Al recibir el libro por parte de la editorial, no fui consciente de que se trataba del segundo perteneciente a una “saga” protagonizada por el inspector Manuel Bianquetti. ¿Lo bueno? No considero que sea necesario leer el primero para poder disfrutar de este. No tanto por la novela en sí sino por mi situación personal en el momento de leerla, debo admitir que la lectura se me hizo un poco lenta. No es mi temática preferida, pero aún así considero que es una gran apuesta para los amantes de la novela negra.

Benito Olmo muestra una narrativa clásica, ordenada y natural. En esta aventura, el inspector de policía Manuel Bianquetti, suspendido de empleo y sueldo, se ve obligado a aceptar un encargo para una empresa de seguridad que le lleva a vivir rodeado de asesinatos, puñetazos, sangre, tiros en plena calle, una prostituta, droga, una diva y un magnate de los negocios.

Localización: las calles de Cádiz. Tengo que decir que no conocer la ciudad no ha supuesto un problema: el libro incluye un pequeño mapa y el autor describe los escenarios a la perfección.
Benito Olmo consigue crear dependencia hacia sus personajes y hace que se le coja cariño a Bianquetti, un mastodonte de dos metros y pico, testarudo, brusco e impertinente.
Otra de las cosas a destacar es cómo es capaz de reflejar con claridad la situación política y social que nos ha tocado vivir en la última década. Corrupción, narcotráfico, chivatazos y mucha violencia son varios de los ingredientes de esta novela.

La tragedia del girasol es una novela negra con una buena trama, sólida y bien armada, y un personaje estrella que se gana inmediato la simpatía del lector. ¡No dudéis en leerla!

Lo primero que me llamó la atención de esta novela, una vez llegó a mis manos, fue la forma en que estaba narrada. No os voy a engañar, al principio no me convenció. Todo son florituras, estructuras algo enrevesadas y descripciones de situaciones y personajes que en un principio no se acaban de hilar entre sí. Pero poco a poco se le va pillando el truco y al final todo esto pasa inadvertido dejando paso a la historia en sí. Que también es algo enrevesada, ojo. Como ya se indicaba en la contraportada, los autores utilizan recursos cinematográficos para conseguir atrapar al lector en esta trama de intriga y misterios. Por eso resulta curioso que un mismo capítulo esté a su vez dividido en muuuchas partes (o «escenas») -algunas con apenas un párrafo de extensión- donde se nos muestran diferentes historias paralelas. Esto da lugar a que parezca que pasa muuucho tiempo, cuando en realidad todos los hechos narrados ocurren en apenas 48 horas. Este hecho a mí me confundió un poco, la verdad. Me cuesta creer que se creen vínculos tan grandes entre personajes que se acaban de conocer o la rapidez a la hora de investigar y actuar de la policía española…
Esta es una historia que se va descubriendo muuuy poquito a poco, y hasta casi el final no se llega a ver como un conjunto. Por eso prefiero no contaros nada importante de la trama. Sólo diré que trata de videntes, de ángeles caídos y el demonio, de investigaciones policiales y de sociedades secretas.

Una cosa MUY GUAY es el final del libro, literalmente. Las últimas páginas esconden secciones del mapa de Madrid de la época, donde están seleccionadas las casas o los sitios donde tiene lugar la acción de cada uno de los personajes (EH, OJO, ni se os ocurra consultarlo antes de terminar; yo lo hice y me llevé un spoilerazo que aún me duele).
Lo que más me ha gustado de esta novela ha sido poder pasear por las calles del Madrid de 1859 y observar las similitudes y diferencias respecto a la ciudad que es hoy en día. Las descripciones de los lugares donde tiene lugar la acción, desde los rincones más escondidos hasta las plazas más conocidas, te atrapan y te hacen viajar en el tiempo a una Madrid fría y algo sucia, pero a la vez intrigante y mágica.

Si me dieran a elegir, yo habría alargado el libro unas 50 páginas más, para darle un final más cerrado y con sentido. Tal y como lo dejan te quedas con la sensación de «¡¡¿¿y tanto lío para dejarlo así??!!». Qué le voy a hacer, no me gustan los finales abiertos. Sobre todo TAN abiertos como este. Pero igual tiene una parte buena y significa que, en un tiempo, tendremos una segunda parte 🙂

Como anécdota, destacaría la conversación entre el inspector Granada y el mesonero de la fonda que hay frente a la imprenta, donde vemos el inicio de lo que se pasaría a ser una gran tradición madrileña 😉 :

» – Haga usted el favor – le dice al mesonero de detrás de la barra-, de esa fritura de pescado que tiene usted ahí, ¿hay algo sin espinas?
– Hombre, tener, tengo calamar, si quiere se lo enharino en fritura.
– Muy bien – asiente Granada mientras saca la cartera-, me prepara quince platos y unas botellas de vino y me lo lleva todo ahí enfrente, a la imprenta. Me dice qué le debo.
– ¿Quince platos y su servicio, caballero? Va a ser un Cristo, con perdón.
Rezonga Granada:
– Pues me abre unos panes y mete la fritura dentro.
«Toma asquerosidad», piensa el mesonero encogiéndose de hombros.
– ¡Marisaaa, abre quince panes y pon dentro fritura de calamar!
La mujer asoma asombrada desde la cocina.
– ¡¿Calamares dentro de un pan?! ¿Estás idiota? «

«Ella buscaba aventura pero nunca pensó que llegaría tan lejos. Doce concursantes, un juego de supervivencia y una realidad alterada. Bienvenidos a la selva. Una aventura fascinante para fans de Los juegos del hambre o Perdidos».

Esto fue lo primero que supe sobre «Estás sola», cuando la editorial me ofreció leerlo hace un par de semanas. Al principio el hecho de que se pareciera tanto a «Los juegos del hambre» no me convencía del todo. ¿Qué gracia tiene leer un libro que se parece tanto a otro que ya existe? PERO menos mal que aún así me animé a leerlo, porque no tiene NADA QUE VER. Vayamos por partes.

Una de las cosas que más me ha gustado de este libro es cómo está narrado. Vamos conociendo la historia de tres formas distintas: hay capítulos narrados por la protagonista, «Zoo», que transcurren en la actualidad (por así decirlo, luego veréis a qué me refiero), capítulos narrados por un narrador omnisciente que se centran en las pruebas del concurso/reality y capítulos con «pantallazos» de un foro de Internet donde los espectadores comentan cada capítulo. Esto le da un ritmo muy interesante que me enganchó desde el minuto 1.

Podría decirse que el libro narra en total unas dos o tres semanas de actividad. Los capítulos con narrador omnisciente nos cuentan lo que ocurre al principio del concurso y van avanzando hasta llegar al punto en el que empiezan los capítulos de Zoo, de forma que al final del libro (pero no antes, porque se van intercalando unos y otros) por fin vemos la línea argumental completa. Estos «saltos en el tiempo» lían un poco al principio, hasta que le pillas el tranquillo y descubres que la Zoo que nos muestran al principio del concurso es un personaje muy diferente a la Zoo que narra sus propios capítulos. Ha ido evolucionando y en sus narraciones aparece más salvaje y desconfiada.

Para mi gusto, los capítulos más interesantes son los tipo B (narrados por la protagonista). Son los que nos descubren qué está pasando (¿continúa el concurso? ¿los cuerpos que vemos son maniquíes o cadáveres de verdad? ¿dónde está todo el mundo? ¿podrá Zoo seguir adelante sin sus gafas? ¿pronunciará por fin la frase «Ad tenebras dedi» y se rendirá? A mi parecer, los capítulos del concurso (narrador omnisciente) son un poco de «relleno» y, aunque son interesantes porque se conoce la mecánica del concurso, no me llamaron tanto la atención como los de Zoo en solitario.

Otra cosa que resulta algo confusa de este tipo de narración es los nombres de los personajes. En los capítulos tipo A (narrador omnisciente) se les llama tal y como los productores del reality los han «bautizado» (Zoo, Rastreador, Exorcista, Nena Carpintera, Camarera, Ingeniero, Animador, Ranchero, Biología, Médico Negro, Fuerza Aérea y Banquero), peeero en los capítulos tipo B, Zoo se refiere a ellos por sus nombres reales (Cooper, Amy, Randy, etc.). Esto hace que sea muy difícil asociar unos nombres a otros, teniendo en cuenta que son 12 concursantes (demasiados como para poder conocerlos a todos, a mi parecer).

SPOILER:

Hacia la mitad del libro descubrimos un nuevo personaje, Brennan. Con diferencia es mi favorito. Es el que logra romper la muralla que se crea a sí misma Zoo, colándose en su corazoncito. Aunque en un principio hace como que no le importa, vamos descubriendo que llega a un punto en el que se preocupa casi más por él que por ella misma.
Además, el personaje de Brennan nos sirve para darnos cuenta de cómo llega a estar de distorsionada la percepción de Zoo: cuando lo conoce interpreta que es un estudiante universitario que ronda la veintena, y cuando por fin descubre la realidad que le rodea se da cuenta de que es un crío que apenas llega a los trece años de edad.
Me encanta el vínculo que se crea entre ellos dos, ya que de alguna forma Brennan pasa a ser ese «hijo» que Zoo quiere tener y que a la vez teme llegar a tener. Me parece que es una forma muy tierna de hacer ver que su miedo a ser madre no está reñido con el cariño que es capaz de dar.
Por último, me ha encantado la forma en que ella se entera de todo. Alexandra Oliva describe a la perfección el shock que sufre Zoo cuando por fin se da cuenta de que sus sospechas más internas eran reales y nada de lo que la rodea forma parte del concurso. Aún así, me habría gustado tener más información sobre las causas de la plaga, sobre cómo es la vida en el granero/refugio de supervivientes, cómo sigue la vida de los demás concursantes supervivientes, etc.

FIN DEL SPOILER

En general, me ha gustado que se muestre que los medios son capaces de manipular la información que difunden sólo mediante la postproducción. En algunos capítulos vemos cómo uno de los productores da indicaciones al editor sobre el orden de aparición de los concursantes en la cabecera, en otros nos cuentan que lo que puede durar 3 horas de tiempo real, en la televisión se puede resumir en unos 2 o 3 minutos de forma que no resulte pesado al espectador y se puedan destacar los instantes que más interesan al programa. Todo esto te hace ver que prácticamente nada de lo que vemos en la televisión es 100% real, y que quienes tienen el control de los medios de comunicación son capaces de hacernos querer u odiar a un personaje (ya sea ficticio o real) según sus intereses y de la forma más sutil.

Para terminar, quería comentar que la primera frase del libro me recordó mucho al inicio de «La ladrona de libros» de Markus Zusak («Un pequeño detalle: Morirás»). Es el tipo de principio que te hace querer saber más. La de «Estás sola» me encantó y me animó a empezar a leerlo para descubrir qué iba a pasar. Por aquí os la dejo, a ver si a vosotros/as os pasa lo mismo 😉

«El primer miembro en morir del equipo de producción será el editor».