Journal of Books. Intenso, cautivador y asombroso. Vale. No para mí. Supongo que estos libros que parecen telefilmes de sobremesa dominical en Antena 3 tienen mucho éxito en EEUU y por eso luego llegan aquí con fajas que gritan sus bondades. Pero a mí no me enganchan estas historias que he leído/visto/escuchado tantas veces. Amistades y parejas construidas en la mentira, gemelos desconocidos, asesinatos fingidos para cobrar un seguro, pruebas de ADN, manchitas de nacimiento y tatuajes para identificar a alguien, el anillo como prueba inculpatoria. Nada nuevo bajo el sol. O sí. Aquí una de las protagonistas escribe un blog. Y es curiosa esa forma en la que utiliza los mensajes de Internet para construir un personaje distinto del que en realidad es. Stephanie gestiona una bitácora dirigida a mamás y ahí vuelca un mundo edulcorado que, de tan ridículo, acaba teniendo gracia porque imaginas la cantidad de psicópatas que puede haber detrás de blogs de gatitos y cupcakes ;). Imagino que habrá quien disfrute de este libro, quien se lo pase pipa con giros inesperados (los hay que de verdad lo son, gracias, sobre todo, al uso de tres voces para contar la historia). Imagino que habrá quien goce con la personalidad manipuladora de Emily (la amiga que le pide a Stephanie que cuide a su hijo para luego desaparecer… y ser más tarde hallada muerta). Imagino que habrá quien se entretenga con este thriller con sus dosis de sexo, pasado oculto e investigación. Porque hay libros para todos los gustos. A mí no me ha gustado, pero puede que a ti te entusiasme esta historia de amistades fingidas, parejas que se ocultan cosas e intentos de asesinato. Lectura ágil, sencillita para los amantes del thriller psicológico norteamericano.

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Háblame bajito

Macarena Berlín

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Valoración:

En el aire

Hay tres entrevistas: a un humorista gráfico que sobrevivió a la masacre de Charlie Hebdo, a una religiosa que vio de cerca el ébola en África, a un payaso que un día después del atentado de Bruselas cuenta cómo sobreponerse a la tragedia. Son tres testimonios de heroicidad, de superación, de aceptación de una vida que a menudo viene con sombras de más. La protagonista de este libro, Pita, es periodista radiofónica y comparte charla en su programa con estos tres supervivientes. Ella, que acaba de cumplir los 40, que se ha separado, que sufre a diario la mirada de un padre que quiere emparejarla por encima de todas las cosas (como si estar solo fuera condena) empezará a comprender con estas entrevistas la importancia de quitarle hierro a los problemas, de escapar de marejadas y surfear las olas cuando vengan de cara. En la página 81, Pita relata una de sus pesadillas más recurrentes: está tumbada en una playa, sube la marea, el mar levanta una ola inmensa y la engulle. “Yo no me muevo, dejo que pase“, dice. Será más adelante cuando descubra que la solución no está en dejarse llevar, en arrastrarse por el calendario, en dejarse comer por la rutina… El truco está en aprovechar la ola adecuada y domarla. No quedar sepultada por ella, sino subirse a una tabla de surf y cabalgarla. Este es un libro de muy fácil lectura, escritura sencillita, sin apenas trama, con una sucesión de capítulos cotidianos. Una novela urbana y modernilla con charlas de whatsapp, referencias al Cabify, las terracitas de moda, el running y postureo trendy. Hay que leerla pronto, si es que apetece leerla, porque tiene demasiadas referencias temporales (noticias, canciones o series) que dentro de poco pueden pasar de moda.

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